![El proceso burocrático puede atrasar seis meses el cambio de nombres de calles](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/201709/08/media/cortadas/27413765-kLkH--624x415@Diario%20Montanes.jpg)
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Cambiar el nombre de una calle es un proceso sencillo, pero laborioso. Y podría demorar hasta seis meses la instalación de placas una vez que el Pleno Corporativo da el visto bueno a la nueva denominación.
En espacios como la plaza Matías Montero, que pasa a denominarse plaza de Puertochico, el nombre que se ha usado tradicionalmente en la zona, la sustitución será fácil pues solo hay dos locales comerciales, dos bancos y un bar. Su dirección postal es plaza Matías Montero sin número, porque, en realidad, los locales pertenecen a edificios con portales de entrada por las calles dedicadas al conquistador Hernán Cortés, al músico Ataúlfo Argenta y al escritor José María de Pereda.
El procedimiento para el cambio de nombres de calles es el siguiente. Adoptado el acuerdo plenario para la sustitución, el Servicio de Urbanismo analiza si es preciso realizar cambios en el nomenclátor, para adaptar la nueva numeración postal a los distritos y secciones censales.
El Servicio de Estadística, una vez recibido el informe de Urbanismo, comunica al Instituto Nacional de Estadística el Acuerdo del Pleno el nuevo nombre de la calle, el tipo de vía, la numeración o, en su caso, renumeración postal y los distritos y secciones afectados por la modificación, acompañado de un nuevo plano del vial.
En esta fase se determina cuándo entrará en vigor la nueva denominación de la calle. Normalmente es en el plazo de tres meses, indicándose en la comunicación el día concreto de la entrada en vigor; no obstante, este plazo puede ampliarse en el caso de que deba renumerarse la vía, teniéndose en cuenta además cuántos vecinos y comunidades de propietarios afectadas.
El acuerdo plenario igualmente es notificado a las comunidades de propietarios afectadas; a la Delegación de Gobierno, la Gerencia del Catastro, a Correos y a la Oficina de Policía Nacional que expide el Documento Nacional de Identidad. Y, también, a las diferentes empresas suministradoras del agua, el gas o la electricidad, así como de telefonía.
También se notifica el acuerdo a los siguientes servicios municipales: Urbanismo, para la elaboración y actualización definitiva de la cartografía, para la inclusión de los nuevos códigos y números en el GIS, y para revisar los cambios que hayan podido realizarse por el Catastro; Servicio de Informática, para modificación de los datos en la aplicación del Padrón de Habitantes, tanto los referidos a la renumeración, dando de alta al vial en el callejero alfanumérico, como a los vecinos empadronados, y Servicios Generales para que, a través de los Talleres municipales el día indicado de entrada en vigor de la nueva denominación, se coloque la placa identificativa al principio y al final de los principales accesos y en una, al menos, de las esquinas de cada cruce.
Este procedimiento puede tener una duración de seis meses, un plazo que puede ampliarse, tal como se ha indicado anteriormente, dependiendo de la complejidad de la vía (renumeración y comunidades de propietarios afectadas), pudiendo, en su caso, llegar a duplicarse.
Dos casos concretos. El cambio de nombre de calle Falange Española por Eulalio Ferrer fue anunciado por el alcalde el 19 de agosto de 2014, aprobado en pleno el 29 del mismo mes y las placas fueron instaladas en junio de 2015. El cambio de nombre de la avenida dedicada al almirante Luis Carrero Blanco por la del golfista Severiano Ballesteros fue anunciado por el alcalde el 24 de agosto de 2015, aprobado en pleno el 24 de septiembre del mismo año y las placas fueron instaladas en enero del año 2016.
En el pleno del mes de agosto pasado se aprobó el cambio de nombre de la plaza de Matías Montero por plaza de Puertochico, Columna Sagardía pasará a llamarse calle de Las rederas, la de División Azul recupera su nombre primitivo de La Secada y Alcázar de Toledo pasa a denominarse de Las Ánimas. Los vecinos de esta última calle han presentado 189 firmas en el Registro Municipal, y un escrito dirigido a la concejala de Cultura «para que se mantenga el nombre, que hoy hace referencia al edificio histórico y no a una gesta franquista», dicen.
Cada placa nueva para las calles, según datos aportados por el Ayuntamiento, tiene un coste de 68 euros, IVA incluido.
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