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TEODORO SAN JOSÉ
Miércoles, 18 de julio 2007, 02:59
El consejero de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Biodiversidad, Jesús Oria, indicó ayer el «interés y apuesta» del Gobierno y de su consejería por la industria agroalimentaria referida a la manzana y a la sidra «por su gran potencial» y como atractivo para jóvenes agricultores. Así lo señaló ayer durante la presentación del libro 'El trujal. Historia, leyendas y notas sobre la manzana y la sidra en Cantabria' que ha acaba se publicar Javier Tazón en la editorial Cantabria Tradicional.
«Creemos que este producto, su producción y elaboración va a atraer a jóvenes emprendedores», afirmó Oria, al tiempo que hacía notar que, pese a la pequeña producción en Cantabria, «cada vez hay más interés y demanda por la sidra». De ahí «la apuesta por este producto desde la consejería», señaló el consejero, destacando los cursos de formación y experimentación de sidra que desde hace varios años se llevan a cabo en el Centro de Investigación y Formación Agraria que su departamento tutela en Muriedas.
«Se trabaja no sólo para formar a jóvenes elaboradores», dijo Oria, «sino para recuperar antiguas variedades de manzana», actividades con las que la consejería de Desarrollo Rural quiere «contribuir a crear una fuerte industria agroalimentaria ligada a la sidra». En su opinión supondría el resurgir de un producto que «cuenta con mucha historia y tradición en nuestra región»:
No obstante y de momento, esa actividad no pasa de incipiente. Tazón, fundador de la Cofradía de la Sidra de Cantabria y autor del libro presentado ayer, señaló que la extensión dedicada en Cantabria a la manzana ronda las 10 hectáreas, mientras que su producción es de unos 75.000 litros, que equivalen a unas 100.000 botellas.
Referencias históricas
Según Tazón la producción de manzanas y sidra estuvo muy extendida en Cantabria, pero los impuestos acabaron por dejar como residual esa actividad sidrera. «Uno de los impuesto, la sisa fue el principal causante de la pérdida del sector», afirma Tazón.
Existen evidencias y referencias históricas a la sidra en Cantabria desde 1058 (bienes como pomaradas o barricas de sidra legados a la iglesia en Liébana), 1187 (el Fuero de Santander regulaba la bebida y libre venta de la sidra), 1350 (en el libro Becerro de las Behetrías se habla de la sidra y se cita a Gajano, Orejo y Santoña), o, por citar otras, en el siglo XIV, en las ordenanzas de Torrelavega y Cabezón de la Sal.
El autor del libro, además de profundizar en la historia, ha novelado en una segunda parte cuentos y leyendas sidreras a basados en mitos locales y universales. Cierra el libro un apartado dedicado a cuestiones técnicas referidas a la plantación del manzano y a la elaboración de la sidra, además de un vocabulario, del que se ha extraído el título del libro, el trujal: máquina o prensa que estruja la manzana.
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