"Con el hombre se ensañó, conté hasta diez puñaladas y creí que lo había matado"

Aunque ninguno se puede imaginar un desenlace fatal como el del miércoles por la noche, en el barrio de La Inmobiliaria reconocen que a menudo hay discusiones y "líos" en la calle y "en algunos pisos". En concreto, en el edificio número 12 de la calle Julián Urbina, donde unas vecinas confirmaron a este periódico que residía desde hace unos meses el presunto agresor, "ya se habían escuchado peleas y discusiones en alguna ocasión". "Aunque no te imaginas que pueda acabar de esta manera". Ayer, en este rincón de Torrelavega, se habló de presencia policial y de la imagen deteriorada de un barrio "que siempre fue pacífico y tranquilo".

Fue una jornada de relatos. "En cuanto oímos los gritos salimos al descansillo a ver lo que ocurría y luego bajamos al portal donde ya nos encontramos con todo el lío". Eso lo contaba un matrimonio que ayer salía de casa alrededor de las once de la mañana. Según explicaron, el joven de 19 años, presunto autor de las puñaladas, vive "desde hace varios meses" en uno de los pisos alquilados que hay en el inmueble. "Que yo sepa no son del barrio y llevaban aquí poco tiempo viviendo juntos el chico y la chica con aparente normalidad". Eso contrasta en cierto modo con otro testimonio recogido allí mismo: "Ya otras veces habíamos oído fuertes discusiones y peleas".

"Ha sido algo dantesco, sobre todo encontrarte con este escenario, dos personas ensangrentadas en mitad de la calle después de recibir varias puñaladas y la gente sin poder hacer nada hasta que han intervenido dos chicos que se pararon con su coche y pudieron quitarle la navaja", contaban. Al parecer uno de los vecinos del presunto agresor comentó que en el lugar de los hechos estaba el propio padre del detenido que, según los testimonios, dijo a la Policía que "no quería saber nada de él". "A saber qué clase de vida lleva", se escuchó ayer en los corrillos del barrio.

Hablan vecinos de La Inmobiliaria "de toda la vida". "Llevamos aquí viviendo más de cincuenta años y, aunque es una barriada de gente trabajadora, hay mucha gente que ha venido de fuera, inmigrantes, y otros que no son extranjeros pero que no son del barrio y vienen a perturbar a los que estamos aquí muy tranquilos", señalan.

Junto a la tienda musical Toby, pegada al número doce, destacaban que hay varios pisos de alquiler en el inmueble. Allí, la rotación de inquilinos es elevada y "son frecuentes" desde hace varios años los problemas, "por discusiones, ruidos y trapicheo de drogas". Además, recuerdan que la comunidad de propietarios de este edificio ha denunciado los hechos "varias veces". Reclaman "más presencia policial" para frenar esta situación y que hechos como el que ocurrió la noche del miércoles "no se repitan".

Trapicheos y denuncias

"El problema lo tenemos con esa gente que alquila pisos sin saber a quién ni para qué y, aquí, en Julián Urbina sabemos de una vivienda en la que se trafica con droga. La policía lo sabe, les llamamos, vienen, les detienen, van a los Juzgados y a los dos días ya están en la calle", protestaban ayer.

En su opinión, además de una mayor presencia de policía "no en coches, sino patrullando a pie por las calles" es necesario que "el Ayuntamiento o a quien corresponda controle a qué tipo de personas se están alquilando estos pisos. Porque al final con esta gente lo que estamos es deteriorando aún más la imagen de un barrio en el que vive gente honrada y no delincuentes como parece por estos casos".

"Derecho a estar tranquilos"

Insisten en que un suceso de este calibre, con tres heridos y una persona en estado grave, es "algo aislado", aunque "a menudo hay peleas, ya sea por líos de faldas o de drogas" por lo que "tampoco nos debe sorprender y alarmar".

De hecho, en varias ocasiones las asociaciones de comerciantes y vecinos de La Inmobiliaria han reclamado al Ayuntamiento una policía de barrio permanente para "acabar con la falta de seguridad". "Los vecinos de La Inmobiliaria tienen "derecho a vivir y trabajar en un barrio como siempre fue, pacífico y tranquilo", y habitado por gente que "se comporte con respeto al vecino, sean de donde sean unos u otros". En este sentido, rechazan que este problema de falta de seguridad tenga que ver con "razas o procedencias", sino con "comportamientos incívicos".