Las obras del Centro Botín se iniciaron hace hoy cuatro años

En este periodo han sido muchas las especulaciones y rumores, incluso algunos representantes institucionales llegaron a aventurar fechas y plazos superados. El presidente de la Fundación santanderina, Emilio Botín, ya fallecido, y Piano «derribaban» la verja que separaba la ciudad del Puerto el 19 de junio de 2012, en un acto simbólico previo a la construcción. Aunque la Fundación siempre negó que existiera una meta fijada para su finalización, en esa ceremonia frente a la bahía se anunció en clave mediática, y casi propagandística, que la infraestructura estaría finalizada en febrero de 2014 con vistas a inaugurarse el verano de ese año, de modo paralelo a la celebración del Mundial de Vela.

Desde que quedó atrás esa fecha y tras diversos problemas surgidos en la configuración de la estructura, con las consiguientes demoras, la Fundación decidió no volver a hablar públicamente de compromisos con el calendario. La retirada de la valla metálica que separaba el Muelle de Albareda de la ciudad encarnó el comienzo de las obras del Centro Botín y, por ende, de la apertura del Frente Marítimo a Santander. La polémica ciudadana y urbana en torno a la ubicación del proyecto y los debates sobre diseños y planes, más los trámites administrativos, coparon las primeras semanas de vida del futuro edificio sobre el antiguo solar del parking del ferry. El presidente de OHL, Juan Miguel Villar Mir, se comprometió a entregar la sede cultural el 28 de febrero de 2014, antes del 1 de junio, fecha marcada inicialmente en el pliego de condiciones de la obra. El debate generado por la construcción del Centro se canalizó a través de encuentros mantenidos con los colegios de arquitectos e ingenieros, mientras las críticas más militantes las encauzó la plataforma DEBA, que denunció la «ocupación de este espacio de la Bahía de Santander». Precisamente la primavera de 2014 se abrió al paso del tráfico el túnel de 200 metros desde la rotonda del incendio hasta el Palacete del Embarcadero, y en paralelo se inauguraban en su primera fase unos remozados y ampliados Jardines de Pereda.

El objetivo esencial del proyecto, al que acompañó en su primer tramo un permanente debate sobre la idoneidad de su ubicación, fue el de diseñar «un centro dedicado al arte, a la educación y al intercambio cultural». Superados los problemas de estructura y, específicamente, de los muros cortina que provocaron acusadas demoras y los consiguientes problemas de plazos y financiación (el coste inicial de 77 millones quedó ya superado) entre la Fundación y las constructoras, el estado del proyecto desveló a fecha del pasado mes de mayo una doble cifra reveladora: el edificio Oeste está realizado ya en un 74%, mientras que el volumen Este supera ya el 70% de ejecución.