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I. ÁLVAREZ
Martes, 30 de enero 2007, 09:22
No es frecuente que mueran 520 personas en tres meses a causa de una gripe, pero así ocurrió entre enero y marzo de 2005 en España, cuando el temporal de frío, lluvia y nieve que azotó el país aquellos tres gélidos meses de invierno trajo consigo la llegada masiva del virus y multiplicó por once la tasa de afectados con respecto al mismo periodo del año anterior, cuando fueron medio centenar de enfermos los que fallecieron por este motivo. Los menores de 15 años fueron entonces los más perjudicados en número por los fortísimos constipados, pero los que no tuvieron fuerzas para contrarrestarlos resultaron ser las personas mayores de 65, más debilitadas en defensas.
El dato no es el más grave de los reflejados en la estadística 'Defunciones según la causa de muerte en 2005' que elabora cada año el Instituto Nacional de Estadística (INE) en lo que a número se refiere -las patologías cardiovasculares se mantuvieron como la primera causa de mortalidad en España, el 32,8% del total-. Si destaca es porque da una idea de la virulencia con la que hace dos años atacó esta enfermedad respiratoria contagiosa y de la impronta que dejó en otras afecciones. «Pueden relacionarse con la alta actividad de la gripe en el año 2005 otras enfermedades del aparato respiratorio», explica un portavoz del grupo sanitario del INE que ha analizado los datos. Cita la neumonía, que aquella temporada aumentó «un 77,2%», y «la bronquitis, enfisemas y los casos de asma». Entre ambas, sumaron cerca de 12.000 los pacientes atendidos en centros de salud del país. Además, la gripe «complicó» el desarrollo de enfermedades como el Alzheimer (subió un 37% la mortalidad), la diabetes (28,5%), la insuficiencia renal (26,9) y la cardiaca (26,1).
Defunciones
En conjunto, la tasa de defunciones en España se elevó en 2005 un 4,1% en relación al año anterior. Prácticamente, es una fotocopia de los datos de 2003, cuando la ola de calor en verano, en lugar del frío invernal, causó numerosas víctimas. Después de los infartos de miocardio y anginas de pecho, las dolencias que más víctimas causan son los tumores. En las mujeres, el cáncer de mama fue en 2005 el más significativo, por delante del cáncer de colon. En el caso de los varones, el cáncer de bronquios y pulmón es el que más se repite. Sólo hubo cuatro muertes menos que el año anterior por este motivo.
Hay pocos datos que subieron en sentido positivo. Los accidentes en las carreteras ocasionaron 4.457 muertes; en porcentaje, fue un 8,4% menos que en 2004. También los fallecimientos como consecuencia del sida bajaron: el 6,8%.
Suicidios
3.381. La cifra responde a los españoles que voluntariamente acabaron con sus días en el año 2005. De ellos, 2.557 eran hombres y 824 mujeres, es decir, por cada fémina, tres varones se suicidaron, según la estadística de defunciones que maneja el INE y que responde a una tendencia «decreciente» con respecto al año anterior del 3,6%. Por cada 100.000 habitantes, se dan siete casos de personas que ni fallecen por causas naturales ni esperan a envejecer para morir. Se salen de la curva estadística que dice que hay una «relación directa» en España entre mortalidad y envejecimiento. Asturias, Castilla y León y Aragón registraron las tasas de muerte más elevadas, al contrario que Melilla, Canarias y Madrid. Hubo un 8,4 por ciento menos víctimas en accidentes de tráfico
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