Aislado un hombre con la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo tras picarle una garrapata
El paciente de 63 años fue trasladado desde Salamanca al hospital militar Gómez Ulla de la capital, donde permanece estable y bajo vigilancia
Las autoridades sanitarias que vigilan la incidencia de las llamadas enfermedades emergentes, es decir, las que no existían en nuestro país hasta hace poco, han aislado a un hombre de 63 años que dio positivo en el virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) tras sufrir una picadura de garrapata. Es el segundo registrado en lo que va de año. El primero fue el de otro varón de 70 años en la misma provincia el pasado mes de mayo.
El hombre fue atendido en Salamanca y después derivado al hospital militar Gómez Ulla de Madrid, referente en el tratamiento de estas infecciones, donde será vigilado y sometido al protocolo de aislamiento que fija el protocolo en estos casos.
Esta enfermedad puede ser transmitida por la picadura del citado insecto, concretamente el del género 'Hyalomma', pero también entre humanos mediante el contacto con los fluidos o aerosoles de la persona infectada. De ahí las medidas especiales de control que se han tomado.
El Instituto de Salud Carlos III, organismo oficial responsable de la vigilancia estricta de estas enfermedades, certificó ayer que se trataba de la fiebre Crimea tras analizar las muestras biológicas obtenidas del paciente en el Complejo Asistencial Universitario de Salamanca (CAUSA), donde fue atendido inicialmente.
Estable y vigilado
Sobre el estado de salud del hombre infectado por el virus, fuentes del Ministerio de Sanidad trasladaron ayer que el hombre permanece bajo vigilancia y estable, aunque dentro de la gravedad clínica que implica esta patología. Y es que esta enfermedad, que a penas tiene un recorrido de diez años en nuestro país, no tiene medicación específica.
«Al tratarse de un virus, no de una bacteria, solo existen tratamientos antirretrovirales cuya eficacia no tiene todavía evidencia científica suficiente», explica el doctor José Ramón Ramos Rincón, experto en infecciones emergentes en el Servicio de Medicina Interna del Hospital General Universitario de Alicante.
La fiebre hemorrágica Crimea-Congo tiene una letalidad elevada, «nada desdeñable», valora este experto. Si es de hasta el 40% es más preocupante que otras patologías como el dengue importado, que se da mucho y preocupa, pero que cuenta con una mortalidad inferior al 1%.
Casos anteriores
Así, de los 18 casos registrados en España hasta hoy, desde que fuese localizado el primero en 2016, seis personas han perdido la vida víctimas de esta infección hemorrágica. Según el informe sobre la FHCC de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica, desde aquel año, la media de casos diagnosticados han sido dos al año.
El cambio climático, la globalización, el cambio en el patrón de temperaturas y de lluvias ha llevado a los expertos recientemente a alertar del incremento de las llamadas enfermedades emergentes –virus del Nilo, dengue, Zika, etc. contagiadas por mosquitos–, pero, en contra de lo que se esperaba, la FHCC no ha ido a más por el momento. Solo hubo un año, el pasado 2024, en el que se notificaron cuatro contagiados.
Sobre la zona del país con mayor incidencia, está muy circunscrita al norte de Castilla y León. A excepción de un par de casos en Extremadura y otro en Córdoba, todos fueron registrados en provincias de esta comunidad, especialmente en Salamanca.
«Se da allí porque este género de garrapata que aloja el virus tiene en aquella zona su hábitat. Sabemos que el virus está en esos insectos desde 2010 y pudo llegar a través de las aves migratorias», explica el doctor Ramos, quien insiste en la autoprotección que deben practicar las personas que salen al campo a pasear o tratar con animales.
Síntomas y precauciones
A saber: caminar por senderos, ir con el cuerpo tapado, con los calcetines por encima de los pantalones incluso o usar repelentes. Después de una salida al campo, hay que observarse para detectar la presencia de picaduras o los propios insectos, que deben ser retirados por profesionales sanitarios.
Los primeros síntomas en aparecer, pasados de uno a tres días e incluso nueve, son malestar general y, sobre todo, fiebre. Cuando existe además el rastro de la picadura de una garrapata –que a veces pasa desapercibida– se realiza un análisis para descartar enfermedades.
Dependiendo del insecto, se puede contraer la enfermedad de Lyme –no mortal pero sí grave– o la fiebre Crimea-Congo, que sí puede llegar a matar. ¿De qué depende que evolucione mal el cuadro médico y el desenlace sea fatal? «De tres factores principales: la carga viral que llevase el insecto que ha picado a la persona, el estado de salud del paciente y la fortaleza de su sistema inmune y, por último, la cepa del virus que le haya transmitido el insecto porque no todas son igual de letales», concluye Ramos.
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¿Hay más garrapatas ahora que antes?
Lo que provoca el virus en el cuerpo es una inflamación de los vasos sanguíneos, que pueden sangrar. Si la afectación se propaga por el cuerpo y por distintos órganos, los vasos se rompen, sangran y pueden provocar la muerte.
Debido a que la FHCC es una enfermedad de declaración obligatoria (EDO) urgente desde 2015, y dado que es emergente en España, la detección de un solo caso se consideraría un brote. Se debe comunicar como una alerta al Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), tal y como se hizo en este último caso.
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