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Romántico. Alastair Carmichael con su Minerva. :: ROBERTO RUIZ
«Mi imprenta difiere en poco a la inventada por Gutenberg»
ALASTAIR CARMICHAEL, DE OFICIO... IMPRESOR

«Mi imprenta difiere en poco a la inventada por Gutenberg»

MAXI DE LA PEÑA

Domingo, 2 de mayo 2010, 12:30

La imprenta moderna, inventada por Johannes Gutenberg, se creó alrededor del año 1440. El problema de la imprenta no era cómo imprimir, sino disponer de papel barato y en suficiente cantidad. Ya los romanos tuvieron sellos que imprimían inscripciones sobre objetos de arcilla. A finales del siglo XX, nuevos horizontes se desplegaron con la llegada de la impresión digital. El ahorro de tiempo y los costos ofrecidos por las nuevas técnicas han dado un vuelco a la industria editorial.

Pero siempre quedan románticos, personas que luchan contracorriente. Este el caso del impresor y librero de viejo, el inglés Alastair Carmichael (Sussex, 1959), que junto a su mujer Carmen Alonso montaron una librería en el año 1993 en Lloreda de Cayón, en una casa tradicional montañesa. «En nuestra imprenta artesanal editamos libros de poesía en tiradas cortas y numeradas. Usamos técnicas tipográficas que han variado poco en los quinientos y pico años que han transcurrido desde el invento de Gutenberg».

Carmichael explica que «empleamos tipos Ibarra, el tipo más clásico español, y una Minerva manual que data de principios del siglo XX». Los utensilios de imprenta, la maquinaria, los tipos, los chivaletes, los componedores de bronce, los espacios, las regletas y las grandes letras de madera proceden de dos imprentas tradicionales de Santander.

El impresor y librero de viejo recuerda que empezó a imprimir sus libros hace ocho años, después de preparar un catálogo sobre el poeta e impresor de la Generación del 27, Manuel Altolaguirre. «En España -dice- no hay tradición en absoluto de la Private Press, de imprentas no profesionales, imprentas ermitañas, pero sí ha habido grandes impresores, como los Cromberger de Sevilla en el siglo XVI, la gran renovación de la imprenta española a finales del siglo XVIII, con Joaquín Ibarra, Sancha, o el valenciano Benito Cano, o los Aguirre en el siglo XX, por dar unos breves ejemplos».

Dentro de este exhaustivo conocimiento de la historia de su oficio, comenta que en los primeros años del siglo XX, «empezaron a salir las ediciones de Alberto Jiménez Fraud, muchas veces ayudado y aconsejado por Juan Ramón Jiménez, unos libros no muy caros, no de alta bibliofilia, pero cuidadísimos, de un gusto y una elegancia impecable. En los años XX vieron la luz las ediciones de Gabriel García Maroto, muchas veces con sus propias ilustraciones xilográficas».

Pero el gran maestro de la imprenta artística del siglo XX en España ha sido el malagueño Manuel Altolaguirre. «Todos sus libros llevan su estampa personal, una pureza y pulcritud de tipografía, una belleza que, sin adornos ni trucos, deriva directamente de la composición de los tipos en la página», precisa Alastair Carmichael.

Y después de tener alguno de estos libros sus manos, el impresor inglés afincado en Cantabria quiso ver si era capaz de producir algo parecido. «Tuve la gran suerte de que mis sueños de imprenta coincidieran con el cierre de dos imprentas tradicionales en Santander, así que tuve la oportunidad de comprar una Minerva manual, tipo Boston, fabricada a principios del siglo XX, otra máquina mayor, con motor eléctrico, quizás de los años 20, un gran número de chivaletes con tipos Ibarra desde el diminuto 6 hasta el 48, y también una cantidad de tipos de madera, clichés y planchas de grabado».

Para empezar la obra tuvo la buena fortuna de encontrar a una joven, y muy buena poeta santanderina, Maribel Fernández Garrido, quien estaba dispuesta a arriesgar su último poemario en manos de un claramente inexperto impresor novato. Fue cuando descubrió que a pocos kilómetros de Lloreda, en Muriedas, había unos fabricantes de papel artesanales, Dínamo, que hacían papeles de una amplia variedad de materias primas, y además tenían un taller de encuadernación.

Después de este primer intento, Alastair Carmichael ha publicado libros de otros poetas jóvenes, algunos ya muy conocidos, otros ya muertos». Su última producción son los 'Seis poemas galegos', de Federico García Lorca. Lo tiene claro, pese a la crisis y los nuevos sistemas tecnológicos: «Seguiremos imprimiendo».

Para Carmichael, «pocas cosas hay más gratas» que pasear la mirada por las estanterías de cualquier librería de viejo repasando lomos, títulos y publicaciones de las más variadas materias. Sin buscar, pero acariciando la idea de encontrar aquella edición que un día se perdió, o que faltaba para completar cualquier colección, o una belleza individual para el espíritu. Libros de papel tornados de color, con cortesías aromatizadas de antiguas tipografías; libros ilustrados con viejos grabados y capitulares barrocas; primeras ediciones inalcanzables de precio. «El valor del libro aumenta con la solera de la espera», dice.

«Sopesar la textura del libro, hojear su contenido, buscar lo que pudo ser una dedicatoria es emocionante; en los estantes de la librería de viejo se guardan las huellas de las relaciones de amistad, de amor y de afecto. Recuerdos, ejemplares que guardaron los secretos de la lectura indiscreta o clandestina, incluso. En las horas de la noche en las que la librería de viejo se cierra, los personajes de novela cobran vida y deambulan en busca de un propietario». Así resume su particular filosofía este impresor y librero de origen británico.

El bibliófilo puede encontrar en este rincón de Cantabria las más antiguas publicaciones, que en muchos casos busca con desesperación, porque todavía queda algún fascinante artesano de la imprenta.Carmichael Alonso Libros se encuentra en Lloredo de Cayón y el número de teléfono de contacto es el 942/555753.

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