Ganadería ignorará los contraanálisis de los ganaderos, pero no les sancionará

La Consejería de Ganadería no sancionará a los ganaderos que realicen contraanálisis de las muestras de sangre de reses en laboratorios no autorizados, pero sus resultados no tendrán validez alguna para la Administración. Así lo aseguró ayer el director general de Ganadería, Ismael Esparza, al valorar la sentencia del Tribunal Supremo que posibilita que los productores puedan encargar sus propios test en laboratorios de reconocido prestigio sin ser multados por ello.

Sin embargo, el responsable de Ganadería no cree que la resolución del Alto Tribunal suponga ningún cambio en la política sanitaria de la cabaña ganadera de Cantabria. Y para ello invoca la normativa vigente. Sostiene Esparza que la ley estatal de Sanidad Animal determina que «sólo podrán realizar diagnósticos o análisis de enfermedades de animales sujetas a programas nacionales de prevención, control, lucha y erradicación los laboratorios de carácter público de las comunidades autónomas o los expresamente reconocidos o designados al efecto».

Con esta percha como argumento, Ganadería lo tiene claro, aún con la sentencia del Supremo todavía caliente. Los ganaderos no serán sancionados por hacer contraanálisis en laboratorios no autorizados, como le ocurrió al propietario de la sociedad La Isla, al que impusieron una multa de 3.001 euros por verificar las analíticas en la Facultad de Veterinaria de León. Esta explotación ha sido la única expedientada por hacer análisis en un laboratorio no autorizado. Pero la Consejería de Ganadería hará oídos sordos a los resultados que no nazcan de un centro autorizado. Y en Cantabria, el único habilitado por la Administración es el Laboratorio de Sanidad Animal, y en España el centro de referencia para la tuberculosis bovina está en Granada. «La Administración de Cantabria dará validez siempre a sus propios análisis frente a cualquier otro», enfatizó Esparza. Así que, a juicio del director general de Ganadería, la resolución del Supremo no interfiere para nada en el sistema de saneamiento ganadero.

El responsable de Ganadería explicó que el principal problema sanitario de la cabaña ganadera de la región en 2003 era la brucelosis bovina, una enfermedad contra la que se lleva luchando desde hace más de 20 años, «con un alto coste, tanto para los ganaderos como para la propia administración». Las políticas sanitarias aplicadas por el Gobierno han hecho que «la prevalencia de explotaciones positivas a diciembre de 2009 sea del 0,6%, menos de la décima parte de la existente en 2003».

La prevalencia de la tuberculosis bovina a finales de 2009 era del 0,9% frente al 2,26% de 2007.