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Violeta Santiago
Martes, 4 de abril 2017, 07:03
La Duna de Zaera no gana para arreglos. Los gamberros la han tomado con ella por enésima vez y, aunque en esta ocasión no la han llenado con las macropintadas habituales en agresiones anteriores, han roto uno de los grandes paneles de cristal ... opaco del almacén situado bajo las gradas otros 21 paneles verticales del lateral que mira al Palacio de Festivales y que lleva hasta la puerta de entrada de esta nave. El estropicio casi no se aprecia de lejos y tampoco lo ven los paseantes de la duna porque hay que bajar hasta la parte que recrea la proa de una embarcación, pero está claro que quienes se refugian por las noches en este reducido espacio le han cogido gusto a dejar un rastro de cristales rotos.
Ayer, a las 17.00 horas, por las inmediaciones de la instalación rondaban una treintena de personas. En su mayoría era gente aprovechando al borde del mar el sol de abril, sesteando o leyendo. Todas ajenas al destrozo cercano, porque es imposible detectar desde la parte más transitada de la estructura, cuyo estado es impecable desde que se cruzan las vallas que protegen todo el recinto. Sólo dos señoras asiduas de la zona sabían ayer que la instalación está sufriendo ataques continuos , pero confiesan haberse enterado "por el periódico". Nunca han bajado a verlo con sus propios ojos.
Cámaras de vigilancia
Justo ante los medios de comunicación anunció el pasado miércoles el presidente del Puerto de Santander, Jaime González, que se incrementarán los controles tanto en el área del Dique de Gamazo como de la Duna de Zaera para perseguir el vandalismo. "Si es necesario se instalarán cámaras de vigilancia y habrá que aumentar la presencia de la Policía Portuaria", avisó.
La instalación está en terrenos de la Autoridad Portuaria, pero hasta ahora la limpieza de pintadas y del acondicionamiento general está corriendo por cuenta del Ayuntamiento de Santander. A la Federación de Vela le correspondería reponer los cristales rotos en la duna, ya que el almacén que se está llevando la peor parte es de su propiedad. Hasta el momento, la federación no ha tenido que lamentar daños en el interior, donde se guardan una decena de embarcaciones.
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