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ABEL VERANO
Sábado, 20 de marzo 2010, 10:05
Indignación, impotencia, desolación y ganas de que esta particular pesadilla acabe cuanto antes. Estos son algunos de los sentimientos que trasmitía ayer a este periódico Álvaro Alonso, gerente y uno de los propietarios del Hotel Miramar, tras conocer la sentencia del Tribunal Supremo que confirma el deslinde marítimo terrestre que sitúa al histórico hotel castreño -fue inaugurado en 1945- dentro del dominio público, porque se asienta sobre terrenos que forman parte de la playa de Brazomar.
El gerente de esta instalación hotelera ya tiene asumido que su inmueble será derribado, no obstante recuerda que hay una parte del hotel que no está afectada por Costas -la que se levanta sobre el paseo de la playa de Brazomar- aunque esa estructura también sucumbirá a la piqueta. A pesar de que Álvaro Alonso da por perdida su batalla con la Demarcación de Costas, está intentando recibir una indemnización que de alguna forma compense esta «mala noticia». Para ello, el gerente del hotel va a realizar una tasación del inmueble y sus puestos de trabajo, aunque reconoce que «nos darán muy poco, si nos lo dan».
Lo que no se puede quitar de la cabeza este propietario del Hotel Miramar es que los once trabajadores de esta empresa «nos vamos a quedar en la calle». «No somos nada optimistas la verdad pero lo que queremos es que esta situación se resuelva cuanto antes porque en estas condiciones no se puede trabajar», lamentaba ayer Álvaro. Y es que con este «panorama» el establecimiento hotelero no puede organizar bautizos, bodas y demás, ya que no sabe cuando van a tener que abandonar las instalaciones.
Plazos
La demolición del Hotel Miramar está tan asumida por sus propietarios, que se refirieron al proyecto de derribo que la Demarcación de Costas está redactando y que estará finalizado «para finales de este verano». ¿Cuándo se derribará? La fecha aún se desconoce pero nadie duda ya de que la piqueta acabará con este inmueble.
No obstante, Álvaro Alonso advierte de las posibles consecuencias que pueden provocar los fuertes temporales de oleaje si se derriba por completo el hotel y se deja el terreno «limpio». «La subida de la marea podría provocar que los garajes de la zona se inunden. Es algo que deberían prever desde el Ayuntamiento de Castro Urdiales para intentar evitar estos daños».
El gerente del Hotel Miramar tampoco descarta que en la pequeña parcela, que no está afectada por Costas y que se levanta sobre el paseo de la playa de Brazomar, se pueda hacer algún tipo de instalación. «Quizá podría hacerse algo pero lo veo difícil porque al ser una zona de servidumbre el Consistorio quizá quiera dejarlo simplemente como paseo».
Mientras la Demarcación de Costas tramita el proyecto de derribo de este hotel, su gerente no sabe si reír o llorar. Lo que tiene claro es que seguirá trabajando hasta que la ley se lo permita.
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