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El Pesquero presume de Virgen
El barrio más marinero de Santander inaugura sus fiestas de El Carmen
Cuando repartieron el sabor marinero entre los santanderinos, en el Barrio Pesquero se quedaron con el trozo más grande. Fueron hasta egoístas. Aquí el salitre ... no molesta. Y el olor a bonito en la parrilla, menos. Eso se nota cuando ronda El Carmen. Este viernes les tocó leer el pregón y empezar a celebrar las fiestas. Con lleno, como era de esperar. Y sin temor a un cielo de tormenta. 'Rayos y centellas', que diría un viejo lobo de mar. «Cuatro gotas. El Carmen sin agua no es Carmen», bromeaba una mujer con ese acento tan de aquí. Sí que llovió, pero aguantó lo suficiente para escuchar un pregón precioso y cantar la canción de los vecinos. 'Cuando empiezan las fiestas del Carmen en nuestro barrio tan popular, nos lanzamos todos a la calle y lo vamos con fe a celebrar...'.
El pregonero fue Saúl Peña. Un vecino ilustre. Y tanto. En 2009 sufrió una brutal agresión que a punto estuvo de costarle la vida y que le dejó secuelas. Durísimo. Como su capacidad para rehacerse. El verano pasado remó en los Juegos Paralímpicos de París. Mucho mérito. Eso se notó en el cariño de sus vecinos. Fue emocionante. Para el chaval y para los que escucharon. «Soy deportista, trabajador de la ONCE y vecino del mejor barrio de Santander». El mismo lugar en el que pasó una infancia inolvidable y en el que, por desgracia, le tocó vivir un episodio cruel, «lo peor de mi vida». «Hay que afrontar las adversidades y aquí en el barrio continué para tratar de ser la persona y el deportista que era antes». Saúl habló de la ayuda que le prestó Pedro Munitis para sacar «la raza del Pesquero» y acabó con un «vivan los pescadores y viva la Virgen del Carmen». Como debe ser. Muy bonito.
Antes, la fiesta ya estaba lanzada. Desde que la tuna y la charanga 'Los alegres' empezaron a ponerle ritmo a las puertas del edificio de la Asociación de Vecinos. Encabezaron una comitiva de chavalería alegre, veteranas del mar, peñas de toda la ciudad y autoridades municipales. Así, entre los puestos del mercado, hasta la plaza, adornada con banderines azules y blancos. Al ritmo de 'un verano en Santander', de Los Carabelas.
Desde la Asociación, ya en el escenario, pidieron unas «fiestas tranquilas» y apelaron a «marineros y terrestres, todos unidos». La alcaldesa, Gema Igual, hizo un último intento de convencer a los patrones de los barcos para que saquen a la Virgen en la procesión marítima del miércoles –en principio no se hará por la polémica del puente averiado (si no está para trabajar, tampoco para fiestas)–, pero sin quitarles sus razones. «Les apoyamos y este puerto tiene que ser el mejor». Paz en el ambiente.

Luego le tocó a Saúl. La plaza, por entonces, estaba llena. Por los que disfrutaban de la fiesta y por los que andaban esperando para cenar en unos restaurantes que estos días trabajarán a destajo. Bocarte, bonito, sardina, paella... A tope.
Acabó el pregonero y cantaron la canción del barrio. Ya con las cuatro gotas haciéndose cada vez más gordas. 'Y todos juntos en paz y alegría, en estos días vamos a gozar. Aquí tenemos los brazos abiertos. Con nuestra Virgen, que en el barrio está...'.
Para este sábado
Y esto no para. Este sábado, entre otras cosas, habrá reparto de paella a la hora de comer donada por la asociación de hosteleros de la zona. Por la tarde, chocolatada y música muy de aquí. A las ocho, actuación del coro Solvay en la iglesia. Luego, las voces de los Hermanos Cossío. Y, para cerrar la jornada, tributo a El Barrio y segunda verbena.
Y así hasta el miércoles. El gran día. El de la Virgen y las gentes del mar. El de la devoción. El de recordar a Alberto Pico y a tantos otros. El de la procesión. Salga o no a la mar. El Carmen aquí se lleva dentro.
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