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Los vecinos de la calle Alcázar de Toledo están radicalmente en contra de que se le cambie el nombre. Y no admiten que se renombre como Cuesta de las Ánimas, como aprobaron los concejales por unanimidad en el pasado Pleno. Los vecinos ha realizado una campaña de recogida de firmas que entregarán en el Registro Municipal y que van dirigidas a la concejal responsable del área, la edil de Cultura Miriam Díaz.
Los vecinos creen innecesario la desaparición del nombre Alcázar de Toledo «que hace referencia a un edifico del siglo XII que hoy alberga nada menos que el Museo del Ejército. Ya nadie se acuerda de que fue un nombre que impuso el franquismo en recuerdo de una acción de la Guerra Civil. Las ánimas no es el nombre histórico, sino que hace referencia a cuando la calle era un camino hacia el Hospital de San Rafael y el viejo cementerio». Lo dice uno de los promotores de la recogida de firmas por los domicilios y los comercios de la zona, el arquitecto Alberto de la Hoz de la Escalera, vecino del número 16 de la calle.
«Queremos -dice De la Hoz- que la concejala de Cultura escuche a los vecinos. Y queremos también explicarle el tema con detalle a la alcaldesa, Gema Igual. El argumento es simple, que no se cambie el nombre de la calle». Hay otros nombres franquistas, como los de generales que tuvieron gran importancia en acciones de guerra y en la dictadura que pueden ser cambiados antes que éste, recalcan los vecinos.
Los vecinos piden «que quede en suspenso el acuerdo plenario y se estudien alternativas para renombrar la calle. Las tenemos y se las daremos a conocer a la alcaldesa cuando no reunamos con ella».
La calle Alcázar de Toledo tiene diez portales y trece locales comerciales abiertos. El primer nombre que tuvo la calle cuando fue urbanizada el siglo pasado fue Primero de Mayo, en referencia al movimiento obrero. Las autoridades franquistas la cambiaron por Alcázar de Toledo, «un nombre que, recalcamos, ya no es ofensivo para nadie. El nombre aprobado De la Ánimas tiene connotaciones tétricas y extemporáneas, que evoca un recuerdo fúnebre que no ha pervivido en la memoria colectiva y con el que no nos identificamos actualmente», dicen los vecinos en el escrito que hoy entregan en el Ayuntamiento. Piden «que se suspenda el proceso de renombramiento de la calle y que se deje hasta el próximo proceso de asignación de nombres y que se tengan en cuenta otras propuestas, con nombres que aporten valores actuales y positivos a nuestro callejero y nuestras vidas».
Los vecinos hacen referencia a otros ciudadanos a los que se les ha tenido en cuenta a la hora de eliminar los nombres franquistas. Por ejemplo, la calle dedicada a la División Azul será renombrada con el primitiva denominación de La Secada, a propuesta de los vecinos del Grupo Amaro, donde se encuentra, o Columna Sagardía (Castilla-Hermida), que será renombrada como Las rederas, a propuesta de la Comisión 8 de Marzo, y que rinde homenaje a las mujeres que trabajan en las labores de pesquería.
Los vecinos del Grupo Amaro no saben por qué se llama así. Y gracias a Jesús Aja Barquín, que residió en él entre los años 1950 y 1966 se ha descubierto un poco más de la historia local. Explica que, en principio, se denominó Barrio Matienzo, pues fue construido por un grupo de indianos residentes en México, oriundos de Matienzo. A las tres calles del barrio las llamaron con nombres de su pueblo de origen: La secada (luego División Azul); Alsedo (luego Héroes del Crucero Canarias) y La Vega (luego Montejurra).
Los indianos fueron las familias Gómez Lavín, Del Río Martínez y Fernández Santoña. Las tres familias tenían en México DF, junto al Ayuntamiento, una gran ferretería y cristalería denominada 'Vidriería Ayuntamiento'. Los descendientes de Gómez Lavín tienen hoy en Santander la ferretería 'La Montañesa'. Estos indianos ayudaron mucho a Matienzo y sus vecinos. De hecho, los de Matienzo que compraron piso en este barrio de Santander lo hicieron a precio muy rebajado», acaba.
También los vecinos de la plaza de Matías Montero están a favor de que se cambie por plaza de Puertochico. Como explica Silvia López, propietaria de la tienda de moda 'V y D', «ya nadie recuerda quién fue ese señor, y cuando tenemos que explicar dónde estamos hay que contar que es junto a la gran bandera de España o cerca del Bar del Puerto». En esa plaza hay dos comercios, un bar y dos oficinas bancarias, en edificios cuyos portales y numeración están en Hernán Cortes, Ataúlfo Argenta o Paseo de Pereda.
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