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Abarrotada la Iglesia de El Carmen.

Multitudinaria despedida al padre Pico

El Barrio Pesquero se entrega al último adiós al que fuera su sacerdote durante décadas. Más de un millar de personas abarrota la iglesia del Carmen en su funeral

N. Bolado / P. Chato

Miércoles, 4 de junio 2014, 07:57

Las calles vacías y los comercios y bares cerrados. Y el templo lleno, fuera y dentro. Lleno de vecinos y de recuerdos. Lleno de gratitud. Esa es la imagen de hoy en el Barrio Pesquero. Y es que un millar de personas ha abarrotado el templo parroquial para dar su último adiós al que ha sido durante 40 y ocho años su párroco Alberto Pico. Desde una hora antes del inicio de la ceremonia religiosa en el templo ya no se cabía ya.

Han sido cientos las personas que han tenido que seguir el oficio religioso desde la explanada. Medio centenar de sacerdotes llegados desde diversos puntos de la región han oficiado un funeral que ha estado presidido por el obispo de la Diócesis de Santander, Vicente Jiménez Zamora. En su homilía ha llamado a la esperanza para superar los momentos de dolor y ha tenido especiales palabras de cariño para la familia de Carmen San Millán, que ha cuidado Alberto Pico hasta el momento de su fallecimiento el pasado martes. En su recuerdo también ha citado a toda la comunidad educativa del barrio, por la que el sacerdote hizo tanto, y a las hermanas Mercedarias de la Caridad, que le acompañaron en su labor pastoral durante casi medio siglo.

Habló el obispo de un sacerdote bueno humano, generoso, servicial y atento a todo cuanto sus vecinos necesitaban. Dijo el prelado cántabro que la muerte no le ha cogido desprevenido a Alberto Pico porque su ánimo sereno y su corazón abierto a los pobres siempre buscó este encuentro con Dios.

En el Barrio Pesquero hoy la mayoría de los establecimientos han cerrado sus puertas para poder estar todos en esta despedida al párroco que será enterrado en el cementerio de Ciriego. Entre los asistentes personas de edad, pero también muchos jóvenes del instituto y del colegio cercano, que durante los últimos años de la vida de Alberto Pico tuvieron un contacto muy cercano con él aprendiendo de sus mayores los valores que el párroco distribuyó con generosidad.

También las instituciones públicas han estado representadas, encabezadas por el presidente regional, Ignacio Diego, el delegado del Gobierno, Samuel Ruiz, y el consejero de Educación, Miguel Ángel Serna. En nombre del Parlamento ha estado presente su presidente, José Antonio Cagigas, y varios diputados de PSOE y PRC y concejales del Ayuntamiento de Santander. El presidente de la Autoridad Portuaria, José Joaquín Martínez Sieso, se unió al acto religioso en representación del lugar donde se enclavan el propio Barrio Pesquero.

Los mayores no se olvidarán de él, los más jóvenes «saben» que fue un cura del barrio, y quizás no podrán evaluar la vida de este cubano cuyo padre dejó Solórzano para en Cuba ganar para él una vida mejor.

El presidente de Cantabria ha destacado que Alberto Pico "ha marcado carácter" en Santander y Cantabria , y ha sido para varias generaciones de personas "un maestro, un amigo y un referente". "Hoy se ha demostrado en el funeral, donde la gente estaba sinceramente afectada pero con la serenidad que da la lección bien aprendida de un buen maestro", ha afirmado Diego en declaraciones a la Ser.

La noticia del fallecimiento del padre Pico conmocionó ayer el barrio y a toda la ciudad: las manifestaciones de pésame se sucedieron, al igual que las palabras para glosar la vida y obra de este sacerdote entre las gentes de la mar. Se ensalzó, sobre todas las cosas, su humanidad, su implicación con las familias y el vuelco que junto al padre Julián, ya fallecido, dio a la educación en el Pesquero. Una guardería y un instituto que lleva su nombre atestiguan esta labor.

La capilla ardiente fue ayer un ir y venir de gente, de sus vecinos de siempre, de quienes fueron alumnos suyos en algún momento. Políticos de ideologías variadas o simplemente ciudadanos que recuerdan su figura.

Alberto, como quería que se le llamara, falleció en la noche del lunes después de una larga trayectoria, no sólo dentro de la iglesia de Cantabria, sino también como docente.

Nació en La Habana (Cuba) el 27 de septiembre de 1931, aunque llegó a Cantabria siendo muy joven. Se ordenó sacerdote el 29 de junio de 1956 tras lo que ocupó diversos puestos en iglesias de la Diócesis de Santander. Antes de llegar en 1971 a la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen del Pesquero, en cuyo barrio ya había trabajado, donde desarrolló una gran labor por la que ha sido reconocido en numerosas ocasiones, recaló en diferentes municipios de la región como coadjutor.

Su primera parada fue Laredo y después estuvo en las parroquias de Secadura y San Mamés de Aras, en el municipio de Voto. Además, Alberto Pico fue capellán de la Marina Mercante. Este emblemático cura llegó al Barrio Pesquero en 1971 como coadjutor, donde a lo largo de sus años como párroco desarrolló una importante labor social y educativa que le convirtió en un referente entre los vecinos de esta zona de Santander.

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