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Álvaro Machín
Jueves, 21 de enero 2016, 14:13
¿El actual formato del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria obedece a la definición propia de un museo? «Rotundamente, no». En eso coincidieron los cinco ponentes. Y cada uno fue colocando sus respuestas sobre la mesa. «Una provisionalidad permanente», una historia sucesiva de ... sedes que ha ido «de sótano a sótano», la falta de una deseable «convivencia institucional» y hasta una «discordia institucional» con el Mupac de por medio, la dispersión de sus instalaciones (y sus funciones) por puntos distintos de la ciudad... «La biblioteca en un lado, los almacenes en otro y la exposición, en otro». Y todo eso llevó también a una cierta unanimidad en el debate en torno al traslado o la búsqueda de una nueva sede para el centro.
«Desconfío absolutamente de los grandes proyectos. La futura sede debe obedecer a una estrategia que incluya saber hacia dónde vamos y para qué sirve un museo, qué queremos. Un proyecto que incluya almacenes, salas de actos, de restauración, biblioteca... Porque la parte expositiva es solo una parte». Eso lo dijo el arquitecto Domingo de la Lastra. Y todos asintieron. Nada de golpes efectistas o improvisaciones
En la sala, llena de expertos en historia y museos, no gustó en general aquello de que las decisiones sobre todo el cambio de rumbo del destino final del Banco de España se quedaran en el ámbito político, sin consulta técnica o ciudadana. «Y que anden dando vueltas al asunto para no hacer nada».
VISITANTES
Zubieta, el sociólogo, dejó claro que no era una encuesta, que se trataba, más bien, de un ejercicio piloto entre estudiantes y conocidos (en total, 65 personas). ¿Ha visitado el Museo de Prehistoria? Entre los primeros, solo un 25% reconoció haber ido. Ese porcentaje se elevó hasta el 48% entre su entorno más «personal».
Eso sí, unos y otros describieron un «alto nivel de satisfacción» tras el paseo. «Rotundamente recomendable». Si acaso, los más expertos, echaron en falta algo más de espacio para los fondos que no pueden exponerse y para actos como reuniones o conferencias.
Fue la principal conclusión de una nueva entrega de los debates ciudadanos en torno a la ciudad que el grupo Alceda suele llevar al Ateneo de la capital cántabra. Un museo de Prehistoria y Arqueología de Santander para Cantabria, el título. Y en el fondo, Mercado del Este, Banco de España, Plaza Porticada, solar de Puertochico... La incertidumbre sobre una futura sede y la gestión coherente. «Parece que el debate está solo en las instituciones, y los ciudadanos tenemos la obligación de opinar», introdujo el moderador Aurelio González Riancho. En ese sentido, el sociólogo Juan Carlos Zubieta apostó por «superar el modelo de espectador pasivo». «No dejárselo todo a los políticos». Participar en las decisiones a través del conocimiento.
«No puedo dejar de lamentar que el Museo sea objeto de debate. Eso es que tenemos un problema que hay que resolver». Lo dijo, precisamente, el director del Mupac, Roberto Ontañón, que insistió en el carácter provisional constante de la sede, «siempre de prestado», y en que su ubicación actual «es magnífica (en cuanto a estar en pleno centro), pero inadecuada». «Hay gente en el Palacio Macho que ni siquiera sabe que estamos en el Mercado del Este». Habló de la lista de proyectos que han pasado ante sus ojos y, finalmente, del que suponía el traslado al Banco de España, «que estaba en marcha, listo, y que designios políticos decidieron dedicarlo a otro uso». «Algo añadió que consiguió bloquear el desarrollo del Museo y crear un conflicto que era totalmente innecesario».
Con todo, el arqueólogo Ramón Bohigas (del Instituto Sautuola), fue el más incisivo. «Sede expositiva en condiciones precarias», una excesiva «tendencia a vincular el recurso cultural con el factor turístico» o la «debilidad estructural» que produce la «discordia entre las instituciones». De la Lastra llegó a decir que «Santander tiene dos grandes asuntos pendientes: la sede e la Presidencia del Gobierno y la de su mayor recurso cultural, el museo de prehistoria». A su juicio, «los museos de Cantabria dan una sensación de precariedad», que se salva más por los esfuerzos personales de quienes trabajan en ellos que por las políticas enfocadas a su mantenimiento y difusión.
Opiniones
Las frases pasaron de la mesa a la sala ya con el tiempo en contra. El concejal del PRC en el Ayuntamiento de Santander, José María Fuentes Pila (había también representantes municipales y regionales del PSOE, de Ciudadanos y de Izquierda Unida) denunció una política «de cultura ficción» en la ciudad y Bohigas demandó una «política regional de museos» coherente, que sirva para evitar bandazos. Entre los asientos se apostó por el Banco de España como sede, se felicitó a Ontañón por su gestión al frente del Museo y se propuso recuperar el solar de Puertochico e irle añadiendo peso según las necesidades en diferentes etapas. Pero la opinión más aplaudida fue una que utilizó términos futbolísticos.
Una que, más allá de apostar por un lugar concreto, se inclinó por poner en valor el recurso más valioso de la región, «algo que, además, nos ha caído del cielo y estamos desaprovechando». «Estamos en la Champions con este patrimonio y nos están comiendo la tostada por no hacer nada. La imagen del patrimonio arqueológico en España debería ser la de Altamira y la de Cantabria y ahora esa imagen a nivel nacional ya empieza a ser Burgos y Atapuerca. Y todo, por no apostar de verdad y por no ponerlo en valor».
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