Comienza la aventura

El primero en llegar al aeropuerto de Parayas es Chema, acompañado por su mujer. Veinte minutos más tarde aparece Tomás, junto a su madre, su mujer, hijos y nietos. José llega el último y con bastantes nervios ''por las cámaras, por el viaje, por miedo a olvidarme algo...'', admite. Los saludos y abrazos entre los compañeros se mezclan con las presentaciones de familiares. Como maleta, una bicicleta desmontada y todo lo necesario para recorrer los más de 3.000 kilómetros que separan Flandes de Torrelavega. ''En otros viajes iba más cargado, pero ahora no. Viajamos por el primer mundo, así que si necesitamos algo lo compramos por el camino'', cuenta Chema.

Su ruta está muy estudiada y los 186 años que suman entre todos no les van a impedir pedalear 90 kilómetros diarios con ilusión. Algunos días dormirán en tienda de campaña, otros en albergues y hostales. Su mayor preocupación es el tiempo y esperan que ''no llueva demasiado'' para poder viajar con tranquilidad. En esta aventura se ha incorporado Chema, quien no estuvo con los torrelaveguenses en la ruta a Cabo Norte. José cree que el grupo que han creado es muy bueno y esperan poder hacer nuevas amistades por el camino. ''Ahora mismo me ha mandado un mensaje una chica que conocimos el año pasado. Dice que nos va a invitar a una cerveza mañana'', cuenta como primera anécdota del viaje.

Como sorpresa final, y solo unos minutos antes de embarcar en el avión, la familia de Jose aparece en el aeropuerto. Van vestidos con camisetas idénticas de ánimo a los tres participantes. Su madre, su mujer y sus hijos han querido despedirse apareciendo sin avisar. ''Me han engañado totalmente'', cuenta José entre risas. Ahora tocan las despedidas y los abrazos finales. El vuelo despega y comienza el viaje.