![La Albericia, de carretera a calle](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/pre2017/multimedia/noticias/201705/21/media/albericia1.jpg)
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VIOLETA SANTIAGO
Domingo, 21 de mayo 2017, 13:01
Dos de las travesías principales La Albericia (la del mismo nombre y la calle La Gloria) eran carreteras de paso jalonadas de viviendas y comercios. Ahora, el Ayuntamiento se está gastando unos dos millones de euros para convertir estos viales en calles de ciudad, con sus aceras anchas y accesibles, su arbolado, sus plazas, sus zonas de aparcamiento más ordenadas... Pero, por el momento, no todo el mundo lo está entendiendo en positivo.
La remodelación se inició el pasado mes de febrero y aún quedan por delante cinco meses de obras, tiempo en el que el barrio seguirá observando el ir y venir de los nuevos vecinos, los operarios de las constructoras Siecsa y Copsesa. Cada empresa está desarrollando un proyecto distinto que, en octubre, cuando recojan sus bártulos, se revelarán complementarios. Para entonces, esta zona de la ciudad, en la que residen aproximadamente 4.000 personas, habrá visto mejoras en unos 35.000 metros cuadrados y será al tiempo más verde y estará más urbanizada de lo que nunca había estado hasta ahora.
Siecsa ha ejecutado ya el 80% de su encargo en las margen norte de la calle La Gloria. En ella se ha eliminado un muro que cortaba la acera y se han renovado los servicios. Ahora se está empezando con la obra por la parte de enfrente (por ejemplo, se sustituirá el colector de saneamiento por uno de 400 mm de diámetro) y esta misma semana se han iniciado los trabajos para acondicionar la calle La Albericia: se está levantando una pequeña franja verde cercana a la rotonda de las calles Lavapies y Repuente. A lo largo de todo el recorrido se van a plantar 56 árboles.
También la obra que se ha denominado 'reordenación de Plazas, parques y jardines' avanza a buen ritmo en dos de las tres zonas que se arreglarán. Alrededor de la iglesia de la Sagrada Familia se han movido tierras, se han canalizado servicios y se han pavimentado aceras. El viejo parque infantil se ha desmontado ya y se ha retirado el suelo, que será sustituido por otro adecuado a la normativa vigente (con pavimento de caucho continuo).
A unos 300 metros, en la citada rotonda, se ha demolido la antigua bolera y se están haciendo los trabajos previos para cambiar de lugar un centro de transformación eléctrica que se ubicará en una esquina de la futura plazoleta. Además, se va adelante con el movimiento de tierras que permitirá despejar la calle Eslovaquia con anchura suficiente para crear aceras y dar un carril a cada sentido de la circulación. Todavía no se ha empezado a actuar en el parque de Pintores Montañeses, donde se ampliará la masa vegetal y se introducirán varias mejoras, como el alumbrado led o el riego automático.
Este proyecto para «integrar» estas travesías en el casco urbano y acabar con su aspecto destartalado, sin embargo, no está encantando a vecinos y comerciantes, como cabría esperar a priori en un barrio que hasta ahora había recibido la atención justa del Consistorio, como el propio exalcalde de Santander, Íñigo de la Serna, ahora ministro de Fomento, reconoció cuando presentó antes de la campaña electoral de 2015 un plan integral en el que se invertirían 6,5 millones de euros.
Los comerciantes se quejan de que los aparcamientos suprimidos en La Gloria está repercutiendo negativamente en las ventas y la mayor parte de los vecinos consultados por este periódico se mostraron escépticos ante el resultado de las reformas.
«Cambiar esto era muy necesario. Estaba un poco dejado y por algunas aceras no podían pasar las sillas de ruedas», señala la propietaria de una tienda. Ella, María Ángeles de la Carnicería Patxi, y Óscar Sobremazas, de la Remigio Sport Tavern, ven positiva la reforma. Sobremazas, cuyo negocio está enfrente de la bolera ya demolida, está seguro de que la transformación «nos va venir bien a todos». Él está contento, «porque la plaza va a dar mucha vida» pero sabe que hay gente reacia a los cambios. «Hasta que no lo vean terminado...».
Nada que ver con lo que cuentan Miguel García, de la Ferretería Cubas, y Salomé García, del 'Sitio de Merino', que no le ven bondades. En su lado de la calle ya se han ampliado las aceras y han caído «como 10 plazas de parking. Nosotros vivimos de la gente que pasa en coche, no de los que pasan andando. Por aquí pasean seis personas a la hora. ¿Para eso queremos este pedazo de acera? Al comercio esto no nos está viniendo bien. Los clientes se quejan de la falta de aparcamiento», señala Miguel García. Salomé García cree que las mejoras son bienvenidas «siempre que no nos perjudiquen. Ahora los coches no pueden parar a comprar, y no paran. No nos está favoreciendo».
Hay vecinos que tampoco lo ven del todo claro. Ninguno quiere dar su nombre, pero los mensajes son parecidos: lo que se está haciendo «parece poco», «aquí hay más necesidades que unas aceras». Solo una señora apunta que ella está «deseando ver los árboles que nos han prometido, a ver si esto cambia».
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