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T. SAN JOSÉ
Miércoles, 12 de mayo 2010, 10:05
La abogada que ejerce la defensa de Ángel C. S., acusado de ser el causante de un incendio que hace cinco años acabó arrasando 31 hectáreas de monte en el término municipal de Cieza, considera que los agentes forestales que el lunes le reconocieron como la persona que provocó el fuego, «le tienen manía». Ayer, durante la segunda sesión de este juicio con jurado que se sigue en la Audiencia Provincial y que concluirá hoy, un perito certificó que el siniestro tuvo diez focos diferentes y otro que el día de autos no había avisos de riesgo de incendios.
Ángel C. S. se enfrenta a una petición de condena de ocho meses de cárcel y al pago de una multa de 4.500 euros y de una indemnización de más de 13.800 euros porque la Fiscalía y la acusación particular (que ejerce el Gobierno) le señalan como la persona que prendió una serie de fuegos que arrasaron 31 hectáreas de un monte de utilidad pública en Cieza, situado en parte dentro de la Reserva del Saja.
Antes de que interviniera la defensa de Ángel C. S. y pusiera en duda la imparcialidad de los agentes, participaron en la sesión dos peritos: Ramón Celis, jefe de la Sección de Climatología del Centro Meteorológico Territorial en Cantabria y Asturias (Aemet), y Francisco Javier Manrique, jefe de la Sección Forestal Segunda Besaya/Cabuérniga, zona a la que pertenece el lugar incendiado.
Celis aportó datos meteorológicos de aquel 16 de marzo de 2005 y aseguró que «ese día no había avisos de riesgo de incendios. No desde Aemet» conforme a los parámetros que se manejan desde ese organismo. Referente al viento Celis indicó que el día de autos «amaneció con sures, cambio a componentes norte y por la tarde volvió a sures», aunque precisó que los vientos eran flojos y que cuando tienen esa intensidad suele haber cambios de dirección, en algunos casos provocados por la orografía de la zona.
Por su parte, Manrique sostuvo que «aquel día el índice regional era de alerta» en relación a los datos que manejaba el Gobierno de Cantabria. El jefe de la Sección Forestal Segunda indicó que «el fuego tuvo diez focos » y aseguró que «todos ellos tuvieron propagación», y a preguntas de la acusación particular indicó que había sido «intencionado, con finalidad ganadera, para regenerar pastos». Respecto a la no intervención, Manrique señaló que ese mismo día se produjeron nueve incendios en la región y que «discriminaron en función del peligro, y éste (por el de Cieza) no avanzaba de forma virulenta ni amenazaba viviendas o personas».
La fiscal, en el turno de conclusiones, hizo hincapié en las contradicciones en las distintas declaraciones del acusado (permisos, dedicación, lugar, derechos de fincas, etc.); en que Ángel C. S. «no cumplió con ninguna de las condiciones de ese permiso, si es que lo tenía», y en que los testigos han demostrado lo que hacía («prender focos de fuego») y dónde («en su finca, en las adyacentes y en el monte de titularidad pública»), una línea que mantuvo la acusación particular, quien añadió que «la intencionalidad ha quedado demostrada» y que el acusado «ha jugado al despiste. Él dijo que 'nadie como yo cuida el monte', y yo añado: 'tan mal'».
La defensa pidió la absolución de Ángel C. S. y frente a las declaraciones oídas en el juicio señaló que «ni los agentes ni el perito son imparciales» y llegó a afirmar que «(los agentes) le tienen manía» a su defendido. «Mi representado ni ha quemado el monte ni tiene intención de quemar nada», concluyó. En su alegato final Ángel C. S. aseguró al jurado: «No he quemado el monte. De verdad, de verdad».
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