El Ayuntamiento intenta frenar la caída de población con rebajas de impuestos

Hay varios ejemplos. Hasta ahora, una familia con tres o más hijos tenía una reducción del 25% del IBI. El año que viene podrá deducirse hasta un 75% si el dinero que entra en esa casa no supera los 1.600 euros mensuales (tres veces el mínimo). Y lo mismo sucederá con la factura de basuras o de agua o con los precios del Conservatorio o del Instituto Municipal de Deportes, un privilegio que, como novedad, también disfrutarán las familias monoparentales con dos hijos a cargo. Una manera de competir con las condiciones fiscales o de otro tipo que ofrecen los municipios del entorno y que, en los últimos años, son los grandes beneficiados del éxodo poblacional de la capital.

Santander ha perdido más de 10.000 habitantes en los últimos siete años. La capital contaba a 1 de enero de 2016 con 172.656 vecinos, los mismos que a finales de los años setenta. La principal causa es que cada día mueren cinco personas y nacen tres. Muchas familias jóvenes en edad de tener hijos se han mudado a Piélagos, Bezana y otros municipios del entorno. De los 1.301 habitantes menos del año pasado, el 58% es como consecuencia de ese saldo vegetativo negativo, mientras que el resto es directamente por migración a otros lugares.

Cerca de la mitad de los ingresos que entran en el Consistorio son por impuestos o tasas. Es decir, en torno a 100 millones de euros pagan cada año los santanderinos en facturas municipales. Pero con las exenciones y rebajas recién aprobadas, el Consistorio renuncia a 9 millones más que podría percibir. Es decir, un ahorro de 135 euros anuales para cada uno de los 66.215 vecinos beneficiados. Por comparar, las bonificaciones aplicadas este año han restado 3,4 millones de euros a las arcas públicas. Casi tres veces menos de lo que el Ayuntamiento calcula para el que viene.

La factura del agua, eso sí, subirá un 1,5% porque el contrato con la empresa que gestiona el servicio obliga a hacerlo por la inflación, ha justificado la regidora, pero todas las demás quedarán congeladas «como ocurre desde hace tres años». Un incremento que contrasta con la rebaja que este mismo tributo disfrutó este año. De hecho, la ‘medida estrella’ de las últimas ordenanzas fiscales de Íñigo de la Serna como alcalde fue reducir un 0,6% lo que los vecinos pagan por abrir el grifo.

Otras nuevas medidas estarán enfocadas a sostener la actividad económica de la ciudad. Desde hace años, es constante el cierre del pequeño comercio tradicional, sustituido por grandes cadenas y franquicias. El Consistorio ha creado una bonificación para que esos establecimientos, muchos ellos familiares y que crean identidad de barrio, puedan acometer reformas más baratas. Ahora tendrán una rebaja del 50% en la licencia urbanística para rehabilitar el inmueble, tanto por dentro como por fuera.

«Son bonificaciones muy pensadas para que los ingresos sean ajustados, realistas y responsables, que permitan revertir ese dinero en una ciudad que funcione y que facilite la vida a los ciudadanos y a las empresas», ha señalado la alcaldesa.

Lo que no habrá el año que viene es un nuevo recorte de los valores catastrales, la medida que mayor impacto ha tenido en el ahorro global de los santanderinos los últimos años. El Ayuntamiento, que culpa al «catastrazo de Zapatero» el incremento del IBI en Santander, solicitó al Ministerio de Hacienda reducciones del 15% y 10% para 2016 y 2017, respectivamente. Pero la ley ya no permite seguir haciéndolo, ha explicado la concejala de Economía, Ana González Pescador, autora intelectual del diseño de las ordenanzas fiscales.

Los billetes del autobús municipal también serán gratis para más vecinos. Hasta ahora, los pensionistas que cobraban el salario mínimo no tenían que comprar billete, pero a partir del año que viene tampoco tendrán que hacerlo los que ingresen menos de 800 euros (1,5 veces el Iprem). Todos los colectivos ya beneficiados (niños menores de 7 años, jóvenes, discapacitados...) seguirán con sus privilegios en el TUS.

Esta pérdida de ingresos no preocupa a la regidora, quien ha asegurado que el Ayuntamiento «está saneado» al haber bajado un 40% su deuda en los últimos años, hasta casi tocar los 80 millones, la mitad de lo que la ley le permite endeudarse. «No gastamos más de lo que tenemos y, al mismo tiempo, somos la única institución de la región con una inversión digna en la calle», ha destacado Igual.