Ángela Bustillo se 'desmadra'

Ay, Ángela. Cómo quitar ahora la razón a los que allá por febrero ya adivinaban lo que hasta ayer parecía mala fe. Ya no bastan tus palabras entrecomilladas en éste tu medio impreso de cabecera -así lo asegurabas- y que ahora, con melancolía, recordamos: «A los que decían que iba a salir en Interviú, ya ves que no lo he hecho. Y no será porque no me lo han ofrecido. No lo acepto porque no es a lo que me dedico...» Claro que corría el cinco de mayo de 2007, un día en el que nos relatabas tus sueños: «casarme dentro de tres meses» y tus anhelos de «vida tranquila» en Santander. Ojo, enseguida añadías una frase premonitoria: «A la larga no se sabe».

Y un mes es eternidad para quien pasa por la vida cual gacela y tal vez pague de un plumazo la hipoteca del hogar de casada.

Ayer tu estampa brilló en los kioscos y tu nombre se escuchó en todos los rincones de esta tierra que dices que no te quiere bien. Se habla del acabado de tu operación de pechos, de lo que te favorece tu flequillo, de si hay retoque fotográfico, del amplio despliegue que te dedica la revista, del póster que agrega para incondicionales, de la corona de miss que luces sin rubor, de si eres larga de piernas, estrecha de caderas o torcida de miras.

Lástima que «el contrato» te cerrara la boca. Tendremos que esperar hasta la semana próxima para saber cuándo, cómo, dónde y cuánto. No vaya a ser que ese corazón que muestras sin sostén en el reportaje te traicione y mande al traste tus metas.

Lejos de lamentar el 'donde dije digo...' lo que en verdad entristece es haber perdido la oportunidad de saber qué nos hemos perdido sin tu presencia en los carteles electorales. Además de madre, de miss y de 'superviviente', confiesas en cueros que hace dos años que militas en Izquierda Unida, y que preferiste pasar dos días en el islote de Cayos Cochinos que estar en la candidatura de Convocatoria por Cantabria al Gobierno regional. Estos días convulsos, en los que regionalistas y socialistas tejen su maraña de pactos, quizás no fuesen tal con Ángela Bustillo de contrincante. Aquéllos que en su día te prestaron su apoyo, hoy se enzarzan en otras trascendencias alejadas de comunicados en favor de tu lucha por la igualdad.

«Ojalá posaran así todas las madres trabajadoras», dicen que has dicho, al lado del sugerente ofrecimiento «Bájatela al móvil» con un simple sms. Insisten en llamarte «charcutera», como si tus mañas cortando jamón significasen algo más que un medio para conseguir más elevados propósitos. Y no pasa una semana en la que no tengamos noticias tuyas. Tus vecinos del barrio de Peñacastillo viven en un «ay» perpetuo, y tus conciudadanos de Santander, con ironía montañesa, retoman el «cocido en los Tojos» al que ibas a invitar a tu admirado, a la par que cuasi rival en las urnas, presidente en funciones del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que tantas veces intervino en tus programas para coronarte Miss Universo.

Ay, Ángela. En Cantabria pactando y tú jugando a 'superviviente' en vez de poner orden en esta política regional que necesita un soplo de aire fresco. Y vas y nos dices que «el contrato» te calla. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.