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Juan Carlos Flores-Gispert
Jueves, 9 de junio 2016, 11:23
El descenso de ventas sigue llevándose por delante comercios de la ciudad a los que el paseante estaba acostumbrado. Ahora es la perfumería Güezmes, propiedad de Beatriz Díaz Montoya, presente en Rualasal desde hace veinte años. «El descenso generalizado de ventas desde el mes de ... enero pasado me hace insostenible poder seguir adelante. Es una caída sin fondo de las ventas y antes de entrar en un bucle de deudas que me asfixien he decidido cerrar. Son 25 años de trabajo en perfumería, maquillaje y cosmética, primero en el QO Center y desde hace dos décadas en esta calle. Me voy con pena, pero con la satisfacción de haber luchado y con el cariño de los clientes».
La propietaria de la tienda Güezmes de Rualasal sabe que «la crisis en Santander es muy importante, que hay 15.000 parados, que la gente cada vez tiene menos dinero porque ha tirado de ahorros durante esta situación que dura siete o más años y que lo que tiene se lo gasta en otras cosas, como es comer». Díaz Montoya es consciente de que «las cadenas de perfumería instaladas en el centro y las ventas por internet han hecho mucho daño al sector y están acabando con el pequeño comercio de la ciudad». Y añade que «el centro está desierto, no hay más que ver como está por la noche y cómo ha descendido el público por las mañanas. Se han ido del centro empresas como Viesgo, Caja Cantabria y otros bancos y muchísimos funcionarios, así que el movimiento de compradores se ha resentido».
En un mes la perfumería Güezmes de Rualasal habrá cerrado, en cuanto acabe la liquidación del género de los estantes, aunque permanecerán abiertas las otras dos tiendas del mismo nombre de las calles de San Francisco y la ubicada en el centro de Torrelavega. Un grupo fundado en Santander en 1927. En la despedida, Díaz Montoya no ahorra crítica: «Las administraciones no apoyan al comercio. Y nadie del comercio dirá que las ventas han mejorado. Y si lo hacen mienten, desde enero las ventas han caído en picado. Me he reinventado en los últimos años introduciendo nuevos productos pero no ha servido para nada. Santander está totalmente parada».
Abre Castañer en el centro
Pero no todo son negras noticias para el comercio de Santander. Muy cerca del Ayuntamiento, en el local de la calle de Isabel II que ocupó la boutique Percha, acaba de abrir la tienda Castañer, dedicada a alpargatas y sandalias artesanas, abarcas menorquinas, botines, zapatos, sombreros y bolsos de hombre y mujer.
En la calle de la Lealtad, en el local que ocupó la recordada tienda de confecciones hombre Arce, ha inaugurado Dooers, nueva apuesta de Forum Sport en el mundo de las zapatillas urbanas (sneakers) de primeras marcas. Su objetivo es dar respuesta a todos aquellos clientes que sean amantes y adictos de este tipo de calzado.
En Rualasal hay mucho movimiento. Al principio de la calle está a punto de abrir una confitería de la cadena Tía María; al final de la vía una tienda dedicada a la confección masculina; Lera deja el gran local que tiene en el edificio Pérez del Molino y abre dos tiendas en el inicio de esta calle y el óptico Germán Zubeldia, ocupa un nuevo local semiesquina con Santa Clara y sigue apostando por el centro de la ciudad, donde está instalado desde 1989.
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