Borrar
Articulos

Cuba, el 'Paradiso' de Lezama

M. A. CASTAÑEDA

Lunes, 19 de febrero 2007, 11:34

El régimen cubano intenta borrar las huellas su ignominia. En la Feria del Libro de La Habana -un evento (palabra comodín en el lenguaje habanero) anual para mostrar la cara amable del castrismo- se ha presentado una reedición de la novela 'Paradiso' con motivo del cuarenta aniversario de su publicación.

Con ese acto pretenden los censores castristas enterrar la persecución implacable contra el autor de una de las piezas claves del denominado 'boom latinoamericano', el poeta José María Andrés Fernando Lezama Lima (1910-1976).

'Paradiso' es una pieza de orfebrería literaria, una novela esencial para las letras castellanas. Contemporánea de libros como 'Cien años de Soledad', 'La ciudad y los perros', 'Rayuela' o 'La muerte de Artemio Cruz' supone una innovación absoluta con un atrevimiento formal inusitado y con una descripción de la homosexualidad que acarreó la condena al ostracismo del libro y de su autor. El machismo-leninismo de Fidel Castro y sobre todo del mitificado Che Guevara determinó la persecución de quienes, como Lezama, fueron calificados de asociales, pervertidos y desviados.

José Lezama fue un poeta alejado de la política. Elogió el triunfo de la Revolución en sus albores, en 1959, y era un escritor utilizado por el régimen como una prueba más de la 'normalidad' cubana. Tras el bochornoso 'caso Padilla' y la denuncia explícita que hizo contra Lezama, su obra y su persona fue condenada definitivamente al silencio, al ostracismo. 'Paradiso' nunca volvió a imprimirse en Cuba -tan sólo la primera edición llegó a algunas librerías- y el nombre de su autor quedó en la letra pequeña de los libros de texto.

La represión iniciada por Castro en lo que se llamó 'la noche de las tres pes' (prostitutas, proxenetas y pederastas) llevó a la cárcel o a campos de 'reeducación' a muchos intelectuales y determinó la 'muerte civil' de 'el poeta inmenso' como le llamaban sus discípulos.

Ahora se reedita en Cuba 'Paradiso', pero la deuda que tiene Cuba con Lezama no se salda con ese leve gesto. El autor de libros de poemas tan espléndidos como 'La muerte de Narciso', 'Enemigo rumor' o 'La Fijeza' murió en La Habana, asfixiado por la humedad y el asma, solo y en silencio. Su funeral y entierro se ocultó, apenas un puñado de amigos asistió al sepelio. Reinaldo Arenas, lo describe de esta forma en 'Antes que anochezca': «Un día Amando López me dijo: ¿Cómo se nos fue Joseíto!. Y yo le pregunté: ¿Qué Joseíto?. Y me dijo: ¿No te has enterado? Ayer se murió Lezama Lima. Entonces me mostró una pequeña nota que, entre varias noticias insignificantes anunciaba en términos muy breves esta noticia: 'Efectuado el sepelio de José Lezama Lima'. No anunciaron su muerte sino su sepelio. Lo hicieron para evitar que sus tantos admiradores se reunieran en la funeraria». Cabrera Infante en su libro 'Vidas para leerlas' incide, con testimonios directos, en la soledad de la misa funeral y en el entierro casi clandestino del cuerpo de Lezama en el cementerio Colón.

La tumba del autor de 'Paradiso' es apenas una lápida anónima en el camposanto habanero, popularmente conocido como 'el reparto Bocarriba'. El Gobierno cubano debería reconocer el error y erigir un panteón digno para uno de los más grandes poetas del siglo XX y de un cubano que amó singularmente a su patria y especialmente a una ciudad: La Habana, urbe de la que apenas se separó durante todos los días de su vida.

Reeditar 'Paradiso' está bien, pero no es, ni de lejos, suficiente. Lezama sigue siendo un autor poco conocido en su patria y merece que su figura sea restaurada en toda su importancia, que se repare el error y se le devuelva la dignidad que ganó con sus poemas y con su empuje emprendedor como dinamizador de la creación literaria en La Habana.

Lo explica mejor que nadie Cabrera Infante, el infante difunto de Zulueta, 408: «Es evidente que 'Paradiso' no remite a Dante como se ha creído sino a Milton y al Paraíso perdido. Ese paraíso es la Cuba que se fue, o mejor, de la que lo expulsó un nuevo dios, cruel, usurpador, hereje máximo».

Dentro de tres años, en enero de 2010, se cumplirá el centenario del nacimiento de José Lezama. Ese será el momento del gran acto de desagravio y reparación que merece el gran escritor habanero, quien mejor entendió la ciudad de la que hizo una metáfora perpetua. Mientras, debe dignificarse el enterramiento del escritor y poner en valor su casa-museo en la calle Trocadero, en Centro Habana. Para esa empresa de rehabilitación de la figura de Lezama no es preciso esperar a la efeméride del centenario y desde España la deuda está impagada. Por ello el Ministerio de Cultura debería tomar la iniciativa con la propuesta de erigir un panteón para Lezama y celebrar en La Habana un ciclo de conferencias sobre su obra y su personalidad.

Un Gobierno como el español, que ha hecho bandera de la defensa de los derechos de los homosexuales, tiene en este asunto una doble obligación: La de rendir homenaje a uno de los mejores poetas en lengua española y la de limpiar la memoria de un hombre que fue vejado, perseguido y condenado al ostracismo por su condición sexual. El poeta Lezama Lima merece más que una mera reedición de su novela 'Paradiso'. El régimen cubano, que le persiguió en vida, debe rehabilitar plenamente al gran escritor cubano

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Cuba, el 'Paradiso' de Lezama