«Me puso un machete en la cintura y yo le empujé»
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Una cajera evita un atraco en un supermercado de Torrelavega con «un gesto instintivo»Las cajeras de los supermercados Lupa tienen instrucciones de la empresa de no ofrecer resistencia en caso de atraco, pero Gema empujó al asaltante y lo hizo huir, pese a que la amenazaba con un machete. El suceso ha llamado la atención de los ... ciudadanos por la valentía de la empleada, aunque ella resta importancia a lo ocurrido: «Sólo fue un gesto instintivo». Agentes de la Policía Nacional detuvieron al día siguiente al delincuente, de 32 años y con antecedentes penales, como presunto autor de un delito de robo con violencia e intimidación en grado de tentativa.
Según Gema, el individuo entró dos veces en el establecimiento, situado en la calle José María Pereda, de Torrelavega, a la altura del barrio La Inmobiliaria. Ella cree que en la primera ocasión volvió a salir del supermercado porque «había gente en la caja», mientras que, en la segunda, ya sin clientes, aprovechó para pedirle que «le recargase el teléfono móvil». Pero el asunto se complicó: «La tarjeta para realizar el pago me salió denegada dos veces, por lo que avisé a la encargada, Álex, y ella me dijo que lo arreglase más tarde».
«Cuando me giré para guardar el justificante para hacer la cancelación por la noche -explica-, me lo encontré justo de frente y me dijo que le diera la caja. Yo di un paso atrás y entonces sacó el machete de la sudadera y me lo puso en la cintura». Él, siempre en voz baja, pidió por segunda vez que le entregase el dinero y ella, que se quedó «como noqueada», avisó a su compañera Álex, que «empezó a llamar al carnicero a 'grito pelao'». Cuando ya por tercera vez y «empezando a titubear» pidió el dinero, Gema lo empujó dos veces y, a la segunda, «guardó el machete y salió».
El asaltante se dirigió por la misma calle hacia la salida de la ciudad y huyó en una moto de pequeña cilindrada que tenía estacionada a la altura de la tienda de Jesús Saiz. Gema dice que en ningún momento se encaró con él y que reaccionó empujándolo, como podía haberle dado por «llorar o quedar paralizada». «Después lo piensas y dices: ¡Cómo he podido hacer yo eso! Si me clava el machete me hubiese quedado ahí, lo tengo clarísimo».
El intento de atraco fue un lunes, el único día de la semana que Gema deja la pescadería para trabajar como cajera. «Me tocó y nunca piensas que va a suceder. Tenemos instrucciones de no ofrecer resistencia, pero cada uno reacciona de una manera», afirma, a la vez que recuerda que su compañera «se quedó petrificada» y que el machete «parecía una catana con la hoja muy ancha».
Es la primera vez que le ocurre algo así y a ella le ha dado por reírse, mientras que la encargada del supermercado «no para de llorar». «Cada uno lo gestiona como lo gestiona», dice serena en la pescadería. Eso sí, este martes perdió la sonrisa al ver que la noticia se estaba divulgando de una forma «poco exacta» y porque tuvo que ir al juzgado a «ratificar la denuncia», aunque el juez ya dispuso el ingreso en prisión del delincuente. Gema quiere que todo termine en un juicio para que «se haga justicia y esto no vuelva a ocurrir». La abogada del detenido ha pedido su libertad alegando que sufre esquizofrenia.
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