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J. MIKEL FONSECA
Miércoles, 10 de mayo 2017, 17:51
"El Papa Francisco muestra su apoyo a Donald Trump". "El FBI emite una orden de arresto contra Barack Obama». "Macron recibe financiación de los Emiratos Árabes". Son mentiras en formato noticia que pululan fácilmente por la redes sociales en busca de un 'click' y ... que se han convertido en un quebradero de cabeza para la sociedad de la información. Son las 'fake news'.
El gigante de internet juega un papel fundamental en la difusión de noticias por la red, sean falsas o veraces. Si un usuario introduce el titular de una noticia falsa, al buscador no le queda otra que remitir al artículo en cuestión. Sin embargo, gracias al refinamiento de sus algoritmos de búsqueda que ellos mismos reconocen que no son infalibles, las noticias cuyas fuentes no sean fiables aparecerán especificadas como tal y ocuparán el final de la página, frente a otras contrastadas que desmientan ese bulo.
La mentira es tan vieja, si acaso, como la humanidad misma; pero las redes sociales han abierto un altavoz para que individuos u organizaciones con fines espurios las utilicen para manipular la realidad. Las elecciones francesas han sido las últimas en verse salpicadas; el gran paradigma es el ascenso de Trump al poder, y su origen está en las protestas contra Putin de 2011. Fue el nacimiento del fenómeno de las 'fake news', o una "traducción misericordiosa de las mentiras de toda la vida", como apunta Victoria Prego, presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid.
La reelección de Putin como mandatario de Rusia no sentó muy bien a algunos colectivos, que decidieron tomar la calle como respuesta. Su invasión de Ucrania tampoco fue bien vista por los ojos internacionales. Frente a su impopularidad, la maquinaria de propaganda rusa se dispuso a lavar la imagen de su Gobierno utilizando para ello el medio 'Rusia Today' (RT), que había acaparado el interés por su cobertura casi exclusiva del conflicto de Georgia en 2008. Entre 2011 y 2014, RT ganó delegaciones por todo el planeta y multiplicó su presencia, especialmente en las redes sociales e internet, hasta convertirse en el canal de noticias más visto en Youtube, por delante de medios como la BBC. Varios presentadores y periodistas de RT han abandonado el medio, acusándolo abiertamente de "tergiversar y mentir".
La red de Zuckerberg ha sacado todo su arsenal contra las fake news. Ahora, Facebook avisa a los usuarios que van a publicar contenido dudoso antes de que pulsen el botón de compartir. La funcionalidad está disponible en catorce países, pero España no es uno de ellos. También cuenta con un decálogo de consejos para identificar mentiras, que ha publicado impreso en los principales periódicos ingleses, y asegura haber eliminado «decenas de miles» de perfiles de falsos divulgadores de cara a los próximos comicios del Reino Unido.
Esta propaganda, más o menos a la vieja usanza pero en la red, vino reforzada por lo que el informador del 'The New Yorker' Adrian Cheng, en su extensa investigación sobre las 'fake news', llamó una "granja de trolls". Un grupo de personas remunerado directamente por el Kremlin -según el trabajo de Cheng, por Evgeny Prigozhi, mano derecha de Putin- cuya única labor consiste en elaborar, de la manera más creativa posible, bulos contra los detractores del presidente ruso. Para su artículo, contactó con uno de estos equipos, conformado por unos veinte agentes, pero sus informantes aseguran que hay miles de individuos "dedicados profesionalmente a propagar mentiras" por la red.
Las 'fake news' también pueden tener una vertiente muy lucrativa. La periodista de la BBC Emma Jane Kirby localizó en Veles, una pequeña ciudad de Macedonia, a un grupo de jóvenes que redactaba masivamente noticias falsas sobre Estados Unidos. Luego utilizaban el sistema de anuncios de pago de Facebook para promocionarlas como sugerencias para un público específico: el americano. Los 'clicks', según revela la investigación de Kirby, podían llegar a deparar alrededor de 1.800 euros mensuales para estos desinformadores.
Wikipedia
La nueva apuesta de Jimmy Wales, fundador de Wikipedia, es un periódico online llamado Wikitribune que pretende estrechar las relaciones entre periodistas y lectores, permitiendo que los últimos pidan a los primeros personalmente que investiguen y verifiquen la veracidad de los temas que más les interesen. Los artículos deberán incluir toda suerte de documentación, como audios o vídeos de las entrevistas, para corroborar que la información es cierta. Se financiará mediante un sistema de suscripción mensual.
Los medios tradicionales son los que peor parados salen de esta red de mentiras. Muchos han visto cómo sus cabeceras se veían pirateadas por webs de noticias falsas -como 'abcnews', que nada tiene que ver con la cadena ABC, salvo las tres primeras letras- o cómo surgían de la nada medios de apariencia seria cuyo contenido eran simples patrañas. Las elecciones de Estados Unidos han sido el máximo exponente. Un estudio de Mike Caulfield para la Universidad de Washington detectó que las noticias falsas se compartían durante la campaña electoral el triple de veces que las informaciones de medios tradicionales.
Una avalancha de desinformación amenaza el crédito de internet, y para frenarla ya se han activado algunas medidas. Portales como FactCheck.org, Politifact.com (ganadora de un Pulitzer) o Snopes.com trabajan para contrastar y desmentir los bulos más perniciosos que circulan por la red. También la web de 'The Washington Post' ofrece un 'fact checker', un 'verificador de hechos' para las noticias dudosas. Hasta los gigantes de internet, como Google, Wikipedia y Facebook, empiezan a implementar fórmulas para combatir las 'fake news'. Su propuesta es que la veracidad de una información se especifique en la red mediante una 'etiqueta' dentro del código de la página, lo que permita identificarla como tal.
youtube
La plataforma de vídeos ha lanzado en Inglaterra una campaña bautizada como Ciudadanos de internet, con la que pretende concienciar a los nuevos creadores sobre la importancia de generar un material veraz. Para ello, veteranos del mundo de la comunicación trabajarán codo con codo con las nuevas generaciones para filtrar los contenidos. El objetivo no solo es tratar de erradicar las fake news, sino también reducir los mensajes de odio muchas veces suscitados por los propios bulos que se multiplican crecientemente por la red.
La era de la posverdad
Tal es el descalabro que las 'fake news' están causando que el diccionario de Oxford consagró 'posverdad' como palabra del año 2016. El vocablo, que define las circunstancias que hacen que la veracidad de un hecho sea menos importante que su apego emocional, se ha utilizado veinte veces más que en 2015. Aunque ya se había empleado en 1992 durante l Guerra del Golfo, es a raíz del plebiscito del 'Brexit' cuando comienza su expansión.
Muchos editoriales han hecho uso de este término para describir los cambios que está sufriendo la política, pero el vulgo digital también ha encontrado su propia palabra para luchar contra las 'fake news': 'Invent'. Literalmente invento, es una respuesta que se puede encontrar en el hilo de comentarios de muchas publicaciones falsas y que los usuarios esgrimen para denunciar casos de dudosa veracidad.
Tras el descalabro de las elecciones estadounideses -que la web Politifact calificó en su conjunto como "la mayor mentira de EE UU"-, los usuarios de las redes sociales han comenzado a desconfiar de ellas y volverse hacia los medios tradicionales, que ofrecen mayor seguridad al lector. "'The New York Times' o 'Washington Post' han ganado en suscriptores", señala Victoria Prego, en respuesta al auge de las 'fake news'. En su opinión, el valor de una noticia sigue recayendo en el quehacer profesional del periodista, cuya labor es informar "con independencia, responsabilidad, veracidad y objetividad".
Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Adolf Hitler, sentenció que "una mentira repetida mil veces se convierte en verdad". De haber tenido internet, le hubiese bastado con un tuit.
Bulos que dieron la vuelta al mundo
- El escándalo del pizzagate: una de las mentiras que más ha calado entre la sociedad americana durante las pasadas elecciones es la que situaba a una pizzería de Washington DC en el epicentro de una trama pedófila que llegaba hasta la misma Hillary Clinton. La propagación de este bulo fue tal que un hombre llegó a irrumpir en el establecimiento armado con un rifle automático. Afortunadamente, el incidente se saldó sin víctimas.
- Merkel y su supuesto selfie con un terrorista: en 2015, Angela Merkel se tomó un selfie con Amas Modamani, un veinteañero sirio refugiado en Alemania. Más tarde, y por medio de fake news, a Modamani se le acusó de perpetrar, primero, los atentados de Belgica; luego, los de Berlín; y, por último, de quemar vivo a un hombre en una estación de metro. Todo eran bulos, y el joven ha denunciado a Facebook para bloquear la difusión de su rostro.
- El Papa Francisco apoya a Donald Trump: en el hervidero de noticias falsas que han sido las elecciones norteamericanas, al presidente electo le han llovido apoyos de lo más inverosímiles. Uno de ellos tenía como protagonista al actor Denzel Washington, pero el que más caló entre el público fue el del Papa Francisco, que en una supuesta intervención mostraba su favor incondicional al magnate de los negocios. Mentira.
- Más muertos que vivos: las noticias de muertos suelen inundar las redes con relativa frecuencia. Tanto Hillary como su marido, Bill Clinton, han sido enterrados por algunos medios cuando no los han inculpado de algún homicidio, y estrellas como Eddie Murphy o Adam Sandler también han sido recientemente víctimas de fake news mortuorias. Igualmente existe su versión inversa, como el antediluviano bulo de que Walt Disney no está muerto, sino congelado.
- Las bebidas energéticas llevan semen de toro: las fake news no siempre apuntan a políticos o famosos, también a empresas o productos. Una de las más extendidas mantiene que bebidas como el Red Bull llevan semen de toro para lograr su efecto energético. La propia firma lo ha desmentido, señalando que la taurina es un componente puramente sintético que bajo ningún concepto proviene de los testículos de las reses, pero el rumor sigue circulando.
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