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MARÍA CAUSO
SANTANDER.
Domingo, 1 de octubre 2017, 08:04
«La alegría es el sonido del alma». Esa es la frase que se encuentran los usuarios del centro de día de Ampros en Corbán. Les viene como anillo al dedo. Las personas y los profesionales visten una sonrisa y trasmiten un cariño que son ... latentes en el ambiente. Precisamente en este centro -anteriormente el colegio Juan XXVIII-, nació hace 52 años Ampros (Asociación en favor de Personas con Discapacidad Intelectual). Surgió como una idea de varias familias de Santander que buscaban una forma de educar a sus hijos con discapacidad intelectual y, hoy en día, ya cuenta con distintos centros de día, de empleo, de educación especial y una red de viviendas y residencias a lo largo de toda Cantabria.
Roberto Álvarez, director gerente de Ampros, cuenta que la organización se ha ido adaptando a las necesidades de estas personas en la sociedad. Por eso, dice, llevan queriendo arreglar el centro de Corbán desde hace más de 15 años. «Primero, no nos lo permitió la crisis y, después, no nos dejaron las normas por la anulación del Plan de Ordenación Urbana». La caída de este plan tumbó su proyecto, pero no sus ganas. «Inmediatamente nos pusimos a trabajar en otras soluciones con el Ayuntamiento y nos planteó el traslado del centro a otro sitio». La asociación solo pedía un lugar apropiado y, en palabras de la presidenta de Ampros, Carmen Sánchez, «hemos encontrado el sitio perfecto».
El Ayuntamiento ha cedido a Ampros una parcela en El Alisal de 3.550 metros cuadrados, valorada en 200.000 euros. «Es fantástica, cumple las expectativas para construir un centro de día y, además, una residencia», explicó Roberto. «El centro diurno tendrá una estructura para 40 personas -el actual de Corbán tiene 30-, por lo que mejoraríamos la atención y la oportunidad de plazas».
La inversión total del proyecto será de 3 millones de euros, un millón para la primera fase del centro de día y otros dos para la segunda fase de construcción de la residencia, que comenzará una vez finalizada la primera. Desde la asociación no se quieren aventurar a poner fechas pero Carmen Sánchez asegura que la alcaldesa habló de un plazo de cinco o seis meses. «A ver si para principios de año puede empezar la obra».
«Dos años después de la finalización de la primera fase, nos pondremos a ejecutar las licencias para la residencia y esperemos que, en 2020, tengamos un complejo de atención integral para dar una respuesta 24 horas a personas con discapacidad intelectual con grandes necesidades de apoyo», resumió el director.
«En España no hay muchas residencias tan especializadas», explica Roberto Álvarez. «Muchas organizaciones se han centrado más en residencias para personas más autónomas, no con grandes necesidades de apoyo. Han tendido a desarrollar las más sencillas». La idea de Ampros, sin embargo, es que la residencia desarrolle «plazas muy específicas». «Antes el problema de las personas con discapacidad intelectual era el acceso a la educación. Ahora estas personas han crecido y hay que saber gestionar su limitación también en el ámbito de la movilidad». El nuevo edificio será mucho más accesible y adaptado que las demás residencias. «Va a ser todo muy especializado, con diseño de rampas y una complicidad mucho mayor».
Juan lo tiene claro. «Lo que más me gusta es ir a Benidorm, pero también me gusta ir de tapeo y comer rabas con mis hermanos». «Siempre pide sin alcohol», bromea Pedro Larrañaga, hermano de Juan y tesorero de Ampros. «Juan es una persona con discapacidad intelectual, entró en la asociación con 7 años y aquí sigue con 47». Empezó con la escolarización y ya ha pasado por todas las etapas. Ha trabajado en un centro de empleo y «fue genial porque se sentía útil e, incluso, alardeaba de su nómina». «Estoy muy agradecido a Ampros porque ha ayudado mucho a Juan y le ha permitido desarrollarse, en la medida de sus capacidades, para alcanzar la máxima independencia y funcionalidad».
La construcción de los dos inmuebles requiere una gran financiación para Ampros, que la ha dividido en varios pilares fundamentales: la aportación de las familias, la de las entidades privadas y la novedosa idea de crear una campaña de 'crowfunding' a nivel regional. «Queremos que la sociedad se implique y aporte lo que pueda a través de una red de financiación colectiva a nivel regional, porque este proyecto no es solo para nosotros, es para todos los ciudadanos de Cantabria».
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