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GUILLERMO BALBONA
Jueves, 8 de marzo 2007, 09:28
La infancia y adolescencia en Santander; la fragmentación inevitable de las vivencias personales; los retazos de experiencia...Fernando Mastretta ha regresado al panorama expositivo cántabro de la mano de la galería santanderina Del Sol St., de Fernando Zamanillo, con la colaboración de la sala Heinrich Erhardt de Madrid. La pintura como soporte idóneo de la memoria y la expresión de sucesos vividos habitan en los códigos personales de la pintura de Mastretta (Barcelona, 1961) que, a través del vacío que deja una pérdida, vertebran esta muestra.
Un ejercicio, fruto de la memoria, sobre su vida en la capital cántabra, ese poso dejado por «la herrumbre de los barcos conducidos al desguace, el trasiego de la bahía, o los pescadores de la dársena». Dragando los recuerdos, entre el sueño y las presencias, se exhiben obras claves junto una serie de pequeño formato, 'Fishing hunters', y el homenaje a la 'Balsa de la Medusa' de Gericault. 'Te sientas a cenar y la vida a la que estabas acostumbrado se ha ido' es el epígrafe de la muestra.
«A través de esa experiencia comprendes que el resto, antes menospreciado, merece intensidad; A veces la vida no basta y hay que acercarse a la pintura... Descubres, que lo mejor de la experiencia es poder transmitirla», confiesa el artista.
-'Te sientas a cenar y la vida a la que estabas acostumbrado se ha ido '. Podía ser el inicio de un cuento existencial de muchos narradores de hoy. ¿Cómo continúa pictóricamente el argumento de esta exposición?
-La exposición esta dividida en cuatro bloques temáticos:
Los collages y dibujos que surgen de la noción del paso del tiempo; Los reflejos de la vida cotidiana; La soledad del trabajo del pintor; y la humanidad que tras naufragar navega a la deriva con esperanza (La Medusa)
-Decía Nietzsche que «lo que perdemos lo poseemos para siempre». ¿Este es el sentimiento que se mueve tras sus últimas pinturas?
-A través de la pintura se objetualizan los recuerdos. Su materialidad permite transformar la pérdida en algo físico y, por lo tanto, real.
-Vive al margen del gran ruido mediático, aparentemente desde la soledad y la intimidad de su estudio soriano. ¿Considera que la privacidad y la intimidad son esenciales para el desarrollo creativo?
-Trabajo en Soria pero resido en Madrid. Tras la experiencia, la lejanía me permite madurar las ideas y reposar las vivencias.
-Entre el último Mastretta que expuso hace ya años en Santander (en Silió) y éste de Del Sol, ¿qué ha cambiado en su concepción de la pintura y en el desarrollo del hecho artístico en general?
-Mi proceso de trabajo requiere de una búsqueda constante para lograr la máxima efectividad con pocos recursos y, por tanto, la evolución es constante.
-La evocación de Santander se halla en el trasfondo de su exposición. A la hora de pintar, esa melancolía o nostalgia ¿se interioriza, se intelectualiza incluso, o uno se deja llevar por esa mezcla de experiencia y oficio?
-Por supuesto, se intelectualiza. Cuando recurres al pasado, éste inequívocamente se funde con imágenes actuales. La experiencia es la herramienta selectiva.
-¿Qué es la emoción para Fernando Mastretta?
-Emoción es comprender los mecanismos mediante los cuales están ordenadas las cosas y los elementos naturales.
-En el fondo, ¿también se pinta contra el olvido?
-Si has educado tu sensibilidad, lo que percibes te pertenece y cuando lo pierdes la pintura te permite recuperarlo y fijarlo.
-¿Tiene conocimiento de cómo transcurre la vida cultural en Santander?
-Sí, aunque de forma esporádica. Mi mujer y mi hijo son de Santander y mi familia vive aquí. Mantengo algunos amigos y vengo todo lo que puedo.
-Dígame los tres hechos, acontecimientos o sensaciones más llamativas que, a su juicio, ha vivido el mundo del arte en los últimos años.
-El auge de los museos y centros de arte; segundo, la figura esencial del 'curator' y, por último, la globalización a través de internet
-A aquellos que no se han preocupado por arañar tras la veladuras de su nombre, ¿qué les diría para invitarles a conocer su pintura?
-Utilizaría un enunciado de la escritora Siri Hustvedet, "a veces la vida no basta" hay que acercarse a otras emociones como la pintura.
-¿Cuáles son las raíces de su visión plástica?
-La traducción de la percepción de la realidad a un lenguaje pictórico reduccionista, expresivo, interaccionado por el color.
-¿Hay que escuchar a quienes pronostican, de nuevo, la muerte de la pintura?
-La pintura es un suceso; un hecho en sí mismo. No puede morir
-¿Cree que la pintura es también un cobijo frente al mundo y una azotea privilegiada para poder interpretarlo?
-Cobijo nunca, pero sí un lugar en lontananza que no está en ningún sitio pero que te ofrece una visión del mundo, quizá no privilegiada pero sí diferente.
-¿Cómo se define el Mastretta pintor en el diversificado y, a veces, desconcertante panorama de la plástica española?
-Un artista que madura en el siglo XXI habiéndose formado en el siglo XX.
-'Te sientas a cenar y la vida a la que estabas acostumbrado se ha ido ¿La memoria nos salva o sólo pintamos espejismos para saldar la deuda con nuestras pérdidas?
-No tengo el concepto de deuda sino de agradecimiento por disfrutar de la singularidad que me brinda la vida.
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