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jlperez@eldiariomontanes.es
Domingo, 11 de febrero 2007, 02:53
JOSÉ LUIS PÉREZ En ocasiones, en muchas ocasiones..., se comete el error de la precipitación, del juicio fácil sin tener argumento o de la ejecución de la obra sin haber necesidad u oportunidad. Es humano, pero a veces evitable. Sin olvidarme de los inutilizados fingers del Aeropuerto de Parayas -pronto será necesario repararlos sin haber sido apenas utilizados-, traigo esto a colación por un 'acontecimiento' que ha tenido lugar en un pequeño pueblo de Cantabria esta misma semana. Me comentan, personas que presenciaron el 'espectáculo', que un párroco, en la homilía del funeral, por razones que desconozco, «se cebó» con la persona finada, a la sazón considerada de siempre «muy religiosa» entre los vecinos del pueblo. Sus razones tendría el sacerdote, ¿pero qué necesidad tenía a estas alturas? El resultado fue doble, el que cabía esperar -varias personas abandonaron el templo- por una parte, y el no deseado -alguno se encaró con el cura, llegándole a faltar gravemente- por otra.
No cabe duda que el párroco de este pueblo de la región, cabeza de municipio costero, podía no haberse complicado la vida, podía haber resuelto con oficio, podía haber 'pasado' el funeral a un colega..., pero no, centró sus críticas en la persona recién fallecida, allí de cuerpo presente.
Pero, claro, esto por excepcional no puede ni debe significar una crítica generalizada para la Iglesia, pero son formas de actuar que no agradarán ni a monseñor Carlos Osoro ni al futuro obispo de una Diócesis que sigue vacante desde mediados del año pasado. Hay que asegura que será Osoro quien cierre la Puerta del Perdón y clausure el Año Jubilar Lebaniego, ya que parece que el Nuncio tiene 'algunas' dificultades para encontrar el 'pastor' idóneo para conducir a los fieles de la región.
Otro sacerdote también ha saltado estos días a los medios de comunicación: el párroco de Sámano. Quería entrar el política y el arzobispo de Oviedo le ha 'aconsejado' que decline la invitación que le había formulado el Partido Regionalista de Cantabria. El debate está abierto sobre si los religiosos deben o no implicarse en política. Hay opiniones para todos los gustos, pero me quedo con la reflexión que me hizo el otro día un amigo: «Si dicen que hay pocas vocaciones y pocos curas para atender las necesidades de la Iglesia, resulta contradictorio que algunos se dediquen a hacer política en lugar de hacer labor pastoral».
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