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n. g. ucelay
Miércoles, 16 de noviembre 2016, 07:13
El conocido como Bitrasvase Ebro-Pas-Besaya es un ingenio hidráulico de captación, bombeo, conducción y depósito construido para transportar agua desde la cuenca del río Besaya una de las más extensas que hay en la vertiente norte de Cantabria hasta el Embalse del Ebro ... y retornarla canalizada posteriormente a los principales puntos de demanda: Torrelavega y, fundamentalmente, Santander.
La obra, que supuso una inversión de unos 101 millones de euros pagados por el Gobierno regional, comenzó en 2004 y acabó en 2007, si bien no entró en funcionamiento hasta el 30 de agosto de 2010, día en el que la capital cántabra incorporó al abastecimiento de agua un caudal de 475 litros por segundo procedente del embalse del Ebro. Gracias a aquella operación (y a cuantas continuaron luego) para el recuerdo quedaron los históricos problemas de abastecimiento que Santander sufría en verano como consecuencia de la elevada demanda de agua derivada del incremento poblacional provocado por el turismo.
Ahí radica la enorme importancia para la capital de una infraestructura que se armó sobre 60 kilómetros de tuberías, que dispone de siete estaciones de bombeo algunas de ellas son reversibles, que cuenta con una capacidad media anual de 20 hectómetros cúbicos y con un caudal máximo de 2.500 litros por segundo y que tiene un problema con la ley.
La sentencia
Tan solo cinco meses después de que Santander se abasteciera por primera vez del agua del embalse en enero de 2011, una sentencia de la Audiencia Nacional declaraba ilegales las obras del Bitrasvase, y, aunque el fallo no amenazaba el abastecimiento de agua a la ciudad, sí podría repercutir en el futuro, como al final ha acabado repercutiendo en la aprobación del Plan General de Santander.
Según la Audiencia Nacional, que decidió anular el proceso administrativo que originó el proyecto estimando el recurso promovido por el colectivo ecologista ARCA, ni la estimación de impacto ambiental debió haberse delegado en la comunidad autónoma ni la evaluación de los posibles daños a los espacios protegidos se realizó del modo adecuado.
Tres años más tarde de aquel fallo en febrero de 2014 el Tribunal Supremo estimaba parcialmente el recurso contencioso-administrativo presentado por los ecologistas contra el Bitrasvase y anulaba el proyecto de la infraestructura por "falta de motivación" en cuestiones ambientales.
Una deficiencia "subsanable", aseguró el Gobierno de Cantabria, que nunca se planteó prescindir del agua procedente del Ebro a través del Bitrasvase.
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