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La salida del safety car marcó el devenir de la carrera. :: AP
Una alternativa llamada Rosberg
FÓRMULA 1

Una alternativa llamada Rosberg

El alemán de Mercedes se coloca segundo en la clasificación y confirma el deterioro de Schumacher

ENRIQUE YUNTA

Lunes, 19 de abril 2010, 02:17

El espejito le repite cada mañana lo guapo que es, condescendiente ante tanto esfuerzo de su dueño por mantener una imagen moderna y llamativa para alegrar a las insistentes cámaras. Nico Rosberg es el piloto metrosexual de la Fórmula 1 y mide todos sus movimientos asesorado por su novia Vivian Sibold, una sirena más que empieza a desfilar por la pasarela del 'paddock' y que estudió diseño de interiores en Nueva York y Milán. Hijo del mítico Keke Rosberg, Nico asoma en el pelotón de pata negra y presenta su candidatura batallando con los McLaren, Red Bull y Ferrari.

Imperativamente se ha convertido en la baza de Mercedes ya que Michael Schumacher confirma su caída libre en este inicio de temporada desesperante para él. Cuarentón aburrido sin saber cómo matar el tiempo, le picó el gusanillo al mito y ahora paga esos tres años de inactividad, superado siempre por su compañero de equipo tanto en las tandas de calificación como en la carrera.

Es hiriente por momentos ver al heptacampeón con tan poca fuerza y en China le pasó hasta el apuntador. El propio Rosberg, Felipe Massa, un par de ocasiones Lewis Hamilton, Sebastian Vettel, Adrian Sutil, Petrov y Fernando Alonso le dejaron en evidencia y su décima plaza le concede un punto ridículo para acumular diez y merodear por la zona media, a cuarenta de un Rosberg (dos quintos y dos podios) que es segundo en la general.

Malos tiempos para Pedro Martínez de la Rosa, que si no es por una cosa es por la otra. Tiene un 'warning' el piloto español, una pelota de partido en contra camuflada por los resultados pero que va más allá de lo deportivo. A De la Rosa se le ve en la clasificación con 'cero points' y el Sauber le dejó tirado otra vez con problemas en el motor. «Estoy muy decepcionado, hemos perdido una gran oportunidad», confesó. Asoma la guillotina y su entorno anda molesto por las palabras del dueño del equipo, Peter Sauber, que vino a decir en público que la cosa no funcionaba y que había problemas de adaptación. Lo que no va es el coche, ya que Kobayashi todavía no ha acabado ni una sola carrera.

La parrilla -ya no sólo los pilotos, también periodistas, mecánicos, cocineros...- anda como loca buscando alternativas para salir de China, víctima de la nube tóxica que paraliza a medio planeta. Poco más destacado de la cita de Shanghai, en donde apenas hay 'celebrities' -hay tantas pegas para entrar al país que más de uno se lo piensa- y el pueblo no llena casi nunca las gradas.

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