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josé Montes
Miércoles, 12 de agosto 2015, 20:29
Salimos de Eger en dirección a Hortobagy por la gran llanura húngara llamada por aquí Puszta, así que nos salen 101 km. por un perfil prácticamente plano si quitamos la parte inicial. El perfil de hoy es: 214 m. altura máxima 83 m. mínima 230 m. de subida y 312 m. de bajada.
La salida de Eger es como la de cualquier otra ciudad, casas, tráfico, gente, hasta que unos pocos kilómetros. después la naturaleza te absorbe: árboles, verdor y carreteras sin arcén, estrechas y de pueblo por donde, excepto cuando pasa un vehículo, pedaleamos con alegría, máxime si todo es llano, aunque, a decir verdad, en ocasiones la carretera es tan recta que se llega a hacer pesado porque parece que no llegas nunca al final.
Atravesamos el pueblo de Mezkövesd y lo significamos porque es el centro neurálgico de la cultura Matyó reconocida por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en el año 2010. Los rasgos de esta comunidad son que, además de pertenecer a la iglesia católica- romana, tienen un arte en común que se caracteriza por los motivos florales utilizados en el bordado de punto plano y la decoración de objetos. Sinceramente es muy llamativo y curioso.
la ruta
la ruta
Pero todo cambio a unos 43 km. tras atravesarel lago Tisza que es el mayor embalse artificial de Hungría y fue comenzado en 1973 y acabado en la década de los 1990 como parte de un proyecto para evitar las frecuentes inundaciones del río del mismo nombre. Tiene una longitud de 27 km, una superficie de 127 km² y una profundidad media de solamente 1,3 m.
A partir de aquí entramos en la región de Hajdú-Bihar que es prácticamente llana. Su punto más elevado es de 170 m. y tiene uno de los suelos más fértiles para una de las densidades de población más bajas de Hungría. Paseos a caballo, rutas en bicicleta, tranquilidad, aguas termales y naturaleza es lo que ofrece esta región.
Saliendo del lago entramos en Tiszafüred la capital de la zona del lago Tisza, un centro turístico y termal donde la gente se recrea con los alrededores absolutamente vírgenes. Y finalmente llegamos a nuestro destino de hoy, el Parque Nacional de Hortobagy, el más grande de los existentes en Hungría, reconocido por la Unesco desde 1999 como Patrimonio de la Humanidad. En este lugar destaca la ganadería, especialmente caballos de raza autóctona llamada nonius quienes dieron fama a los csikós (jinetes) húngaros.
Toda la zona está llena de granjas con animales sorprendentes: gansos raros, cerdos peludos (y no miro a nadie) vacas con cuernos enormes, cabras que ni te cuento, etc.
Nuestro recorrido:
De Eger salimos viendo la ciudad que ya está llena de gente a las 8:00 de la mañana. Quisiéramos decir que hemos estado en un camping repleto de gente donde se pone de manifiesto la confianza entre todos los acampados. El camping tiene una cocina común y dos neveras grandes a retaque. Dentro de ellas está todo lo que cada uno de nosotros mete. No hay problema, al menos lo nuestro estuvo dentro y nadie se lo llevó. ¿Podríamos hacer en España algo así?
Hemos pasado por un pueblo húngaro de nombre Ostoros y nos ha hecho gracia. El paisaje al principio está lleno de viñedos cuyas uvas nosotros catamos con el único fin de advertir al dueño que ya puede o no vendimiar. Para ello hemos tenido que hacer varias cata..duras.
Como veis en todas las poblaciones hay carriles bici que facilitan a todas las personas usar este transporte con naturalidad. La llanura facilita el uso y no es de ahora porque se ven unos prototipos de los años 50.
Antes de llegar al lago Tisza, paramos en una terraza de un bar a refrescarnos y a comer, pues aunque eran las 12:00, llevábamos buen ritmo. Pedimos dos cervezas de medio litro y nos pusimos a hacernos nuestros bocadillos. A La dueña del bar le faltó tiempo para sacarnos dos platos, dos cubiertos y unas servilletas. Le hice un ademán para que me trajera a mí otro medio litro de cerveza (Ha hecho hoy 40 º) pero nos trajo medio a cada uno. Mientras hacíamos el bocadillo Tomás se cortó con una navaja que lleva la cual fue afilada por un húngaro que conocimos días pasados. Su dedo sangraba y a la dueña, de nuevo, le faltó tiempo para traerle una tirita. La cerveza y su ego hicieron que Tomás se pusiera tierno comenzando sentirse como tocado por un espíritu divino pues sentía que se elevaba. Comenzó a mascullar cosas que sólo él entendía mientras seguía bebiendo el líquido dorado. Total que tuvimos que atrasar la salida ligeramente hasta que estuvimos todos a punto.
Desde aquí nos quedaban unos 40 km. a Hortobagy, sabíamos que era todo llano, que hacían 40 grados y que eran las dos de la tarde, pero nos arriesgamos.
No tratamos de darle épica al relato, simplemente las fotos os podrán enseñar las carreteras interminables, llanas, infinitas con aire que ardía, de frente, secándonos las gargantas pero sin encontrar un lugar para reponer fuerzas porque en 40 km no había ni un solo pueblo. Dos abuelos sesentones por aquí y en esta situación. ¿Dónde irán?
Finalmente, a las 4 de la tarde llegamos al pueblo.
Ya en Hortobagy entramos a uno de los dos campings donde hemos tenido que montar la tienda, lavar, ducharnos, hacernos la cena, dar un paseo para ver los alrededores, fregar, y hacer la crónica.
Estamos molidos. Sólo pedimos que nos bajen 15 grados por favor, que llevamos 19 días así.
Veremos cómo se nos da mañana.
Saludos
Jose y Tomás
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