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Los turistas sienten que han acertado cuando se asoman a la sala acristalada y contemplan la marisma sobre la que se posa. Adentrarte en esta estancia es hacerlo en el corazón del humedal de Joyel. Pisarlo sin tocarlo. Porque cuando miras hacia abajo ... sólo un cristal separa los pies del agua salobre. Y cuando elevas la vista al frente, descubres a las aves migratorias que eligen este entorno como lugar de descanso y refugio.
Este privilegiado rincón se esconde en el interior de la Casa de las Mareas de Soano. Su apertura, hace casi dos años, puso la guinda al reconocido proyecto Ecoparque de Trasmiera. Fue el último edificio rescatado de las ruinas por el Ayuntamiento de Arnuero que se puso en valor. Y lo hizo como punto de información de la Marisma de Joyel y como centro receptor de visitantes del Ecoparque.
En estos primeros meses de vida ha sentido las pisadas de 14.200 personas. La cifra refrenda que se ha convertido, sin lugar a dudas, en la joya turística del municipio. Durante 2016 pulularon por sus salas 5.805 visitantes. Y en lo que llevamos de año, el balance se salda con 8.452. Todo apunta a que el libro de visitas cerrará diciembre rozando los 10.000 turistas. El doble que en el ejercicio anterior.
«Ha sido un verano espectacular. La Casa de las Mareas está siendo un éxito absoluto. Hasta ahora el elemento tractor del Ecoparque era el molino de mareas de Santa Olaja pero la casona le está desbancando. Tal es así, que, una vez que mejoremos el entorno de Soano, con la renovación de la carretera, va ser el centro principal del Ecoparque que es para lo que estaba diseñado», explica el alcalde de Arnuero, José Manuel Igual.
Si echa la vista atrás, el regidor recuerda que «algunas personas querían demoler este edificio conforme a la ley Cambó -premiaba la desecación de marismas por considerarlas foco de insalubridad- mientras que otros pensábamos que había que restaurarlo a su estado original». La Casa de las Mareas fue construida a principios del siglo XX, los años de mayor agresión a la marisma y al medio ambiente, teniendo como destino la explotación ganadera y agrícola de los terrenos desecados del humedal. Años más tarde, al abandonarse la explotación, el edificio cayó en ruinas hasta que el Consistorio, de la mano de la dirección General de Costas, apostó por la recuperación de la marisma de Joyel y la restauración del inmueble.
Esta breve historia del edificio se puede leer en uno de los numerosos paneles colocados en la planta baja. El visitante puede hacer un recorrido a lo largo de todos ellos, deteniéndose en sus cuidadas fotografías y textos, que permiten descubrir de manera didáctica y entretenida la historia del municipio de Arnuero, el entorno natural que lo rodea y sus tesoros.
Desde su rico patrimonio artístico-histórico, pasando por sus tradiciones y rica gastronomía -con el pimiento de Isla como máximo exponente- hasta la dinámica de las mareas, dedicando un apartado especial a la marisma. Se explica cómo se forma, su evolución y la fauna y vegetación que aloja en su interior.
Llama la atención un rincón iluminado con tonos azules en el que se muestran con dibujos todas las aves y peces que habitan en el humedal de Joyel con sus nombres. En el centro, hay una mesa en la que los más pequeños pueden 'calcar' sobre un folio la silueta de algunos de esos animales. «Depende un poco de la temporada pero recibimos sobre todo turismo familiar. En verano, nos visita la gente que pasea por la marisma y a partir de octubre vienen muchos ornitólogos y amantes del avistamiento de aves, coincidiendo con la época de migración. Y durante el curso también acogemos visitas de colegio e institutos», explica Marco Pérez, técnico de Turismo del Ayuntamiento.
El tacto y los sonidos juegan también un papel fundamental en la exposición que se completa con paneles sobre el cambio climático y tres acuarios con especies propios del litoral y de Isla. Se pueden ver langostas, lubinas, nécoras, erizos de mar... Pero nada es comparable con la sala acristalada enclavada en el corazón de Joyel. «Es lo que más gusta y cuenta con unos sofás para sentarse y contemplar las marisma y tiene juegos para los niños», cuenta el técnico.
El edificio se completa con una primera planta destinada a centro de estudios del cambio climático y centro de educación de voluntariado ambiental. «Hemos celebrado un congreso de playas accesibles y turismo para todos, el proyecto Europeo Life, jornadas de educación ambiental y cambio climático del litoral y un congreso europeo de molinos de mareas».
La primera y segunda planta son, además, escenario de exposiciones. «Este verano hemos tenido las fotografías de El Diario Montañés que han sido muy vista y, ahora, tenemos otra muestra fotográfica colectiva titulada La realidad interpretada», explica Igual que subraya el éxito de ventas de los bonos para visitar junto con la casona, el molino y el Observatorio del Arte. «La Casa de las Mareas ha venido a redondear y a ser el espaldarazo definitivo del proyecto del Ecoparque de Trasmiera».
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