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"Para evitar los atascos, habría que construir un segundo túnel paralelo: uno sería de ida y el otro, de vuelta"
Manuel huerta | alcalde que construyó el túnel

"Para evitar los atascos, habría que construir un segundo túnel paralelo: uno sería de ida y el otro, de vuelta"

"Fue una verdadera guerra: es mi peor recuerdo como alcalde", sostiene a 25 años vista Manuel Huerta

Violeta Santiago

Domingo, 8 de mayo 2016, 14:35

Manuel Huerta no puede guardar un sensación más negativa de todas las circunstancias que rodearon la construcción del túnel de Tetuán. «Fue una verdadera guerra: es mi peor recuerdo como alcalde», sostiene a 25 años vista. El corredor llegó a convertirse en una obsesión para él: tenía miedo de que no se acabara antes de las elecciones de 1991, en las que competía con la UPCA de Juan Hormaechea, que había partido el PP. «Yo estaba convencido de que, si no lo acababa, era muy posible que no se terminase nunca. Se hizo una campaña tremenda en mi contra por esta obra: la gente decía por la calle que el túnel no era práctico y que no valdría para nada. ¡Decían que se caerían las casas que estaban encima! Hasta desde los púlpitos de las iglesias se me criticaba los domingos, porque hubo que tirar una ermita».

Cuenta hoy Huerta que, por eso, terminarlo fue como «un objetivo casi único» durante muchos meses. Se pasaba por la obra, a comprobar si avanzaba, todos los días. «Tenía allí unas botas de agua y un jeep», con el que lo recorría. «Me sabía la obra al metro, por no decir al centímetro». Y es que a lo político se unía el engorro técnico, «que fue enorme, ya que se inundaba continuamente, porque esa ladera está llena de manantiales y acuíferos. Se trabajó achicando y achicando y achicando. Era terrible, no se acababa nunca de sacar agua».

El exalcalde apunta que el primero que planteó la idea de hacer esta travesía fue el ingeniero municipal Juan José Lastra. El túnel estaba contemplado en el ordenamiento urbanístico de la ciudad desde hacía décadas, «y a él, profesionalmente, le hacía ilusión acometerlo porque nunca había hecho uno». Aunque poco después de iniciada la obra, el mismo Lastra le advirtió que, si no se ponía el alcalde, en persona, al frente, el proyecto no se acababa.

Ya en diciembre de 1990, otro ingeniero de Dragados empresa que ejecutó la obra le avisó de que era imposible terminarlo para las elecciones, a solo cinco meses. «Por eso lo asumí como un empeño personal. Era una especie de desafío a Hormaechea, que andaba diciendo que yo sería capaz de terminar el aparcamiento de Numancia, pero no el túnel. Él no creía en ese proyecto. Bueno, no creía ¡o... le hubiera gustado hacerlo él!».

Huerta relata decenas de anécdotas. Por ejemplo, que les daba complejos vitamínicos a los obreros para que no decayera el entusiasmo (en aquella época, era médico de profesión. Hoy es empresario). Hubo momentos en que, en las muchas fases de la construcción (el túnel en sí, las calles adyacentes, las aceras, la iluminación, los revestimientos, etc.) «tuvimos trabajando a 700 personas». Coordinar todo aquello, algunos días, «fue una locura».

El exalcalde rememora y echa de menos unos tiempos políticos muy difíciles para el PP (el partido se acababa de romper en dos) pero gratos desde el momento en que le obligaron a tender puentes con la oposición, algo que ya no ve en la política santanderina ni en la política en general. «A mí me aprobó el proyecto el socialista Juan José Sota, me lo aprobaron los regionalistas. En la Semana Santa del 91, Sota (consejero de Economía del Gobierno regional ) y yo nos hicimos una foto juntos en el momento en que se unieron las dos bocas del pasadizo.

Pese a que defiende que el pasadizo fue muy necesario («aunque la gente no se dio cuenta hasta que no vio que se ahorraba toda la vuelta por Reina Victoria») ésta no es la obra que más le enorgullece cuando mira hacia sus ocho años de alcalde. «Mi mejor proyecto fue rehabilitar el Palacio de La Magdalena, porque Santander no tenía ni un solo lugar en el que celebrar nada hasta entonces».

Manuel Huerta cree que ahora habría que construir otro túnel, para que el actual no muera de éxito. «Podría ser paralelo al que existe, para que uno quedara solo de ida y otro fuera solo de vuelta. No sé si es posible técnicamente, pero sería una buena idea» para evitar los atascos.

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