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CANTABRIA

UN FERROCARRIL DIGNO ENTRE SANTANDER Y MADRID

¿Qué pecado hemos cometido los habitantes de esta tierra para ser siempre los últimos en el reparto de infraestructuras dentro de España?

Juan José Arenas de Pablo

Jueves, 25 de febrero 2010, 21:23

Hay un ruido de fondo inevitable y hay un ruido que llega a ser de cacharrería. Un buen ejemplo del último puede ser el producido por las noticias relativas a la tantas veces prometida nueva línea ferroviaria a Madrid para el tren de alta velocidad. Noticias malas, de suspensión de licitaciones para sendos tramos de plataforma AVE a su salida de Palencia. Aunque, a renglón seguido, nos tranquilizan desde Fomento y, obligándonos a elegir entre el AVE a Madrid y el AVE a Bilbao, nos siguen prometiendo que uno de los dos será realidad en 2015.

Bueno, hay que matizar: El compromiso de Fomento, en el caso de la conexión con Madrid, se refiere a llegar con el AVE hasta Cantabria, léase Reinosa, no hasta la Plaza de las Estaciones de Santander. Y es que atravesar las Hoces con un ferrocarril moderno, con velocidad mínima de 200 kilómetros/hora, es toda una hazaña. Vamos, yo creo, tratando de ser realista, que sería una hazaña si se construyera alguna vez. Porque hay todos los motivos para pensar que ese tramo, y ojalá me equivoque, no verá la luz jamás.

¿Qué pecado hemos cometido los habitantes de esta tierra para ser siempre los últimos en el reparto de infraestructuras dentro de España? Yo me atrevo a decir que los cántabros arrastramos un doble pecado: Estar unidos a la Meseta por un territorio muy difícil, a lo que hay que añadir, haber querido ser, caiga quien caiga, una comunidad autónoma compuesta por sólo medio millón, o quizá 600.000 habitantes y ello contando con la inmigración de última hora. Lo que supone tener cinco diputados en Cortes con reparto, ya clásico, de tres diputados para el PP y dos para el PSOE. Es decir, el Gobierno central tendría que hacer un enorme esfuerzo económico para conseguir, quizás, un diputado más en Cantabria. Y, seguramente, las cuentas no le salen. Sin embargo, a la hora de contribuir al Presupuesto nacional, no creo que la inspección de Hacienda tenga en cuenta la circunstancia de que vivimos en un gran aislamiento y nos suavice las tarifas del IRPF. Por no hablar del reverdecido, profundamente injusto y posiblemente inconstitucional Impuesto de Sucesiones que desde el principio del año se ha reimplantado en nuestra comunidad. No en el fiscalmente mimado País Vasco, ni tampoco en Madrid, e incluso en Castilla León.

La nueva autovía que, al fin, ha conectado a Santander con Palencia, incluye en la zona de Las Hoces viaductos bastante impresionantes. Pero la autovía se apoya en arcos de círculos de radio que pueden bajar hasta 400 ó 500 metros, cuando el radio necesario para alojar a la nueva vía férrea no puede bajar de los 2.000 metros. O sea, hay que dibujar sobre el terreno círculos de radio igual a dos kilómetros, lo que significa que la vía quedará en el aire y con una altura sobre el suelo tremenda, que es la altura de las pilas del necesario viaducto. Me da la impresión de que van a ser 30 kilómetros desarrollados en túnel y, entre túneles, impresionantes viaductos. Por eso, al ver a Fomento tan decidido a acometer la nueva línea desde Palencia, atacando los tramos más fáciles del trazado, uno no puede menos que sonreir ante la astucia del Ministerio.

Con todo, yo no escribo estas líneas para llorar o para indignarme, aunque motivos haya de sobra. No lloréis sobre la leche derramada dice un proverbio inglés, y dice verdad. ¿Qué se puede hacer en la conexión ferroviaria con Madrid? Respuesta: Mejorar, empezando mañana mismo, y hasta donde se pueda el único ferrocarril digno de ese nombre que circula por los valles de esta tierra. Hay que conseguir una inversión suficiente para instalar una nueva catenaria, que permita arrumbar a la vieja y parcheada actual que, semana sí, semana también, y aunque aburrida por su repetición, es noticia en la prensa local. El tren Alvia de las tantas ha quedado bloqueado como consecuencia de la rotura de la catenaria. Los viajeros han sido informados de que el tren se ha quedado bloqueado. Amablemente se les ha invitado a descender del tren, cada uno con su maleta, claro. Y el resto del viaje, en autobús. Pero ¿no decíamos que nos gusta mucho más el tren? Ya se sabe que, una vez más, la culpa es de la catenaria, vieja, remendada 100 veces y no compensada.

¿Y que decir del estado de las vías? Aunque la velocidad del Alvia no sea de vértigo, los actuales carriles se mueven a ratos con un bamboleo de caballitos de feria. Hay que ir a carriles nuevos, largos, soldados, traviesas renovadas, que hagan posible explotar la vieja línea a tope de sus posibilidades, apurando la velocidad que cada tramo hace posible en función del valor del radio de las curvas del trazado. Por supuesto que habrá que plantear sistemas seguros de control del tráfico.

Pues bien, quería yo exponer lo sorprendente que resulta calcular los tiempos de recorrido por cada uno de esos tramos con el tren actual. Si subdividimos el Palencia-Santander en cinco tramos, tendríamos Santander-Los Corrales, Los Corrales-Reinosa, Reinosa-Alar y, finalmente, Alar-Palencia, con longitudes de línea estimadas en, respectivamente, 36, 34, 50 y 90 kilómetros. Pongamos un valor del radio mínimo de 500 metros para Santander-Los Corrales, de sólo 250 metros en el tramo de Las Hoces, Corrales-Reinosa, de 500 metros en el tramo Reinosa-Alar y, finalmente, un radio de 1.200 metros entre Alar del Rey y Palencia.

Tales radios conducen a una velocidad límite de 110 kilómetros/hora entre Santander y Los Corrales, de 90 en el tramo difícil de Las Hoces, de 110 entre Reinosa y Alar y de 175 kilómetros por hora en el último tramo hasta llegar a Palencia. Con la conocida fórmula que dice que el tiempo es el cociente de espacio/velocidad, obtenemos para los cuatro tramos unos tiempos que, expresados en minutos, son de 19.6, 22.7, 27.3 y 27.4., De modo que el tiempo total para llegar a Palencia resulta de 97 minutos.

Sale tan poco que enseguida se piensa qué nos hemos dejado, Seguro que muchas cosas, como la pérdida de tiempo de posibles paradas intermedias, Pero el prometido AVE no iba a tener paradas hasta el mismo Palencia. Pese a ello, y aunque no entendamos por qué, aumentemos ese tiempo en un 25%. Aceptemos un tiempo total de recorrido de 1.25 veces 97 minutos, o sea de 121 minutos, poco más de dos horas.

En Palencia se encuentra el AVE que actualmente invierte una hora exacta entre Valladolid y Madrid. Su prolongación hasta Palencia, 40 kilómetros en números redondos, precisa de un tiempo de recorrido de 15 minutos. Entonces, el tiempo total a invertir para, en el actual Alvia, viajar desde Santander hasta Madrid debería costar no más de: 121 + 15 + 60 = 196 minutos, o sea tres horas y 16 minutos, o sea, tres horas y cuarto. ¿Nos interesaría una propuesta como ésta a la gente que hoy utilizamos el tren pese a su pesadez?

Yo creo que sin duda. Y cuando el verdadero AVE se acerque hacia Reinosa, el tiempo total entre Santander y Palencia disminuirá. Sé que me he olvidado de que, por ejemplo la estación de Frómista está en una curva de sólo 500 metros de radio y que para que estos números sean realistas, habrá que hacer obras locales, Pero todo ello sumado, ni de lejos se parecerá a la factura del mítico AVE.

Comprendo que este texto no resulte interesante para muchos lectores. Les presento mis excusas, pero incluir en el presente artículo unos números mínimos resulta indispensable si queremos entender qué ocurre con nuestro ferrocarril.

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