Secciones
Servicios
Destacamos
Ana Rosa García
Martes, 1 de marzo 2016, 13:57
La sangre fluye de forma constante y sin parar, aunque sea fuera del organismo y metida en bolsas. Una intervención quirúrgica compleja, que descompense la media diaria de transfusiones en Valdecilla (entre 80 y 100), puede poner en aprietos las reservas. Ahora mismo el nivel ... es «óptimo», pero «no podemos bajar la guardia», ha avisado esta mañana la consejera de Sanidad,_ María Luisa Real, en la presentación de la memoria de actividad de 2015 del Banco de Sangre y Tejidos de Cantabria, que surte a todos los hospitales públicos y privados de la región y, también, se encarga de la recolecta. «Un año más se consigue la autosuficiencia. Con las donaciones recibidas se han podido satisfacer las necesidades transfusionales», ha destacado. Un «objetivo cumplido» que tiene como «auténticos protagonistas» a los 14.161 donantes (7.708 hombres y 6.453 mujeres), que de forma «altruista y anónima» mantienen viva esta cadena de solidaridad. El año pasado se registraron en total 23.480 donaciones, cifras «similares» a las de 2014 la diferencia es de un 0,54% menos. Acompañada por José Luis Arroyo, director del Banco de Sangre y Tejidos de Cantabria; y por Francisco García y Javier Gandarillas, presidente y secretario de la Hermandad de Donantes de Sangre, respectivamente, la consejera ha desgranado el balance. Ha destacado el dato de donantes nuevos, que creció hasta los 2.253 (181 más que en 2014), y la tasa de donación por cada mil habitantes, un 40,1%, que sitúa a Cantabria a la cabeza del ranking nacional la media en 2014 fue de 36,1%.
Aunque ha calificado de «satisfactorios» los resultados, Real ha recordado que solo dona un 3% de la población que potencialmente puede hacerlo (toda persona sana de entre 18 y 65 años), por lo que ha hecho un llamamiento «a no bajar la guardia» y a sumarse a este colectivo. Según la memoria anual, el grueso de las donaciones (62%) procede de las colectas de las unidades móviles, que en 2015 realizaron 491 salidas por toda la geografía de la región. Concretamente, estuvieron presentes en más de 45 localidades y acudieron a 20 empresas y 35 entidades (sedes del Gobierno, facultades, institutos...), obteniendo 14.605 donaciones. El 38% restante (8.872) se realizaron en el punto fijo de donación de Valdecilla, la sala habilitada en el pabellón 13. El presidente de la Hermandad, que ha subrayado la labor de promoción de los donantes veteranos, ha admitido que «una de nuestras asignaturas pendientes es fidelizar a los donantes nuevos».
La «fábrica» de la sangre de Cantabria se aloja desde hace ocho años en los sótanos del centro médico de Liencres. Las muestras llegan en neveras a diario al banco a última hora de la mañana y de la tarde y se procesan en menos de 24 horas para ponerlas a disposición de la demanda hospitalaria. Es un ciclo sin descanso, donde la maquinaria está siempre en funcionamiento.
Para evitar sobresaltos que pudieran interrumpir la «producción», el banco tiene todos los equipos por duplicado. «Somos responsables de la promoción de la donación, de su obtención, de la transformación en componentes sanguíneos y de su análisis para evitar la transmisión de enfermedades infecciosas», explica el director de la entidad, José Luis Arroyo.
Lo que no todo el mundo sabe es que «la sangre no se transfunde como se dona, como ocurría hace 20 años», sino que es sometida a un proceso de fraccionamiento, en el cual de cada muestra que tiene una cantidad estándar de 450 mililitros se obtiene un concentrado de hematíes (glóbulos rojos), una unidad de plasma y plaquetas en este caso se necesitan cinco donaciones para conformar una unidad.
Para separarlos, las bolsas de sangre se introducen durante unos minutos en una centrífuga y, a continuación, mediante medios mecánicos se meten en bolsas independientes. Cada componente se guarda en el banco en condiciones distintas, porque su utilidad también lo es.
«A cada paciente se le transfunde lo que necesita», apunta Arroyo. Los hematíes, que se conservan a 4 grados de temperatura y tienen una duración de 42 días, es el tipo de transfusión más frecuente. Se utilizan para cirugía programada y urgente, sobre todo traumatología, cirugía cardiaca y vascular, así como en los trasplantes. El plasma, en cambio, se congela (-30º) y dura dos años. «Es necesario en casos de alteraciones de la coagulación, grandes quemados o hemorragias masivas, pero de las 25.000 unidades que obtenemos al año, solo se utilizan unas 4.000. El resto se transforma en medicamentos (inmunoglobulinas, factores de coagulación para pacientes hemofílicos y albúminas)».
De los tres componentes, las plaquetas son las que tienen una vida más efímera. Solo se pueden utilizar en los cinco días siguientes a la donación, un tiempo en el que se mantienen a 22 grados en unas bandejas que están en continuo movimiento. «Es por eso que no queremos picos de donación extrema, sino que lo ideal es mantener una entrada continua de sangre. Cantabria necesita entre 90 y 100 donaciones al día para cubrir la demanda y mantener un nivel de stock que nos dé seguridad», señala el director. Y esa media, por lo general, se cumple. Aunque eso no quita para que de vez en cuando haya que hacer una llamada para reponer el alacén sanguíneo.
«Las plaquetas son un material muy demandado para pacientes oncológicos (trasplante de médula ósea, leucemias, etc)», explica Arroyo. Antes de que todos estos componentes sanguíneos sean remitidos a los bancos de los hospitales se someten a un doble control. «Uno de calidad, para asegurarnos de que los hemos elaborado con los requisitos de calidad óptimos, y otras analíticas de seguridad, para comprobar que no hay riesgo para el receptor de esa sangre».
Estas segundas pruebas sirven para descartar la transmisión de enfermedades infecciosas, concretamente VIH, hepatitis C y B y sífilis. «Estos análisis se hacen en todas las donaciones, pero además, a aquellas personas que puedan tener un riesgo añadido (por ejemplo, si han viajado a países con enfermedades endémicas) se les realizan pruebas específicas». Para la criba del resto de posibles infecciones »porque es inviable hacer pruebas de todo» es fundamental el cuestionario previo, apunta el director del Banco de Sangre. «La gente a veces se sorprende de la batería de preguntas que les hacemos, que incluyen por ejemplo los hábitos sexuales, pero es clave».
De todas las personas que se ofrecen a donar su sangre, «hay un 9% al que no le dejamos hacerlo. Esa exclusión puede ser temporal la mayoría o definitiva. La causa más común de que sean descartados como donantes es la anemia, en el caso de las mujeres; la existencia de una infección temporal (catarro, gripe...) o la toma de medicación». Arroyo recuerda que «hay tres requisitos fundamentales para poder ser donante, que son tener más de 18 años, pesar más de 50 kilos y gozar de buena salud. Por criterios de seguridad, no puede donar sangre aquella persona que ponga en riesgo su propia salud al hacerlo, por ejemplo, si sufre cardiopatía, insuficiencia cardiaca o respiratoria». El grueso de los donantes cántabros son habituales. «Se puede donar cada dos meses, se establece un máximo de tres veces al año las mujeres y cuatro los hombres».
Arroyo destaca que la cadena de la sangre en Cantabria «es más segura que nunca». Y explica los pilares que sustentan esta afirmación. «La educación y la selección de los donantes es el primero de ellos. Es importante que la gente sea sincera y que en las entrevistas previas nos cuenten la verdad. Aunque parezca mentira, hay quien nos intentan engañar y quien utiliza la donación como medio para hacerse la prueba del sida».
Todo el proceso se realiza con medidas de asepsia (material desechable), continúa. «Donar sangre no tiene ningún efecto secundario, más allá de la molestia del pinchazo o la sensación de mareo, que entra dentro de lo normal si se dona sin haber desayunado antes». Además del escrutinio de enfermedades infecciosas, el Banco de Sangre de Cantabria introdujo en mayo otra técnica que aporta un beneficio adicional, que consiste en «someter a las plaquetas a un tratamiento de reducción de patógenos para eliminar cualquier posible presencia de virus o bacterias». Y no solo eso, sino que a las técnicas de serología habituales, que identifican la presencia de anticuerpos frente a los virus de VIH, hepatitis B y C, se añaden otras más específicas las de identificación de virus mediante PCR, que no localizan el anticuerpo, sino el propio virus. «Por ley, solo es obligatorio para hepatitis C (VHC), pero nosotros lo hacemos en los tres casos».
En cuanto a las donaciones de médula ósea, en 2015 se registraron 520 nuevos donantes, «por encima de los 314 que se marcó como objetivo para Cantabria en el Plan Nacional de Médula Ósea», ha detallado la consejera en 2013 se llegó a 820 y en 2014 a 974. Real también ha informado de los resultados del programa de obtención de sangre de cordón umbilical, iniciado hace cinco años, en el que se han obtenido 386 donaciones. En este sentido, Arroyo, que reconoce un «leve descenso» respecto a 2014, se marca el objetivo de «mantener un índice de donación en torno al 10% de los nacimientos».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.