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La espectacular persecución del pasado miércoles de dos agentes de la Policía Local de Santander a un coche de alta gama por las calles de la capital y que concluyó en Hazas de Cesto, tras recorrer 30 kilómetros, tiene por sí sola elementos para calificarla ... como ‘de película’. Conducción en dirección contraria y a través de rotondas, grandes velocidades por la autovía, tres colisiones contra otros vehículos, peatones saltando de la acera para evitar ser embestidos y hasta varios intentos de atropello a los agentes.
Pero el asunto se agrava mucho más cuando se acude al atestado policial y se lee la edad de los delincuentes: un chico de 15 años como conductor, una chica de la misma edad en el asiento del copiloto y otro chaval de 12 años y hermano del primero en la parte de atrás de un Audi que llegó a ponerse a casi 200 kilómetros por hora y cuyo dueño, por el momento, se desconoce.
Los hechos ocurrieron alrededor de las 18.45 horas del miércoles. Los dos agentes motorizados que detuvieron a los menores con la colaboración de la Guardia Civil se percataron del comportamiento extraño de un coche que se dio la vuelta en la calle Luis Riera de Monte, donde estaban realizando un control rutinario. A partir de ahí, cogieron sus motocicletas y comenzaron a seguir al vehículo sospechoso hasta que en la calle Repuente uno de ellos logró ponerse a su altura. La sorpresa del agente fue mayúscula cuando comprobó la juventud del conductor y sus acompañantes. Dio un toque al cristal del Audi y les mandó parar sin resultado. La única respuesta fue una maniobra para embestir al policía local, que evitó caer al suelo al invadir el carril contrario. En ese momento, la persecución se convirtió en un peligrosísimo espectáculo.
Los menores fugados avanzaron por la Bajada de San Juan y Camilo Alonso Vega sin hacer caso a señales, semáforos o a la presencia de viandantes. Tampoco la colisión contra dos vehículos –no se produjeron heridos, sólo algunos daños materiales– a la altura de Cuatro Caminos les hizo pensar que había llegado el momento de poner fin a su aventura. De ahí a la rotonda de Valdecilla Sur, donde el conductor de 15 años y vecino de Burgos –se piensa que pudo llegar a Santander a visitar a la otra menor– volvió a colisionar contra una isleta, derribó una señal de tráfico y a punto estuvo de atropellar a las personas que pasaban por el paso de cebra. Los peatones no daban crédito a lo que estaban viendo.
Tras varios intensos minutos de persecución, los menores decidieron que la mejor opción era dejar la ciudad y cogieron la autovía dirección a Bilbao a través de la calle Eduardo García del Río –allí se ensañaron con los quitamiedos– con el mismo respeto a las normas de circulación que hasta entonces. Los dos motoristas de la Policía Local, para ponerse de nuevo a su altura, tuvieron que acelerar hasta casi los 200 kilómetros por hora.
A medida que avanzaban por otros términos municipales, se fue dando aviso a los correspondientes cuerpos policiales. Fue la Guardia Civil la que respondió a la llamada de apoyo y la que se encontró el coche estrellado en Hazas de Cesto sin nadie en su interior. La pista de su paradero la dieron varios vecinos de la zona que fueron testigos del accidente. Según sus palabras, los tres chavales se habían escondido en un monte cercano. Tras media hora de búsqueda, fueron localizados por los agentes, trasladados en un primer momento al cuartel de la Guardia Civil de Santoña y posteriormente a las dependencias de la Policía Local de Santander en la calle Castilla. Allí, se informó a sus padres de lo ocurrido, que a última hora del día acudieron al lugar. En el caso del vehículo, su propietario informó de que lo había vendido hace sólo un mes, por lo que se investigará cómo accedieron al turismo.
Según explican desde la comisaría de la capital cántabra, los agentes han trasladado las diligencias a la Fiscalía de Menores por posibles delitos de conducción temeraria, atentado contra un agente de la autoridad y contra la seguridad vial por conducir sin carné.
En la región, en los dos últimos meses se han producido al menos cuatro persecuciones entre delincuentes y agentes. En dos de los casos, lograron detener a los implicados. La autovía A-8, las calles de Laredo y Castro, las de Santander o las de San Pedro de Rudagüera han sido los escenarios de estas escenas de alto riesgo.
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