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María Causo
Santander
Jueves, 27 de julio 2017
Cuando abrieron las puertas del recinto, a eso de las ocho y media, un ejército juvenil echó a correr para poner los ojos justo debajo del escenario. Fue una de esas estampas de ‘concierto fan’. Carreras alocadas, fotos de grupo con la entrada en la mano y griterío. Cosas de la edad –casi todas eran adolescentes– y de la ilusión. Es la estampa que quedó para el recuerdo de las horas previas al concierto de Luis Fonsi en La Magdalena. Para hacerse una idea del fenómeno, el artista supo en la previa de su cita con el público cántabro que su ‘Despacito’ alcanzó en España la categoría de disco de diamante por las reproducciones en ‘streaming’. Eso, traducido, equivale a 80 millones de escuchas. Y las ganas de escucharlo en directo se notaron ya con la venta de entradas: 15.000 a la venta y agotadas. «Se la regalé a mi novia por su cumpleaños y acerté de lleno. Porque ayer en la reventa estaban pidiendo una pasta por una». Lo decía un joven en la puerta.
@LuisFonsi de vergüenza en #santander. Concierto empezado y más de la mitad del público afuera esperando entrar. #cantabriainfinita
— Sara Ojea (@saraoc_esp) 27 de julio de 2017
Entrar tuvo su complicación. Para algunos, mucha. Muchísima. Esa fue la otra gran estampa. Antes de cumplirse una hora tras la apertura de los accesos, la cola para pasar los controles de seguridad estaba ya por la parada de autobús de La Magdalena. Y fue creciendo. Tras la oleada más adolescente de las carreras, público familiar (con más de un carrito de niños) y muchos grupos de colegas. «Por el ambientillo, para pasarlo bien... Va a ser noche de chicas. Conocemos sólo dos o tres canciones, pero venimos dispuestas a aprender más y, sobre todo, a bailar», decía Carmen, de 46 años, y rodeada por sus cuatro amigas «de toda la vida». «Yo voy a zumba y me encantan las canciones para bailar», comentaba Miriam, de 17 años. Hablaban mientras por megafonía atronaban ya las canciones de Shakira, Morat (que hoy estarán en el mismo escenario) o Enrique Iglesias (del que, obvio por comparación, se habló mucho durante toda la noche).
Penosa organización en #Santander del concierto de @LuisFonsi... concierto empezado y más de la mitad haciendo cola #conciertoluisfonsitimo
— José Ramón González (@JosucoGC) 27 de julio de 2017
El concierto del @JubileoLeb está en ebullición, pero @LuisFonsi recibió antes la pulsera del Año Jubilar entregada por Francisco Martín. pic.twitter.com/xChS51AU5U
— Gobierno Cantabria (@cantabriaes) 27 de julio de 2017
Fue tiempo de selfies, de grabar vídeos para esa red social que arrasa con chiquillos bailando y de hacer corrillos en el suelo de la campa para reservarse el máximo espacio posible. De eso y de reponer fuerzas en los ‘Food truck’ que instalaron y que se llenaron hasta la bandera en los minutos previos. «Es que hay muchísima cola». Ya era el gran tema de debate además de decidir si lo mejor era pegarse al máximo al escenario o guardar distancia para tener más sitio y poder respirar durante una noche que prometía prolongarse. «Yo vengo con mi marido para controlar a nuestra hija, que viene con sus amigos, pero estamos encantados». Un poco de todo entre la multitud.
Cada uno mató el tiempo de espera a su manera. Con tanta cola –y el caos del tráfico y los autobuses– lo normal es que muchos escucharan los primeros compases aún lejos de la campa. Y eso ocurrió. «Es que llega hasta el BNS», comentaban sobre la fila mientras ya en el recinto andaban con la cuenta atrás. «Diez, nueve, ocho...». Porque el inicio fue escrupulosamente puntual. A las diez, Luis Fonsi ya tenía cogido el micrófono. Camiseta blanca, chupa de cuero, pantalones negros y guitarra en mano. A mitad de la tecerra canción, «buenas noches Santander». Muchos –muchísimos– todavía no habían podido entrar, con el consiguiente cabreo. «Hemos avisado de que había que venir con tiempo», comentaban desde la organización sobre los de fuera mientras los de dentro lo pasaban de lo lindo. Ni al ‘Despacito’ (a las 22.47 horas) llegaron todos a tiempo. Y las redes sociales empezaron a recoger enfados: «otro concierto del horror», «nos hemos perdido ‘Despacito’ y ‘Corazón en la maleta’ y era a lo que veníamos’»... A eso de las once y diez entraron los últimos y, encima, se puso a llover. «Yo no me doy por vencido», cantó el artista a las once y veinte. Él sí volvió a salir tras retirarse. Y sí, otra vez cantó el tema que no deja de sonar.
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