Parayas sigue sin cambiar de nombre nueve meses después de aprobarse

El todavía Aeropuerto de Parayas estará rebautizado como Seve Ballesteros antes del verano. O esto es al menos lo que asegura ahora el Gobierno de Cantabria, confiado de poner fin a un proceso que parece ya más largo que el de Kafka. Han pasado ya más de nueve meses desde que el pasado 5 de mayo el Parlamento aprobó el cambio de nombre y en septiembre el propio presidente, Ignacio Diego, aseguró que la resolución estaba «próxima», pendiente «nada más» de que el Ejecutivo realizara un «pequeño ingreso», pero en el mes de marzo las cosas siguen igual.

Aena, por su parte, se limita a decir que todo está «en proceso de tramitación». Ahora, el nuevo horizonte es más cercano y el Ejecutivo se atreve incluso a hacer una previsión a través de su director general de Industria y Telecomunicaciones, Fermín Llaguno, que asegura que el cambio de nombre se habrá formalizado, en el peor de los casos, «antes del verano». Se trata de una versión mucho más refinada de aquel «en breve» con el que el Ejecutivo autonómico ha respondido una y otra vez a las preguntas de la oposición sobre el cambio de nombre mientras se acumulaban los meses.

La situación contrasta especialmente con la del rebautizado Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, que se resolvió en un espídico plazo de poco más de dos semanas. Aquel fue un caso extremadamente poco habitual, fruto de una orden política que agilizó un proceso que por norma general tiende a eternizarse, y de ahí que la ciudadanía haya mostrado su extrañeza por un cambio de nombre que aprobado hace casi un año no termina de producirse.

La Comisión de Compras de Aena ya ha enviado al Ministerio de Economía la propuesta de convenio para el cambio de nombre, que establece incluso el montante de la operación (el Parlamento ha aprobado una partida de 40.000 euros para cambiar la cartelería y otro material) y debería estar listo para su firma en un plazo muy breve, sin descartar que pueda producirse incluso este mismo mes de marzo.

«Por supuesto que el cambio estará formalizado este año; yo espero incluso que antes del verano», comentaba Llaguno. «Lo que ocurre es que la Administración y Aena tienen sus plazos, y aunque es verdad que el año pasado no teníamos partida presupuestaria, esto no ha retrasado en absoluto el proceso».

El cambio de nombre ha sido motivo de debate incluso en el Parlamento, donde el Grupo Regionalista ha preguntado ya por la situación durante el debate de presupuestos. «Cuándo se cambiará el nombre a Parayas es la pregunta del millón; no sabemos nada. El año pasado nos dijeron que estaban en trámites y no era cierto, porque tuvieron que presentar una enmienda a los presupuestos para dotar la iniciativa».

El consejero de Industria, Eduardo Arasti, ofrece una perspectiva muy distinta: «Se trata de un trámite habitual y este es el tiempo que se suele tardar. Hay que tener en cuenta que el cambio de nombre debe ser supervisado antes por muchas instancias», reflexionaba ayer. De hecho, su director general ha citado los casos de Granada y Elche como referencia, y nunca Madrid-Barajas.

En definitiva, cada Administración hace referencia a la siguiente sin que Fomento o Economía hayan comunicado nada al respecto. Los responsable políticos cántabros argumentan, por su parte, lo lento de los trámites para poner en marcha una iniciativa surgida de una iniciativa popular y que pronto ganó una gran popularidad hasta llegar al Hospital de San Rafael, donde la propuesta de cambiar el nombre al aeropuerto fue aprobada por unanimidad.

«Esto es un ejemplo de la desidia del actual Gobierno, porque solicitó la unanimidad en la toma de decisión para homenajear a un cántabro ilustre y ya es la tercera vez que el grupo socialista pregunta en el Parlamento por qué no se ha cambiado aún. Sorprendentemente nos han dicho que cuando lo aprobamos no había dotación presupuestaria para el cambio de la cartelería», se lamentaba ayer el diputado socialista Juan Guimerans.