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Mariana Cores
Lunes, 6 de febrero 2017, 07:15
"No damos crédito a lo de Prieto. Estamos muy impactados por lo que le ha pasado al pobre. No escuchamos nada ni vimos nada raro". Fue lo que le contó el sábado por la tarde Rosa Soleña, vecina de la calle Beato de Liébana, ... 15 A, a la Policía Local. Los agentes fueron piso por piso haciendo preguntas. Cualquier cosa que pudieran saber sobre el octogenario aparecido muerto y maniatado en el interior de su garaje esa misma mañana. Sin signos de violencia, a primera vista. Buscaban algún dato que pudiera arrojar luz sobre este caso, que tiene al barrio en alerta. "Por aquí nunca pasa nada malo. Es una zona muy tranquila y segura", añadió otra vecina, Marisa Fernández.
Marisa lleva 21 años viviendo en Beato de Liébana. Conocía a Prieto, jubilado, cuya afición eran sus pájaros. Los guardaba en el garaje y les iba a dar de comer cada día, "de toda la vida". "Ya le dije a la Policía que, si había muerto por culpa de alguien que entrara en el garaje e intentara robarle, me parecería aún más injusto, porque el hombre no tenía más que aquellos pájaros y su coche aparcado. No creo que hubiera nada de gran valor". Tinuca, una vecina del primer piso del mismo bloque, le había comentado ayer mismo, por la mañana, "que se estaba pensando poner verjas en las ventanas". "La verdad es que hoy todos nos sentimos un poco más inseguros, algo a lo que no estamos acostumbrados por aquí".
Otro matrimonio vecino reconoció seguir "muy impresionado". Primero, "porque alguien a quien conoces muera en esas circunstancias tan extrañas y también por tener a la Policía llamando a las puertas de las casas preguntado si habíamos visto algo".
Prieto residía en la calle Alcázar de Toledo, a escasos 400 metros de dónde tenía el garaje de la calle Beato de Liébana, donde hasta hace poco tenía la casa familiar, que fue vendida "hace unos años", recordaron los vecinos. Ellos mismos señalaron que "habitualmente, sobre las nueve de la mañana, llegaba a la cochera". Allí pasaba la mañana poniendo orden y limpiando las aceras entre los bloques 15 A y 15 B. "Si hacía bueno, sacaba las pajareras al sol y, además, casi siempre dejaba la puerta abierta".
Pero el sábado por la mañana no fue así. Los vecinos se enteraron de que algo sucedía cuando antes de la una de la tarde apareció la Policía y una ambulancia. "Estaba asomada a la ventana, sobre las tres de la tarde o así, tendiendo la ropa, cuando vi cómo lo sacaban en una camilla. Todavía tiemblo del impacto", recordó Marisa. Por ahora, "lo único que sabemos es lo que hemos leído en el periódico, que fue encontrado tirado en el suelo y maniatado, sin que los sanitarios pudieran hacer nada por reanimarle. Era un señor amable, que jamás tuvo un problema con nadie del barrio", apuntó otro vecino de la zona.
La propietaria de uno de los pisos del 15 B, que prefirió no dar su nombre, recordó que cuando ella llegó a vivir al barrio, "tenía nueve años". "Y Prieto, uno más que yo. Vivía en este edificio con sus padres y un hermano que murió. Ahora ya no queda nadie y me da mucha pena enterarme en este momento de que puede que muriera por culpa de terceras personas". Por el momento, una cinta de la Policía Local cruza el garaje de lado a lado. A pesar de su fragilidad, "da respeto pasar por delante y ver el precinto", comenta uno de los vecinos. Encima de la puerta de entrada hay un cartel de venta con un número de teléfono apuntado con pintura blanca. La Policía sigue investigando las causas de la muerte.
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