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Hay vecinos que llevan celebrando el Día de Cantabria en Cabezón de la Sal desde su primera edición, hace 51 años, cuando era conocido como Día de la Montaña. Entre ellos está la madre de Nacho Barquín, que iba en tren a Cabezón con ... sus hijos pequeños colgándole de la mano. Y que el año pasado acudió a que le hicieran un homenaje, esta vez apoyándose en un bastón y en todo el significado que tiene para ella, y para muchas otras personas, esta memorable cita, que vuelve a celebrarse el próximo domingo, día 13, en Cabezón. Empezará como todos los años, con la transición del jolgorio y la salida del sol. Con las camisas blancas recién planchadas y los pañuelos bien atados al cuello. Con los rostros frescos de la mañana y también los desgastados de la noche anterior, pero el día de la montaña nadie se queda en casa, porque el segundo domingo de agosto nunca ha sido ni será un domingo cualquiera para nadie que viva en Cabezón, para bien o para mal.
El acto institucional tendrán lugar a la una del mediodía en el parque Conde San Diego de la localidad, con el izado de bandera y el mensaje a la región del presidente del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla.
Entonces se mezcla un poco lo festivo con lo político. Una hora antes, habrán abierto los cientos de puestos que ocupan las principales calles del pueblo, con todo tipo de productos: artesanía cántabra, productos gastronómicos de la tierra, calzado, bisutería, paraguas, cachabas, banderas, gorros... la lista podría ocupar todo el reportaje. Este año, como novedad, habrá actividades realizadas por la comarca invitada al Día de Cantabria, Liébana, con folklore, degustación de orujos, estampas lebaniegas, empresas agroalimentarias de Liébana y artesanía, entre otras. También durante toda la mañana y por la tarde, habrá demostraciones folklóricas en la plaza de la Bodega de grupos de danzas, trovadores, rabelistas, pandereteras, piteros, solistas, gaiteros, rondas de mozos y charangas.
Entre las 12.00 y las 13.00 horas, en el parque de La Losa, tendrá lugar la exhibición de los bueyes participantes en el Concurso de Arrastre Vacuno y a partir de las 16.00, en el Centro Social Santiago Galas, LI Campeonato de Arrastre Vacuno Día de Cantabria en la Primera Categoría.
Pero el momento más esperado de esta fiesta tiene lugar alrededor de las 20.30 horas, cuando empieza a caer el día y los ánimos suben de nuevo. Sobre todo el de todos aquellos que participan en este gran desfile, que se pasan las semanas previas preparando su carroza, conteniendo la ilusión con un nudo en el estómago. Que el día de la montaña se levantan y siguen ese ritual de atarse bien las alpargatas y la falda de terciopelo a la cintura. Que hacen todo como si fuera a cámara lenta para que cada momento suceda muy de verdad. Como Carlos Sánchez, de Vernejo, pueblo de Cabezón, que lleva seis años participando en el Concurso de Carrozas y Carretas del Día de Cantabria. Que opina que las tradiciones «se están perdiendo». «Yo aprovecho para recuperar las tradiciones y hablar de la esencia de Cantabria, de todo lo que tiene que ver con nuestra tierra», dice, y por eso casi todos los años lleva animales en la carroza. Desde ovejas hasta becerros, «algún cerdo e incluso cabras. A los niños les encanta y a algunas personas mayores les hace recordar su modo de vida». La nostalgia.
Pide Carlos a la gente que se involucre, porque ya no es lo que era, «las cosas como son», e insiste en que no pega poner reggaetón en las carrozas, «que en los últimos años están adquiriendo cierto aire carnavalesco». También reconoce que están trabajando muchas horas los días antes «para una hora de desfile», por eso anima a que se lleven a cabo otras iniciativas, «como exponer las carrozas durante todo el día en algún barrio de Cabezón donde la gente las pueda disfrutar». Porque es cierto que el desfile pasa en seguida. Él se pone a preparar el tema con un mes de antelación, con sus padres y unos que también participan siempre. «En los días antes te despiertas nervioso y ese día también, porque quieres que salga todo bien». Él se lo pasa «genial» y por eso lo hace. También forma parte del grupo de danzas La Robleda. Total, que el Día de Cantabria en Cabezón no para un momento. «Es un trabajo satisfactorio» y no hay año en que no se lleve premio. «Que no se pierdan las tradiciones, que es lo nuestro y hay que defenderlo», insiste.
El desfile es siempre lo mejor, lo que más gente acumula en torno a aceras y plazas. A las 20.30 horas, aunque llueva, la Avenida de Cantabria se llena de vecinos y turistas que quieren disfrutar de un desfile donde se representan las tradiciones y el folclore de Cantabria. Es como si el Día de Cantabria se pusiera en fila y caminase delante de la gente. Como si en una hora se pudiese aglutinar un día entero. Y sucede. En Cabezón sucede esa magia durante ese rato. Todos los años. Cuando el desfile se termina, las calles todavía no se apagan del todo. Mientras algunos se retiran, otros aparecen y los puestos se quedan hasta bien entrada la noche. Se quedan porque venden. Y la música continúa sonando, y se apaga poco a poco y cuando te das cuenta, el Día de Cantabria en Cabezón se ha despedido hasta el año que viene.
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