Rechazo vecinal a las piscinas «artificiales» de Meruelo junto al río Campiazo
Los residentes en el barrio Solorga tildan el proyecto de «agresión medioambiental» y de «despilfarro de dinero público», carente de utilidad
Los vecinos del barrio Solorga, en Meruelo, rechazan frontalmente el proyecto impulsado por el Ayuntamiento para construir tres piscinas y una zona de ocio y ... restauración en unas parcelas verdes junto al río Campiazo por su «enorme impacto» en este entorno natural y las «graves afecciones» que tendrá en la vida diaria de los residentes.
Como afectados directos, han dado un paso adelante dispuestos a luchar contra lo que consideran una «aberración ambiental» y un «despilfarro de dinero publico» y avisan de su intención de movilizarse y de acudir a la Justicia, si fuera necesario, para paralizar una actuación que, consideran, «totalmente innecesaria y carente de todo sentido».
Su primer movimiento ha sido presentar alegaciones al proyecto básico, denominado 'Piscinas naturales y renaturalización del río Campiazo', aprobado en el pleno municipal con los votos del equipo de gobierno popular. No son los únicos que han registrado objeciones. También lo han hecho el PRC de Meruelo, organizaciones ecologistas como Arca, Ecologistas en Acción y Verdes Equo, y el partido Cantabristas. En su escrito, los vecinos argumentan las razones para rechazar un proyecto que, señalan, se da a conocer bajo una «idea falsa». «No son piscinas naturales como se quiere vender. Es un engaño. El llenado del agua provendrá de la red de abastecimiento y estarán a 200 metros del cauce del río». Tampoco es cierto, dicen, que se vaya a renaturalizar el río Campiazo. «Es todo lo contrario». Se trata de una zona que «lleva siglos sin tocar, dedicada a la agricultura y ganadería y que, ahora, quieren modificar urbanizando y cubriendo de cemento unos 10.000 metros cuadrados con piscinas artificiales de plástico y resina». Una acción que, creen, «alterará la flora y fauna autóctona existente» y, además, se hará en «parcelas inundables y protegidas por el Plan de Ordenación del Litoral».
El proyecto, valorado en 1,6 millones, se asentará en casi 39.000 metros cuadrados de terrenos catalogados como rústicos – a unos 3 kilómetros del centro de San Miguel de Meruelo –, los cuales «se han recalificado a equipamientos para la población fundamentados en bien de utilidad pública». Algo con lo que discrepan. Y es que, apuntan, el municipio ya cuenta con piscinas descubiertas que funcionan en verano y están «totalmente infrautilizadas», por lo que «no ven la utilidad de estas piscinas artificiales» y temen, que una vez pasado el periodo de curiosidad, acaben «abandonadas».
Uno de los aspectos que más preocupa a los vecinos de Solorga es la construcción de un área de aparcamiento para 85 vehículos, ya que el camino de acceso al barrio no tiene capacidad para este incremento del tráfico. «Es un vial estrecho por el que no se puede circular en doble sentido. Habrá atascos y será un caos y un peligro». El proyecto también contempla dos edificios de unos 500 metros cuadrados. Uno será para vestuarios y otro, para restauración. El bar, denuncian, se ubicará «a apenas 10 metros de una vivienda habitada» cuya propietaria tema el impacto negativo por ruidos y olores. Esta residente cuenta que fue en octubre de 2024 a solicitar información de la actuación al Ayuntamiento y se le denegó. Y a otro vecino, una semana antes de salir a exposición pública el proyecto, «se le dijo que no existía nada». Critican el «oscurantismo» con el que se ha llevado este proceso del que «nos hemos enterado por la prensa» y creen que el alcalde, Evaristo Domínguez, tendría que haber consultado con los residentes afectados de esta zona «idílica» donde se asientan nueve viviendas.
Tras estudiar en detalle todo el expediente, echan en falta que no incluye ningún estudio de impacto ambiental. «Ni de vertidos, nivel sonoro, huella de carbono, sostenibilidad, distorsión en la fauna autóctona..., ni tampoco tiene los permisos de la Crotu, Confederación Hidrográfica y Patrimonio», cuando el proyecto «modifica el recorrido del Camino de Santiago a su paso por Solorga, obligando a pasar a los peregrinos por el interior del recinto de las piscinas». Concluyen que esta instalación «no lleva a nada, más que a destrozar un paraje natural y malgastar dinero público».
Preguntado por este periódico, el alcalde de Meruelo indicó que «el proyecto se ha remitido a los organismos que corresponden, se contestaran a las alegaciones y continuaremos si legalmente no nos lo impide nadie».
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