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Un operario fija la amarra del 'Rainbow Warrior II», el buque insignia de Greenpeace. / EFE
Greenpeace afirma que el Mediterráneo sólo se salvará si aumenta la protección
Sociedad

Greenpeace afirma que el Mediterráneo sólo se salvará si aumenta la protección

Demanda medidas contra la urbanización irresponsable y planes de recuperación de especies pesqueras para conservar un mar enfermo que es vital para España

MANU MEDIAVILLA

Martes, 10 de julio 2007, 09:58

«El Mediterráneo es un mar vital para España, pero está enfermo y necesita que nos movilicemos", advirtió ayer el director ejecutivo de Greenpeace, Juan López de Uralde, a bordo del buque ecologista 'Rainbow Warrior II', atracado en el puerto de Sagunto para comenzar la parte hispana de la campaña 'Recuperemos el Mediterráneo'. La solución, remachó, pasa por la creación de una Red Global de Reservas Marinas -el equivalente a los Parques Nacionales terrestres- que cubra el 40% de su superficie. Ahora la protección apenas alcanza al 1%.

Tras insistir en que «no hay tiempo que perder en la adopción de medidas urgentes», López de Uralde avaló la efectividad de las reservas marinas con datos de experiencias previas que «en sólo cinco a diez años han conseguido multiplicar hasta por diez la biomasa extraída», lo que revela una gran reproducción de los recursos. Junta a esa propuesta, la organización ecologista añade otras, como planes de recuperación de especies pesqueras, depuración de aguas residuales, medidas contra la "urbanización irresponsable" e impulso de energías renovables contra el calentamiento global.

Riqueza dilapidada

Este catálogo de demandas da idea de los graves males que aquejan a lo que Greenpeace describe como «uno de los ecosistemas marinos más bellos y ricos» (su 0,7% de la superficie marina mundial contiene el 8-9% de la biodiversidad marina), pero «también uno de los más maltratados y amenazados». Máxime cuando al ser un mar semicerrado necesita todo un siglo para renovar por completo sus aguas y es muy sensible a la contaminación y otras agresiones ambientales. Es lo que pretende denunciar el periplo español del 'Rainbow Warrior II', cuyo predecesor fue hundido por los servicios secretos franceses hace justo ahora veintidós años.

Fiebre constructora

La lista de enfermedades expuesta por López de Uralde y el director de campañas de la organización, Mario Rodríguez, es amplia. La sobrepesca se resume en un 85% de recursos ya explotados, de los que un 50% lo están plenamente, un 15% de forma excesiva y un 20% se han agotado.

Ejemplos simbólicos son el atún rojo, cuya cantidad ha descendido un 80% en 20 años y prácticamente ha desaparecido en la costa balear, y el uso de las prohibidas redes de deriva en países como Francia o Italia. Como problema añadido, más de 600 especies foráneas introducidas compiten con las especies autóctonas por el alimento y el espacio y alteran el equilibrio en el medio marino.

Especialmente grave es la degradación del litoral como resultado de la construcción masiva. De los tres millones de viviendas nuevas aprobadas el año pasado en la España «con vistas al mar», 1,6 millones corresponden al ámbito mediterráneo. En 2006 también se proyectaron 275 campos de golf y 36 puertos deportivos. Frente a esa fiebre constructora, Mario Rodríguez insistió en el «decálogo de urbanismo sostenible» de Greenpeace , que contempla un tope del 10% al aumento de urbanización en los planes municipales, exige garantizar agua y energía antes de edificar e impide levantar viviendas asociadas a las citadas instalaciones de ocio para evitar cualquier especulación.

En el caso de los puertos deportivos aboga por una moratoria. Y en cuanto a la planificación inmobiliaria argumenta que, lo mismo que se ha recalificado suelo como urbanizable, podría y debería quitársele esa calificación.

Contaminación

Otro capítulo de preocupación es la contaminación, que en el caso de los vertidos de hidrocarburos daña gravemente a la zona mediterránea, que padece el 17% del total mundial. Cada año, denuncia Greenpeace , las actividades de los buques suponen el vertido deliberado a ese mar de 100-150.000 toneladas de crudo. También contamina la industria, y hasta las desaladoras con su salmuera. Y sin olvidar, en el caso español, las aguas que vierten los 800 municipios sin depuradora.

Además, el Mediterráneo se considera muy sensible al cambio climático, que hará subir el nivel del agua 20 centímetros en 2050, lo que supondrá un retroceso costero de 20 metros. A ello se suma el dragado de arena y grava para la reposición artificial de playas, que poco a poco va destruyendo fondos marinos, modificando los oleajes cerca de tierra y aumentando la erosión.

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