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Nacho Cavia
Viernes, 8 de mayo 2015, 10:58
Alejandro García Suárez, de 78 años, falleció ayer atropellado por una furgoneta cuando circulaba en bicicleta por la nueva carretera que une Barros y San Felices de Buelna. El accidente mortal, que eleva la cifra de ciclistas fallecidos en las carreteras cántabras a seis en los últimos cinco años, se produjo a las nueve y media de la mañana en el kilómetro 2,5 de la carretera comarcal CA-170, a la altura del cruce que conduce a Sovilla.
La Guardia Civil de Tráfico explicó que la furgoneta, una Volkswagen plateada, alcanzó por detrás al ciclista, vecino de Tanos (Torrelavega), y le arrolló en un tramo sin arcén, ya que en ese punto la carretera se bifurca y envía el carril de la derecha hacia la localidad de Sovilla cruce que ni ciclista ni furgoneta iban a coger y deja el de la izquierda, en el que se produjo el alcance, para seguir recto hacia la localidad de Mata (San Felices de Buelna).
En el asfalto no había marcas de frenada, la furgoneta tenía un golpe en la zona derecha del frontal y en el retrovisor del copiloto, y la rueda trasera de la bicicleta estaba destrozada. El trágico accidente obligó a cortar durante dos horas un carril de la vía, en sentido San Felices-Los Corrales, que fue reabierto al tráfico pasadas las 11.10 horas.
Alejandro García, jubilado de las minas de Reocín, era natural de Mieres (Asturias), pero llevaba toda la vida en Tanos, donde era muy conocido. «Un muy buen vecino y un ciclista tranquilo, que siempre iba por la orilla, a su ritmo, sin prisas», explicó Augusto Herrera, ciclista veterano y también residente en la localidad torrelaveguense. «Era un auténtico cicloturista. Toda la vida subido a la bici. Le gustaba ir solo, algo que a veces es un peligro en la carretera, pero tenía esa costumbre».
El recorrido que hacía Alejandro García cuando cogía la bicicleta de montaña que usaba era casi siempre el mismo: salía de Tanos, iba por Viérnoles, Riocorvo, Las Caldas, Los Corrales, Somahoz y luego volvía por una carretera que da a San Felices y que no tiene prácticamente circulación. El recorrido le llevaba entre dos y tres horas. «Era un hombre muy activo, que estaba en forma y no aparentaba la edad que tenía. Una auténtica desgracia. La familia está rota completamente». Alejandro García estaba casado y tenía un hijo y un nieto.
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Precedentes
En los últimos cinco años han fallecido otros cinco ciclistas, además de Alejandro García, en las carreteras cántabras. El arranque del lustro fue negro, con tres atropellos mortales en siete semanas: primero el joven de 20 años Víctor Jiménez, arrollado en el Alto de Carmona el 24 de julio de 2010; después José Luis Iglesias, que murió en el puerto de Palombera el 4 de septiembre y diez días después Francisco González García, vecino de Ganzo de 67 años, que murió el 14 de septiembre al ser atropellado por una furgoneta de reparto en una rotonda de Quijas.
Tres meses más tarde, el último día de 2010, Manuel Zubillaga Arce (48 años) fue atropellado por una furgoneta en Colindres y falleció en el acto. El fallecido era natural de la localidad de Limpias y regresaba en bicicleta a Laredo, donde residía, para celebrar la despedida del año.
Tras un trágico año 2010 en el que se produjeron cuatro muertes de ciclistas provocadas por sendos atropellos, la siguiente víctima mortal no se produjo hasta mayo de 2013. Juan Antonio Sancibrián Salmón, vecino de la Cuesta del Martino (en el pueblo de Soto Iruz) se salió de la calzada y se estrelló contra un poste de la luz cuando regresaba a casa en bicicleta cargado con dos garrafas de agua que acababa de llenar en una fuente.
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