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Uno de los diseños previos de lo que será la nueva residencia de San Felices de Buelna, en el parque de Tarriba. :: DM
El Ayuntamiento exportará al resto de Cantabria el diseño de su novedoso geriátrico
SAN FELICES DE BUELNA

El Ayuntamiento exportará al resto de Cantabria el diseño de su novedoso geriátrico

La residencia de mayores se adecuará al terreno, tendrá accesos directos al exterior y, más que un hotel, pretende ser un gran hogar

NACHO CAVIA

Lunes, 26 de abril 2010, 09:43

San Felices de Buelna exportará al resto de la región un nuevo concepto de residencia para mayores. Superando incluso la calificación de hotel, se acerca más a lo que pudiera ser una gran casa común, con accesos directos al exterior, libertad de movimientos o la cercanía de todos los servicios posibles, no sólo para los mayores, sino también para sus nietos. El Ayuntamiento que preside José Antonio González Linares quiere lo mejor para sus mayores «como homenaje y porque es querer lo mejor para todos nosotros, que ahí llegaremos». La adjudicación definitiva del proyecto ha sido el primer ejemplo de elección cuidada. Es una unión temporal de empresas la que se ha quedado con esa adjudicación: Núcleo, de Valladolid, para construir el edificio; Ballesol, de Madrid, para gestionarlo: la idea y el diseño, de un gabinete de arquitectura cántabro, de Los Corrales de Buelna, dirigido por Óscar del Val.

La idea parte de adaptar la residencia a su entorno, al gran parque natural de Tarriba que la va a albergar, con 200 hectáreas de zona verde, y a los edificios públicos que se levantan en él, un centro social y otro multiusos. Ambos aprovechan el fuerte desnivel del terreno para mantener una planta principal con acceso directo desde la entrada al parque y otra planta por debajo de esa. Lo mismo hará la residencia, siguiendo la línea recta que marcan los otros dos edificios, quedando en el medio de ambos y teniendo acceso directo a la calle en las dos plantas, gracias a ese fuerte desnivel.

El proyecto completo ocupará unos 5.000 metros cuadrados de terreno, alterando la entrada actual al parque, llevándola hacia el este para crear más plazas de aparcamiento y una mejor distribución de los distintos accesos a los edificios ya existentes y la propia residencia. Ésta dispondrá de 3.000 metros cuadrados, 1.500 por planta, ni uno de barrera arquitectónica. Además de salas comunes, de estar, comedor, cocina, capilla e incluso velatorios, las dos plantas tendrán habitaciones: la planta principal 10 dobles y 24 individuales; la planta baja otras 10 dobles y 18 individuales. En total 62 habitaciones para 82 plazas, la mayoría concertadas gracias al apoyo del Gobierno regional. Las dobles tendrán baño propio y las individuales compartirán un baño cada dos. Las de la planta baja tendrá acceso al jardín para mayor libertad de los residentes. Y todas a un patio que servirá como comedor en los días de calor o terraza para tomar un café y disfrutar del buen tiempo.

Las salas comunes, acristaladas, aprovecharán el sol orientándose al sur. Habrá tres grandes ascensores entre las dos plantas, todos aptos para camillas. Y para ofrecer un buen servicio también hay que pensar en facilitar la tarea. Por ejemplo se habilita un carril para vehículos directo a la cocina y otro a los velatorios.

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