En la sentencia la magistrada Ana Rosa Araujo considera probados cada uno de los incumplimientos denunciados por el Ayuntamiento, tanto los graves como los leves. El tribunal dice en su escrito que, según queda demostrado, «faltó un ayudante con titulación TTS en la ambulancia de Soporte Básico Vital adscrita al puesto de la Segunda playa de El Sardinero». En lo que respecta a la mejora del material en los puestos y la ampliación del número de embarcaciones tipo C, el tribunal señala que «esa mejora no ha podido ser constatada por la administración ni acreditada por la recurrente». Otra de las infracciones graves que Aunar cometió fue no poner otros cuatro puestos más de socorro y también la jueza lo considera «acreditado». Para el tribunal, «no existió ni vulneración del principio de proporcionalidad ni falta de equidad» en la sanción impuesta por el Ayuntamiento.
La empresa tarraconense aterrizó en Santander a principios de junio de 2017, cuando el Ayuntamiento de Santander, 48 horas antes de que comenzase el servicio de vigilancia en las playas, decidió adjudicárselo a Aunar, ante la sorpresa de propio y extraños. Aunar desplazó de las playas santanderinas a la Cruz Roja, que llevaba 20 años ejerciendo esa labor de control en verano. Lo hizo porque, según justificó el Ayuntamiento, presentó una oferta económica más ventajosa y propuso más medios que Cruz Roja en el concurso público que se convocó.
Pero un día antes de comenzar sus labores de salvamento en las playas, la firma Aunar convocó unas pruebas para seleccionar a los socorristas que iban a ocupar los puestos en las playas. Socorristas y ciudadanos tuvieron una extraña sensación de que la empresa contratada por el Ayuntamiento estaba improvisando, ya que en anteriores campañas, varios días antes de que arrancase la vigilancia, tanto las balizas como los puestos ya estaban montados y cada socorrista ya estaba adjudicado a una playa.
Finalmente el 5 de junio, un sábado, arrancó el servicio y estuvo funcionando durante todo el verano. Ninguna persona fallecida en los arenales de Santander, pero el Ayuntamiento decidió no renovar el contrato con Aunar y sancionarla tras detectar varios incumplimientos, algunos de ellos graves. El primero constatado fue la falta del personal comprometido, ya que en las inspecciones realizadas, tanto por el Ayuntamiento como por el Gobierno de Cantabria, faltaba un ayudante con titulación de Técnico en Transporte Sanitario en la ambulancia de Soporte Vital Básico de la Segunda playa de El Sardinero. El segundo incumplimiento fue las condiciones del material de los puestos y las mejoras a las que Aunar Group se comprometió y que contribuyeron notablemente a la concesión del contrato a esta empresa. En concreto, prometió dos unidades de embarcaciones de tipo C, dos ambulancias y la ampliación del número de puestos de socorro en cuatro unidades, pero nunca lo hizo. A todo ello, hubo que sumar cuatro infracciones leves: falta de marca del logotipo del Ayuntamiento de Santander en el vestuario; falta de rotulación de bases y vehículos, falta de hojas de reclamaciones y, finalmente, la no presentación de un presupuesto desglosado.
Estos incumplimientos provocaron que el Ayuntamiento multase con 24.663 euros a la empresa, lo que no fue bien recibido por sus responsables, que llevaron esta sanción a los juzgados y advirtieron de que impugnarían el próximo concurso. Por el momento, Aunar tendrá que pagar esa multa, pero para ver lo que pasa con esa anunciada impugnación del concurso de salvamento en las playas habrá que esperar. A este culebrón le quedan aún más capítulos.
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