El investigado por el incendio mortal de enero en Juan de la Cosa sigue desaparecido
El magistrado Luis Enrique García ha citado para septiembre a cuatro testigos a la espera de que las fuerzas de seguridad localicen al inquilino de la habitación en la que surgió el fuego
El titular del Juzgado de Instrucción Nº4 de Santander, Luis Enrique García, ha decidido continuar con la investigación del incendio del pasado 17 de enero ... en un edificio de la calle Juan de la Cosa de Santander en el que fallecieron tres vecinos, a pesar de que el único investigado por los hechos sigue en paradero desconocido.
Según confirmaron a este periódico fuentes conocedoras del caso, el instructor ha citado a declarar para el mes de septiembre a cuatro testigos de los hechos, en concreto los otros inquilinos del piso en el que surgió el fuego, que se encontraban en habitaciones de alquiler al igual que el investigado.
Tras dar un margen de tres meses a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado para que localicen al investigado, un vecino del País Vasco, de 61 años, el juez ha decidido continuar con la instrucción a la espera de dar con el paradero de este individuo.
Si no apareciese en un periodo de cinco años, se declararía la prescripción de los delitos.
Tal y como publicó este periódico, al día siguiente de los hechos los investigadores encontraron a este vecino en el faro de Cabo Mayor, en Mataleñas, desde donde fue trasladado a la Unidad de Psiquiatría del Hospital Valdecilla dado el estado de salud en el que se encontraba como consecuencia del trágico suceso.
De allí fue derivado al Hospital de Basurto y, a partir de ahí, se perdió su rastro. Todos los intentos del juzgado por dar con este hombre han resultado infructuosos. Ni a través de los centros hospitalarios donde ha estado ingresado ni con la ayuda de la Policía han podido recabar una dirección donde poder enviarle la citación para que acuda a declarar.
Según las primeras pesquisas, todo indica que el día del suceso el investigado debió de encender incienso, velas y aceites aromáticos y «se quedó dormido». Cuando se percató de la presencia del fuego, realizó alguna acción, «como abrir una ventana, que, lejos de ayudar a sofocar las llamas, las habría avivado». Y después «se debió marchar de la vivienda sin decir nada a nadie», aunque este extremo se tiene que aclarar.
Lo que provocó el siniestro fue el «uso de incienso, velas y aceites aromáticos», según informó la Policía Nacional el pasado mes de febrero. El incendio se localiza en un único foco primario en una de las habitaciones del 5º izquierda y su origen «no fue intencionado». La investigación policial también concluyó que el humo se propagó por el descansillo y alcanzó a la buhardilla, donde residían los tres fallecidos.
El instructor imputa al investigado, en principio, tres supuestos delitos de homicidio por imprudencia grave y un cuarto delito de omisión del deber del socorro, a la vista de las actuaciones realizadas hasta ahora. Y todo ello a la espera de tomarle declaración y de conocer si padece alguna enfermedad mental, lo que afectaría a su condición de investigado. Y es que en caso de confirmarse que padece algún problema psiquiátrico podría ser declarado inimputable (no es responsable penalmente de un delito cometido, ya que no comprende las consecuencias que esto puede ocasionar).
Aunque en un principio el juez imputa tres supuestos delitos de homicidio por imprudencia grave, castigados con penas de uno a cuatro años de cárcel, no se descarta que finalmente la imputación se reduzca a tres homicidios por imprudencia menos grave, cuyo castigo se limita a una multa de tres a dieciocho meses.
Tres fallecidos
El trágico incendio comenzó pasadas las nueve de la mañana del 17 de enero en la quinta planta del edificio de Juan de la Cosa 33 (un inmueble de madera) y generó una densa humareda que se propagó rápidamente hasta el sexto (la buhardilla), donde residían los tres fallecidos, a los que previsiblemente no les dio tiempo a abandonar su casa antes de verse afectados por el humo.
Dos hermanos, Pilar y Paco Moro, de 78 y 76 años, murieron ese mismo viernes, 17 de enero, cuando se produjo el incendio, intoxicados por el humo. El tercer hermano, Domingo Barada, de 61, que había sido trasladado con vida, pero en estado grave, al Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, murió una semana después en el mismo centro hospitalario.
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