

Secciones
Servicios
Destacamos
TEXTOS:
Viernes, 30 de marzo 2007, 03:56
Difícilmente Shakira podrá olvidar la noche de este pasado miércoles, cuando cantó por fin su esperado concierto de las Pirámides de Giza ante miles de personas. Tampoco sus fans, aunque muchos de ellos, vencidos por el caos circulatorio provocado por la colombiana, se tuvieron que conformar con verla desde una duna.
'La mujer llena de gracia' -que es lo que significa su nombre en árabe- consiguió que sus incondicionales movieran esas caderas que no mienten, pues pocas veces habrá encontrado la colombiana entre su público tantas seguidoras que saben moverse tanto o mejor que ella.
Contrariamente a lo que suele ser El Cairo, casi no se veían velos entre las asistentes, sino melenas al viento entre un público mayoritariamente femenino que había pagado un mínimo de 400 libras (70 dólares) para ver a su ídolo.
La colombiana cantó en la Meseta de las Pirámides, allí donde normalmente se celebran los famosos espectáculos de luz y sonido, en un escenario con fondos variables y dos pantallas gigantes a los dos extremos. Un derroche de modernidad en un espacio antiguo como pocos.
El público no paró de moverse en un espectáculo que combinó lo árabe, lo anglosajón y lo latino, pero en los alrededores de las Pirámides los que no se movieron fueron los kilómetros y kilómetros de coches de desesperados fans que finalmente se perdieron el concierto. Los desafortunados oyeron 'Ojos así' desde la ventanilla de un taxi o, en algunos casos, encaramados en una duna a la que llegaban los acordes de 'Fijación oral'.
Los que tuvieron el privilegio de disfrutar en directo con los ritmos de la popular cantante pusieron a prueba su paciencia y se enfrentaron al desbarajuste circulatorio de la ciudad más poblada del continente africano. Solo esos privilegiados, que pese a todos los obstáculos fueron varios miles, hicieron realidad su sueño y se identificaron sobre todo con los ritmos árabes incluidos por la colombiana.
La apoteosis del concierto fue cuando Shakira se puso un traje de baile oriental de dos piezas. «Ha llegado el momento de que bailéis. Egipto, te quiero ver bailar», dijo Shakira a los espectadores. Tras los aires árabes, la estrella pasó a los ritmos ingleses de 'Fijación oral 2', y más tarde a las canciones en español interpretadas con música oriental. Al cabo de una hora y media de espectáculo, la cantante se despidió del público, pero cuando éste empezaba a abandonar el recinto, se vio sorprendido por una melodía familiar: Shakira volvió al escenario con otro traje de lentejuelas y se puso a bailar 'Las mil y una noches', la canción que inmortalizó la cantante egipcia Um Kolsum.
Cuando terminaban los acordes de 'Las mil y una noches', mil y un taxistas intentaban todavía llegar a la Meseta de las Pirámides. Sus pasajeros se habían perdido uno de los contados espectáculos internacionales llegados hasta allí. Los que no se lo perdieron, emprendían entonces una caminata por el desierto en busca de sus coches, aparcados en algún remoto lugar.
Viaje a España
Y casi sin solución de continuidad -su frenética gira no se lo permite- y tras dormir no demasiadas horas, Shakira emprendió viaje ayer al mediodía desde El Cairo hasta Granada, primera parada de su estancia en España, que también pasará por Torrevieja (Alicante) y Santander. El aeropuerto García Lorca de la ciudad andaluza recibió a la estrella de Barranquilla a media tarde. Su avión privado, con parte de su familia y su equipo completo de músicos, aterrizó sin problemas. Allí la esperaban aficionados, fotógrafos y periodistas.
«¿El avión acaba de aterrizar!», anunció un Guardia Civil y en breves instantes un seat Alhambra oscuro con las ventanas ahumadas paró delante de una veintena de periodistas nerviosos, con alcachofa, cámara y libreta en ristre. Eran las cinco y media de la tarde y por unos instantes se pararon los relojes. Shakira de-tuvo el tiempo.
El coche frenó y un hombre de acento latino dio las buenas tardes, abrió la puerta a la cantante y una mujer pequeña, muy pequeña, apareció ante la atenta mirada de más de cuarenta ojos, que cuando la vieron, dudaron al menos durante un segundo que fuera realmente la 'sex symbol' colombiana, esa que se demuestra explosiva, sensual y arrebatadora encima del escenario, pero discreta y tímida fuera de él.
La verdad, la primera impresión fue un tanto decepcionante. Una chica joven, de un escaso metro y medio de altura, con el pelo recogido a medias y con unas grandes gafas de sol, que le tapaban casi toda la cara. Lo que no pudo transmitir con sus ojos lo hizo con su alegre y constante sonrisa. Bufanda, chaqueta negra de cuero, taconazos 'countries' y unos vaqueros ajustados que dejaban traslucir el tipazo de la artista. Por lo demás, podría haber sido cualquier treintañera mona.
«Para mí es un honor estar aquí en esta tierra, poderle cantar a esta gente mañana... Ojalá que les guste el concierto, les traigo mucho cariño (ja, ja,ja)». Las primeras declaraciones emanaban algo del glamour que se espera de una estrella de la canción internacional, referencia de muchos y muchas de quince, treinta y cincuenta años... Y de menos y de más edad.
Lo de ir a La Alhambra lo tiene difícil entre entrenamiento, ensayo y concierto... Además, ya van más de un centenar de actuaciones y el cansancio arrecia.
Sobre el espectáculo que se verá en España, que promete ser todo un show digno de esta gran estrella de la canción, sí que se explayó. Y parece que será diferente al presentado en Egipto o la India. Son las ventajas de compartir idioma. «Va a ser un recorrido de lo que he estado haciendo desde que empecé mi carrera con 'Pies descalzos'. Yo creo que he elegido algunas de las canciones que ya la gente conoce, con las que mis fans se sienten particularmente fa-miliarizados... Voy a hacer una especie de recorrido por mi historia musical, desde 'Pies descalzos' pasando por '¿Dónde están los ladrones?', 'Fijación Oral' y 'Servicio de lavandería'», adelantó la cantante, famosa por su movimiento de caderas.
«Ya han sido ciento y tantos conciertos desde que empezamos en Zaragoza hace ya casi un año. Me alegra volver a España para estas citas de Granada, Alicante y Santander», recordó esta descendiente de padre libanés, añorando un descanso hasta no permitido por esta gira y su colaboración con otros artistas, entre ellos Alejandro Sanz.
¿Qué veremos sobre el escenario?: «Mucha energía, mucha música, mu-cho baile y todas mis ganas», prometía. ¿Y...?: punto y final. Esto fue todo, cinco minutos, que dieron mucho de sí. Y antes de marcharse camino al hotel, una Shakira cercana, amable y paciente posó para el personal de la zona vip del aeropuerto y alguna intrusa en forma de fan. Trabajadores que miraban de soslayo el reloj, y que desocuparon por «un ratito» de sus labores. Todo vale, podrán presumir ante los amigos de haber estado a menos de un metro de la mismísima Shakira, que sobre las tablas se convierte en toda una gran diosa del baile y la canción.
En Santander, es complicado saber si habrá suerte o no, porque la organización guarda un absoluto secretismo sobre la llegada de Shakira a Parayas y sus planes en la ciudad, antes y después del concierto. Habrá que tentar a la suerte... Lo único seguro es que el lunes por la noche abarrotará el Palacio de Deportes (22,00 horas) en uno de los actos de envergadura que pondrán el broche final a la programación de 'Liébana 2006-07. Cantabria, tierra de júbilo'.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.