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Álvaro Machín
Martes, 13 de junio 2017, 19:48
La Kodak Retinette estaba flamante. Recién comprada. En manos de los críos que se conocieron en Los Salesianos y que le dieron forma a la amistad en la adolescencia de los dos chavales que jugaron juntos al hockey en el viejo Racing, que iban a ... ver a las chicas a la salida de Las Esclavas o que compartieron afición por el atletismo y la montaña, el juguete era una invitación a la aventura. Emilio llamó a Ricardo, que se llevó a su hermano pequeño. Los tres se fueron de "rally fotográfico". Una vuelta por el Sardi, el niño posando en Piquío... Ya de vuelta decidieron atajar. Fue "por casualidad", "un poco sobre la marcha". Pasar por el viejo túnel. "No estaba en buenas condiciones". Charcos, piedras... "Seguid andando, que os hago una". Nunca pensaron que el contraluz de los dos hermanos por la boca de Tetuán diera para tanto. Para un premio fotográfico, para un recuerdo imborrable en la pared de unos padres que ya se fueron y hasta para la carpeta de un proyecto para la ciudad. Sigue tu camino, que así bautizaron la foto, es el símbolo del pasadizo. Tanto, que la imagen aparece en la cabecera del dossier que manejan los encargados del estudio de viabilidad del túnel. Con planos, perfiles... Casi sesenta años de amistad después.
El tiempo es importante. Las edades también. Ellos echan cuentas. "Todavía no habíamos hecho la mili". Ricardo Montaraz y Enrique Errea son de la quinta. Este año, ochenta. Tenían 21 (1958). "Pues yo, seis", apunta Emilio, el hermano pequeño, que resultó ser más alto que el mayor con los años. "Estaba abierto, pero no en muy buenas condiciones. Muy abandonado de limpieza, de conservación, lleno de charcos. Tenía agua, muchas goteras, con piedras y no había luces", recuerdan sobre la estructura que conecta con el Sardinero. "Hacía una curva mínima, pero pronto veías la luz de la salida". Poco más. No se pasaba muy a menudo al menos, ellos y lo de aquel día fue un poco de "espíritu aventurero".
Pero la foto está llena de cosas. De entrada, permite hacerse una idea de las dimensiones. De la boca y de toda la estructura. También del estado en el que se encontraba por entonces. Y descubre la fisonomía exterior. La cuesta, el desnivel. No hay tantas imágenes del pasadizo en los archivos y esta es, de largo, la más conocida. Para ellos, en todo caso, todo eso es mucho menos importante que lo demás. "Ese día estuvimos en los Jardines de Piquío. Tenemos otra foto muy bonita que hemos visto hace poco porque me prepararon un vídeo de recuerdos al cumplir los ochenta", explica Ricardo. Revivir historias. Las de la casa familiar, donde la imagen estuvo colgada durante décadas hasta que faltaron sus padres. Biografía. La estampa de los dos hijos. "Yo en aquella época estaba interesado en la fotografía, leía revistas y, como salió tan curiosa, la presentamos a un Concurso Nacional de Foto Juvenil". Quedó segunda y a Enrique se le grabó a fuego el nombre del autor que le birló el primer puesto. "Jaime Gonzalo Melón Safón", repite de carrerilla. "Yo lo que recuerdo dice el más joven en mitad de la charla es la sensación de sentirme muy bien porque iba con mi hermano y su amigo, que eran grandes. Que me llevaran a pasear y a hacerme fotos y lo bien y seguro que me sentía".
Están de tertulia. En el mismo lugar. A pocos metros de la boca y con seis décadas de distancia. Uno recuerda su trabajo como jefe de Tráfico en Gerona. Otro, sus años como subdirector general de Caja Cantabria y responsable de la Obra Social Emilio, el más joven, aún está en activo en el ámbito de la planificación y la gestión financiera. "Es que lo mejor de la foto es que sigamos juntos, los tres en Santander. Que estemos todavía... Para nosotros tiene el valor sentimental de la amistad para siempre".
La obra
¿Y qué les parece que el túnel pueda volver a abrirse? "Perfecto", coinciden tras asomarse a la boca, de la que ayer seguían sacando agua con una bomba entre la curiosidad de los vecinos. "Saber que estás aquí y que en cinco minutos puedes estar en el Sardinero. Y si se puede ir en bicicleta, con lo que se está fomentando el uso de la bici...". Tal vez sea, dicen, "por el tema sentimental", pero entienden que, en caso de que pueda ejecutarse, se trataría de un gran proyecto. Para la ciudad y para ellos mismos. Para que Enrique pueda volver a decir a sus amigos que sigan andando antes de sacarles una foto. Como hizo ayer desde fuera. Aunque no fuera con la vieja Kodak Retinette de 1958.
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