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SANTIAGO DOBARGANES, DE OFICIO....VITICULTOR

«Atiendo en solitario tres hectáreas de viñedos»

MAXI DE LA PEÑA

Domingo, 4 de abril 2010, 02:19

E cultivo de la vid, la elaboración del vino, su promoción con margen de calidad y su incidencia en los mercados se considera como ejemplo de agricultura comercial, de un producto exportado con vocación social. En Liébana, los viñedos forman parte del paisaje desde hace siglos, pero las cepas quedaron abandonadas a su suerte hasta hace unos ocho años, en que se comenzó a recuperar la elboración del vino. Santiago Dobarganes (31 años, Esanos), propietario de Bodega Río Santo, es un ejemplo cualificado de la recuperación del oficio de viticultor en esta comarca de licores.

Dobarganes reflexiona en voz alta: «En Liébana la viticultura es una tradición de 12 siglos. En mi caso, no se concibe el trabajo en el campo sin el cuidado de las viñas; era una tarea más de las que realizaban nuestros padres y nuestros abuelos». Recuperó dos viejas viviendas familiares para hacer apartamentos y, al tiempo, aprovechar las típicas bodegas subterráneas, «las de toda la vida», con que estaban dotadas los bajos de aquellas casas. Allí lo elabora y allí también reposa el vino que salió de la hectárea productiva que tiene en estos momentos. En total dispone de una capacidad para 17.000 litros de vino que se comercializan bajo la etiqueta de Vino de la Tierra de Liébana.

Las viñas lebaniegas declinaron a principios del siglo XX por el ataque de la filoxera. Los expertos no poseen datos sobre la influencia de las variaciones climáticas en las producciones agrícolas lebaniegas, «pero sí sabemos que ya en el siglo XIX los caldos lebaniegos eran reconocidos internacionalmente», precisa.

Pero la situación ha cambiado radicalmente en el sector: «La última cosecha ha sido buena. Atiendo en solitario tres hectáreas de viñedos». Para los trabajos más intensos, como la vendimia, Dobarganes cuenta con la ayuda de allegados y familiares, continuando con la tradición ancestral de participar colectivamente en esta tarea. La última cosecha embotellada es de unas 7.000 unidades, «cifra más que interesante».

Los vinos tintos de Liébana son caldos con mucho cuerpo, de sabor afrutado, con tonalidades rojizas intensas y muy aromáticos. Son recomendables para acompañar sobre todo carnes y pescados.

El propietario de Bodegas Río Santo asegura que «el mercado actual para nuestra producción es local y regional, pero con una creciente proyección a los mercados nacionales». Las plantías tienen vides casi centenarias, con escasa posibilidad de mecanización, de producciones reducidas y de elaboración artesanal, «lo que supone que los precios, aunque se aumente la producción, no tienen margen para reducir», sostiene el viticultor lebaniego.

La bodega está en funcionamiento desde el año 2005. Se fundó para continuar una tradición multisecular que estaba cayendo en desuso en Liébana, hasta casi su extinción. Explica que en su caso «siempre ha existido una tradición familiar en el cultivo de la vid, la elaboración del vino y la destilación del aguardiente desde tiempo inmemorial; conservo los viñedos centenarios de mi familia y la mejor forma de preservarlos era mediante el cumplimiento de la legislación vigente: cuota de producción de uva y elaboración normalizada del vino».

Es tiempo de economías alternativas, surge el turismo enológico. Dobarganes considera que se trata de una actividad en expansión. «Existe un interés creciente en conocer los procesos de producción ancestrales, la conservación de las tradiciones y la gastronomía utilizando productos locales de calidad». Su negocio no es ajeno a esta corriente contemporánea y los tres apartamentos de su propiedad y la bodega se ofrecen como un conjunto, «se refuerzan y se complementan», subraya.

Si además, la producción se va consolidando y se reconoce su calidad como en el caso del vino Lusía que obtuvo el galardón internacional Baacchus de Oro por la cosecha de 2008, es que se están haciendo las cosas bien. Así lo reconoce Dobarganes: «Es un galardón con amplia repercusión mediática, pues se trata del primer premio relevante de carácter internacional que se otorga a un vino de Cantabria. Para el vino Lusía es el reconocimiento a un trabajo bien hecho con una trayectoria en el mercado de tan sólo tres años, lo que nos indica que estamos en el buen camino para que nuestro vino de la tierra de Liébana figure en el panorama enológico mundial».

La Administración regional ha hecho una decidida apuesta por los productos locales de calidad. El viticultor nacido en Esanos, perteneciente a Cillorigo de Liébana, sostiene que «en nuestro caso, se incentivan las inversiones mediante subvenciones directas al cultivo y la transformación, con la participación de técnicos de campo y enólogos y al mismo tiempo están haciendo una labor de promoción importante».

¿Qué variedad de uva es la más apropiada para los caldos de esta comarca? Dobarganes dice que en Liébana tradicionalmente «van mejor las variedades tintas que las blancas, estando bien aclimatada la variedad Mencía. Estamos en pleno proceso de experimentación con diversas variedades tintas y blancas, cuyos resultados veremos en los próximos años».

Sus viñedos están plantados en el valle de Bedoya. «Climatológicamente es una zona de abrigo a los vientos del norte, de poca altitud, con suelos sueltos y bien drenados localizados en pronunciadas pendientes expuestas al sur y donde el cultivo de la vid se mantuvo como una reliquia en Cantabria, al borde de la extinción. Cuando Desarrollo Rural incentiva la recuperación de los viñedos en este valle el terreno está abonado», arguye.

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