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Los familiares coinciden: paciencia, cariño y comprensión ayudan a sobrellevar la enfermedad. / CELEDONIO
Alzheimer, la doble cara de un drama
CANTABRIA

Alzheimer, la doble cara de un drama

Los cuidadores familiares acaban convirtiéndose en víctimas del sufrimiento con el que conviven

VIRGINIA GUTIÉRREZ

Martes, 6 de febrero 2007, 09:03

El mal de Alzheimer ataca al cerebro de los pacientes y al corazón de las familias...y a su vida personal, profesional, social y, por supuesto, a su salud. Quienes conviven con esta enfermedad tienen mucho en común; les cuesta mucho asimilarla, sufren tanto o más que los propios pacientes y al final, sobrepasados por la carga emocional, el estrés y la tensión terminan convirtiéndose en víctimas de la enfermedad. Una enfermedad que se lleva lo mejor de sus familiares, que borra de sus memorias hasta la identidad de sus seres queridos; que, por momentos, convierte a los enfermos en alguien que nunca han sido, que les vuelve otra vez niños, pero con menos capacidad para entender las cosas y, que les hace totalmente dependientes de todas las personas que les rodean.

Se calcula que en Cantabria hay entre 5.000 y 6.000 pacientes que sufren alzheimer. A algunos de ellos se les empieza por diagnosticar demencia senil o trastornos cognitivos, pero al final terminan por padecer la enfermedad. Sus familiares y cuidadores consideran clave el apoyo de los centros de día, que en la comunidad autónoma son más de una veintena. Pero el alzheimer avanza más deprisa que los recursos sanitarios. Faltan plazas en estos centros y las listas de espera se convierten, a veces, en interminables.

Por eso, quienes tienen a un enfermo de alzheimer a su cuidado, como de muchas otras enfermedades que implican atención máxima, han depositado muchas esperanzas en la Ley de Dependencia, una norma que en la región podría beneficiar a unos 8.000 cántabros en sus tres primeros años de aplicación (2007-2009). A esta ley los cuidadores familiares le piden, sobre todo, más personal especializado en esta enfermedad, apoyo económico y más plazas en centros de día. Hasta que llegue esa ayuda, se informan de los aspectos fundamentales que incluye la ley, especialmente del baremo que deter- minará si sus enfermos tienen una dependencia moderada, de 25 a 49 puntos; severa, entre 50 y 74 puntos o una gran dependencia, de 75 a 100 puntos, que son los máximos que se pueden obtener en esta clasificación.

Los hijos, hermanos, maridos o esposas de muchos enfermos de alzheimer saben que éstos, por desgracia, y porque ni pueden comer sólos, ni pueden lavarse, ni pueden atender a sus necesidades fisiológicas, cumplen todos los requisitos para obtener el 100 por cien de los puntos, pero también son conscientes de que a la hora de otorgar las ayudas se estudiarán muchos otros factores. Ahora les toca esperar. El alzheimer se lleva lo mejor de las personas y, por momentos, cambia su forma de ser Los familiares agradecen el apoyo de los centros de día, claves para ellos Los cuidadores tienen muchas esperanzas en el apoyo de la Ley de Dependendencia

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