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REDACCIÓN
Viernes, 11 de mayo 2007, 03:52
El puente de Treto, diseñado hace cien años por discípulos del genio francés Alexandre Gustave Eiffel, presenta una tipología única en Cantabria y escasa en España. Destaca la armonía que dibujan sus celosías metálicas y la peculiaridad de su extenso tramo giratorio que se pretende recuperar, dentro del proyecto integral de rehabilitación. Su movilidad se lograba gracias a un llave que hacía de manivela. Este trabajo lo realizaban los camineros en menos de cinco minutos para permitir el paso de barcos que se adentraban en la ría en dirección al puerto de Limpias. Su estructura metálica, de 172 metros de longitud, contó con más de 543 toneladas de hierro forjado, fundido y laminado, acero, plomo y bronce.
El hierro provino de la ciudad belga de Amberes, los tramos parabólicos se montaron en Mieres por una empresa constructora de la localidad asturiana, y el tramo giratorio se montó en Lieja (Bélgica).
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