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AGENCIAS
Lunes, 26 de abril 2010, 02:21
Sólo la abstención empañó el abrumador triunfo que cosechó ayer el socialdemócrata Heinz Fischer, reelegido para otros seis años con casi el 79% de los votos en las presidenciales de Austria. La participación fue tan sólo del 49% -71,6% en 2004-, la más baja registrada en la república alpina desde la Segunda Guerra Mundial. Este hombre de 72 años, miembro del Partido Socialdemócrata Austríaco (SPÖ) desde su juventud y conocido por su escaso carisma pero también por su moderación y su constante búsqueda del consenso, es el político más estimado en la escala de popularidad nacional. Anoche se mostró «muy satisfecho» y «muy agradecido» por esta absoluta mayoría.
En segundo puesto, pero muy alejada de Fischer, se quedó Barbara Rosenkranz, la candidata del ultraderechista Partido Liberal Austríaco (FPÖ), que alcanzó el 16% de los votos y que en las últimas semanas fue conocida en el extranjero por su ambivalente postura hacia el nacionalsocialismo más que por su programa electoral sobre el futuro de Austria. Rosenkranz atribuyó sus pobres resultados a lo que calificó de «caza de brujas» organizada por los medios de comunicación contra ella.
Aún menos votos, un 5%, recogió Rudolf Gehring, un perfecto desconocido en el espectro político austríaco, del Partido Cristiano de Austria, y que se ha manifestado contrario al aborto y ha condenado la homosexualidad. La muy cómoda victoria que Fischer obtuvo ayer contrasta con los apretados resultados que logró en las elecciones de 2004.
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